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El efecto 'Jojoy'

La semana pasada el dólar alcanzó su cotización más alta desde que se eliminó la banda ambiaria el año pasado. ¿Culpa de las Farc?

5 de junio de 2000

Los economistas colombianos no logran ponerse de acuerdo a la hora de explicar el repunte que ha tenido el dólar en los últimos días. Por un lado están quienes consideran que la escalada de la divisa se debe a las amenazas del ‘Mono Jojoy’ contra la población civil y a la incertidumbre política existente en el país con el tema del referendo. Por el otro están quienes opinan que la desvalorización del peso es el resultado de una pugna natural entre el exceso de demanda por dólares y la escasez de oferta de los mismos. Mayor aún es la falta de coincidencia sobre los alcances y el impacto que tiene la escalada de la moneda estadounidense. Unos dicen que beneficia a Colombia, pues disminuye el déficit en la cuenta corriente. Otros que la perjudica, pues produce una salida masiva de capitales, una baja en la inversión y una mayor migración de colombianos al exterior. En lo que todos coinciden es en la incertidumbre que genera la volatilidad del peso en momentos en que el costo de la deuda de las empresas se ha incrementado, los fondos extranjeros han comenzado a liquidar sus inversiones en el país y las firmas calificadoras de riesgo tienen sus ojos puestos en el acontecer nacional. La escalada del dólar —que se llegó a negociar el viernes pasado a 2.043 pesos— profundizó una tendencia que se inició a comienzos del año y llevó la divisa al punto más alto desde que se eliminó la banda cambiaria en septiembre de 1999. Y no precisamente por motivos económicos. Expertos de la talla del ex ministro Rudolf Hommes aseguran que la devaluación de la moneda se debe al nacimiento de una nueva autoridad en materia monetaria y de administración de justicia: las Farc. Y lo mismo piensa Javier Fernández Riva, para quien “las amenazas de las Farc de poner sus propios impuestos tienen amedrentados a los inversionistas, quienes desconcertados por la inestabilidad política han salido en forma masiva a comprar dólares y a recomponer sus portafolios de inversión”. Según Fernández Riva, lo más preocupante es que los mercados se sienten indefensos ante las leyes y decretos que propone la guerrilla. “Ningún inversionista extranjero vendría a Colombia sabiendo que el ‘Mono Jojoy’ maneja la política tributaria”, aseguró el economista. Lo malo es que tal situación podría traer una baja adicional en la calificación de riesgo del país, con todas sus consecuencias: la inversión extranjera sería mucho menor, la deuda interna tendería a aumentar y el cronograma de privatizaciones podría sufrir un nuevo atraso. Todo lo cual, unido a la posibilidad de que el gobierno no cumpla con las metas del FMI, podría frenar, definitivamente, la reactivación económica. El gobierno, no obstante, es menos pesimista. Para el ministro de Hacienda, Juan Camilo Restrepo, “las cosas hay que verlas en su justa dimensión y perspectiva. El dólar —al moverse en un mercado libre— está simplemente reaccionando ante una situación de exceso de demanda contra una escasez de oferta ”. Para el Ministro, el alza de 26 pesos en los dos últimos días de la semana pasada está dentro de los márgenes normales de fluctuación del mercado cambiario. “La devaluación de la moneda ni es desproporcionada ni mucho menos ha generado una salida de capitales. Por el contrario, creo que va a empezar a estabilizarse”, afirmó el Minhacienda. De la misma opinión es el gerente del Banco de la República, Miguel Urrutia, para quien el aumento del dólar obedece a que en los últimos meses el peso se hallaba revaluado. Según Urrutia, la fase devaluativa de estos días no debe generar ansiedad en el mercado. El gerente del Emisor confía en que el dólar regrese a un nivel estable en las próximas semanas. Lo cierto, sin embargo, es que para la mayoría de los analistas la presión alcista del dólar no está fundamentada en las expectativas sobre el futuro del mercado sino sobre el futuro del país. Y por eso la responsabilidad de rescatar la moneda recae principalmente en el gobierno. Más que actuar sobre los fundamentos económicos, esta vez la suerte parece recaer en la eliminación de la incertidumbre política y social.