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Y EL ELN

¿Seguirá primando la línea militarista de las Farc frente al nuevo gobierno? Análisis de SEMANA.

25 de mayo de 1998

La última vez que el presidente Ernesto Samper invitó al estado mayor de las Farc a sentarse en una mesa de negociación fue el pasado 2 de abril durante la instalación del Consejo Nacional de Paz. El mensaje del jefe de Estado, que incluía el retiro del Ejército de algunas zonas del país, ni siquiera mereció una respuesta. Sin embargo esta actitud de los alzados en armas no sorprendió a nadie porque en los últimos 18 meses Samper le hizo al menos cinco propuestas idénticas a 'Tirofijo', que tampoco tuvieron eco. Sí, pero noLa decisión de las Farc de rechazar cualquier tipo de acercamiento con el gobierno, pese a que podrían obtener jugosos dividendos políticos, parece estar basada en una razón fundamental: el convencimiento del secretariado de las Farc de que la debilidad de la actual administración _originada por la crisis política_ no conduciría a ningún lado en materia de diálogos de paz. Es decir, que cualquier acuerdo carecería de legitimidad. El único intento en firme para iniciar un eventual proceso de negociación entre el gobierno y las Farc se dio en el primer semestre de 1995, cuando el Ejecutivo aceptó la propuesta del grupo guerrillero de despejar la región de La Uribe para permitir el ingreso de los miembros del secretariado que se reunirían con los delegados gubernamentales. No obstante, el incipiente proceso quedó hecho trizas a finales de junio cuando los militares, encabezados por el entonces comandante del Ejército, general Harold Bedoya, se opusieron a abandonar el santuario de las Farc reconquistado cinco años atrás. Así, tras el famoso memorando de Bedoya conocido públicamente como 'Ruido de sables', las Farc vieron que el Ejecutivo empezó a replantear su oferta inicial de despeje de La Uribe hasta que pocas semanas después la desmilitarización de esa parte del Meta quedó totalmente descartada. Entonces el secretariado de las Farc tomó la decisión de congelar futuras aproximaciones con voceros gubernamentales y determinó cambiar de libreto: en adelante la organización desarrollaría la denominada fase de combate, es decir, la ejecución de operaciones encaminadas a fortalecerse militar y políticamente a través de golpes de opinión.Esta determinación se tradujo de inmediato en un reposicionamiento geográfico de algunos miembros del secretariado. Jorge Rojas Briceño, el 'Mono Jojoy', quien desde finales de 1992 ocupaba el doble cargo de miembro del estado mayor y jefe militar, se convirtió en la sombra de Manuel Marulanda Vélez, Tirofijo', el máximo comandante de las Farc. Al mismo tiempo, fue reorganizado el bloque sur, comandado entonces por Milton de Jesús Toncel, alias 'Usuariaga'. Golpe tras golpeLa nueva estrategia militar de esa organización no pudo ser más contundente: el 16 de abril de 1996 fueron asesinados 31 militares en Puerres, Nariño; el 31 de agosto de ese año fue tomada la base de Las Delicias, donde cayeron 27 soldados y otros 60 fueron secuestrados; el 3 de febrero de 1997, en San Juanito, Meta, murieron otros 16 militares; el 21 de diciembre del mismo año perecieron 11 soldados y otros 18 fueron secuestrados tras el asalto al cerro Patascoy, y el primero de marzo de este año las Farc arrasaron un batallón de la brigada Móvil Nº. 3 en el Caquetá, mataron a 82 soldados profesionales y retuvieron a otros 43.Durante todo este tiempo 'Tirofijo' y el 'Mono Jojoy' establecieron su centro de operaciones en los Llanos del Yarí, al norte del Caquetá. Allí fueron protegidos por los frentes 2, 3, 14, 15 y las compañías móviles 1 y 2 Teófilo Forero, coordinadas por 'Usuriaga'. Lo que ocurrió en septiembre y octubre del año pasado, cuando el Ejército desarrolló la operación Destructor II para desalojar a 'Tirofijo' de los Llanos del Yarí, demostró que la estrategia militar de las Farc había superado la denominada etapa de la guerra de guerrillas por una fase más avanzada conocida como la guerra de posiciones. Por más de tres semanas unos 3.000 soldados, apoyados por la Fuerza Aérea, combatieron con el cordón de seguridad de 'Tirofijo' y 'el Mono Jojoy', pero sin mayores resultados. Al término de la operación militar dos de los máximos cabecillas de la organización permanecieron en la zona mientras el Ejército debió replegarse. Así, mientras el comandante de las Farc y su jefe militar se escondían en la selva y repelían a las Fuerzas Militares, los demás miembros