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José Jaramillo es el testigo clave para esclarecer qué hacían varios universitarios manipulando explosivos en el edificio Maldonado, en Bogotá. Se presume que eran milicianos de las Farc

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El ecuatoriano que engañó a las Farc

José Giovanni Jaramillo, el sobreviviente de la explosión de un edificio en el centro de Bogotá, es un reconocido farsante en su país. El periodista Allen Panchana Macay, jefe de información de la cadena 'Ecuavisa', descubrió su historia secreta.

22 de abril de 2006

José Giovanni Jaramillo, un ecuatoriano de 31 años que se recupera de varias heridas en una clínica de Bogotá, es la persona clave para esclarecer qué pasaba en el apartamento 201 del edificio Maldonado cuando el domingo pasado estalló en mil pedazos. Al parecer, un error en la manipulación de explosivos por parte de milicianos de las Farc causó la tragedia.

La vida de José Jaramillo ha sido casi un invento. Habla de su padre como un hombre perfecto, pero éste nunca existió. Creció como hijo único, bajo la sombra materna. Decía ser un destacado ingeniero mecánico, pero, tras 11 años de estudios en la Escuela Politécnica de Guayaquil, ni siquiera aprobó la mitad de las materias. Comentaba siempre sobre imaginarias ofertas de becas que recibía, para hacer maestrías o diplomados en universidades extranjeras. Tampoco existieron su hermana mayor, su novia ni los cientos de universitarios que lo proponían para que él fuera catedrático. Jaramillo se sentía ingeniero, sin serlo y ese título se le convirtió en una obsesión.

En Internet hay varios de sus avisos: "Dicto clases de cálculo, física, termodinámica y dinámica. Interesados llamar al 2200335". El número telefónico es de la casa de su madrina, Aura Jaramillo, en un barrio de clase media, al noroeste de Guayaquil, quien murió. Hasta el día de su sepelio, Jaramillo dijo que se trataba de su madre. Sin embargo, su verdadera mamá es Olga Ortiz, una humilde mujer que vive en Estero de Piedra, un lejano sector rural.

La mujer de 53 años, gruesos lentes, y caminar lento, se sorprendió con la noticia de que su hijo estaría involucrado con las Farc: "No puede ser. Él es un niño educado, que se ha ido becado a Colombia y Venezuela" le dijo a SEMANA.

Los viajes son ciertos, pero no las becas. Samuel Robalino, presidente de la Asociación de Estudiantes de Ingeniería Mecánica de la Politécnica, revela que José Jaramillo había hecho contactos con dirigentes estudiantiles colombianos y venezolanos, de tendencia marxista. "No creo que haya llegado al punto de hacer bombas", dice. Sin embargo, las autoridades colombianas piensan otra cosa. Los rastros de explosivos y la propaganda insurgente que encontraron entre los restos del edificio hacen creer que universitarios vinculados a la guerrilla hacían parte de una campaña de terrorismo para Bogotá, con motivo de las elecciones que se realizarán en mayo. Sólo la explosión del domingo dejó seis muertos.

En Guayaquil, Ecuador, muchos se preguntan si José Jaramillo era un nexo entre las Farc y universitarios de ese país. Hay pistas de que sí. Según testimonios recabados por SEMANA en la Escuela Politécnica de Guayaquil. "Siempre hay grupos de izquierda interesados en reclutar técnicos en explosivos. Es un rumor que ha tomado fuerza en el último año, aunque las autoridades de la universidad no le han dado importancia, como sí se la dio Jaramillo", dice un maestro de esa universidad.

Otros recuerdan al enigmático ecuatoriano como alguien reservado con sus asuntos personales, con apariencia de intelectual, cubierta tras sus anteojos, sus camisas y corbata. Trigueño, de baja estatura y caminar encorvado. Se presentaba como un ingeniero de vasta experiencia y catedrático de excelencia. También recuerdan que siempre estuvo interesado en la política y que gracias a ello consiguió un trabajo temporal en la compañía eléctrica Electroquil. El decano de la facultad de ingeniería mecánica, Eduardo Rivadeneira, revela incluso que aquel alumno mediocre reprobó 53 de 98 materias. Errores que probablemente repitió en su apartamento de Bogotá, cuando estalló la bomba que le cambió la vida.