del secretariado, los que encarnan la denominada línea política o ideológica _formados por el extinto Jacobo Arenas_, como Alfonso Cano, Timoleón Jiménez, Iván Márquez o Efraín Guzmán, permanecieron como espectadores en otras regiones del país (ver mapa).La fase militar o de combate en que se encuentran las Farc desde 1995 explica el porqué de la cercanía entre 'Tirofijo' y el 'Mono Jojoy'. Pero no significa que la denominada línea blanda o ideológica haya sido vencida, pues al fin y al cabo el secretariado tiene una estructura horizontal en la que cada uno de sus siete miembros tiene influencia sobre las decisiones de toda la organización. No obstante, es predecible que las cosas continúen como están hasta el relevo presidencial cuando, si se dan las condiciones para un proceso de negociación, los ideólogos del secretariado regresen a acompañar a 'Tirofijo'. "Las cercanías coyunturales hacia el comandante están en función de si el momento es político o militar. Actualmente la coyuntura que rige a las Farc es la militar. De ahí que el 'Mono' y 'Usuriaga' acompañen continuamente a 'Tirofijo", explicó a SEMANA una fuente que conoce a fondo el funcionamiento de las estructuras de mando de las Farc.Con todo, las Farc están abocadas a definir una estrategia para afrontar las nuevas circunstancias del país, que en pocos meses tendrá un nuevo jefe de Estado y una nueva línea de mando en las Fuerzas Militares. De un lado, el secretariado de las Farc deberá decidir si opta por el camino de la confrontación militar, pues al fin y al cabo en los últimos dos años ha demostrado que tiene la capacidad necesaria para hacerlo. Los organismos de seguridad del Estado creen que esa organización mantendrá su línea actual. Para corroborar esa teoría los investigadores sostienen que han logrado establecer que las Farc desplazaron a por lo menos 3.000 milicianos ya entrenados que se han camuflado en diversos lugares de Cundinamarca y la capital del país.De otro lado, 'Tirofijo' y sus hombres pueden decidirse por la estrategia política, que consiste en buscar acercamientos con el nuevo gobierno para conseguir dividendos tanto políticos como publicitarios. Después de todo tienen un gran botín en sus manos: los 61 soldados secuestrados en Patascoy y El Billar. Ante tamaño 'guardado' al Ejecutivo le va a quedar muy difícil asumir posiciones de fuerza.Sin embargo, quienes conocen a las Farc por dentro están convencidos de que la organización va a echar mano del garrote y la zanahoria para afrontar lo que viene. Al fin y al cabo, llegar a la Casa de Nariño sigue siendo su ambición. nn Desde 1995 y para enfrentar al Ejército, 'El Mono Jojoy'se convirtió en la sombra de 'Tirofijo'
¿Y el ELN?
Si se confirman dos hechos ocurridos recientemente en torno al ELN podría afirmarse con razón que tras la muerte de su máximo líder, el cura Manuel Pérez Martínez _ocurrida hace más de dos meses_ esa organización empieza a dar un giro hacia el endurecimiento definitivo de sus posiciones frente a un eventual proceso de paz con el gobierno.Primero, la posible designación de Carlos Guarín, alias 'Pablo' o 'Pablito', en el estado mayor del frente de guerra Nororiental del ELN, quizá la mayor estructura militar de esa organización, similar en poderío al bloque sur de las Farc. Este hombre, sobre quien los organismos de seguridad no tienen mucha información, fue comandante de la conocida compañía Simacota, del frente Domingo Laín Sáenz, y se le reconoce una gran capacidad para la ejecución de acciones militares y terroristas. Segundo, el posible relevo de Francisco Galán y de Felipe Torres _quienes se encuentran detenidos en la cárcel de alta seguridad de Itagüí_ como negociadores oficiales del ELN ante el gobierno. Todo indica que este cargo será asumido por Milton Hernández, responsable del frente internacional y quien jugó un papel importante en los acercamientos que en febrero pasado terminaron con la firma del acuerdo de Viana, suscrito en España por esa organización guerrillera con emisarios del gobierno y miembros de la Comisión Nacional de Conciliación. De acuerdo con información proveniente de círculos bien enterados cercanos al ELN, la nueva cúpula de la organización habría tomado la decisión de desautorizar cualquier gestión de Galán y Torres con funcionarios gubernamentales. Las autoridades han empezado a mirar con interés el proceso interno que vive actualmente el ELN, pues han comenzado a observarse comportamientos afines con la estrategia militar adelantada por las Farc desde hace casi dos años.