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EL ESPIA DE CARACAS

SEMANA revela la verdadera historia de Santiago Rojas, el médico de Andrés Pastrana, a quien <BR>el ELN acusó equivocadamente de espionaje.

22 de marzo de 1999

Hasta el martes de la semana pasada Santiago Rojas Posada era conocido en Colombia
como un prestigioso médico bioenergético que había alcanzado muy buena reputación en el campo de la
sanación con esencias florales y en el tratamiento de pacientes terminales. Había aparecido varias veces en
televisión hablando deltema, sobre sus experiencias en la ciencia de la terapia floral y sobre la eficacia de su
método como complemento de la medicina tradicional. Sin embargo ese martes en la mañana los
colombianos se despertaron escuchando su nombre por un tema totalmente distinto. En una entrevista
concedida a RCN el comandante del ELN, Nicolás Rodríguez Bautista, alias 'Gabino', lo había acusado de
realizar labores de inteligencia con un aparato detector de señales durante la fallida reunión sostenida en
Venezuela el fin de semana anterior entre el alto comisionado para la paz, Víctor G. Ricardo, y el
comandante del ELN, Antonio García. "Rojas no estaba invitado ni reconocido oficialmente para que asistiera
a esa ronda", dijo 'Gabino'. Aunque horas después el propio Rojas se encargó de aclarar a la opinión pública
las verdaderas funciones de los aparatos que portaba durante la reunión (ver recuadro), la noticia sobre su
participación en los diálogos no dejó de causar sorpresa. ¿Qué papel estaba jugando el médico de Andrés
Pastrana en los acercamientos con el ELN?El hombre de confianzaLa respuesta tiene que ver con la relación
que Santiago Rojas mantiene desde hace algún tiempo tanto con el presidente Pastrana como con el vocero
del ELN, Francisco Galán. Al primero lo conoció hace aproximadamente 10 años, cuando atendió a una
prima del mandatario que se encontraba en proceso terminal. Como el trabajo de Rojas consiste en preparar
al paciente para enfrentar la muerte, pero también a la familia para asumir el duelo, de alguna manera
Santiago y Andrés comenzaron a estrechar vínculos durante ese proceso. Sin embargo la verdadera amistad
surgió tiempo después, más concretamente en junio de 1994, el día en que Andrés Pastrana perdió las
elecciones presidenciales frente a Ernesto Samper. Esa misma noche y por sugerencia del propio
Pastrana, Santiago se encargó de atenderlo durante tres largas horas para ayudarlo a superar lo que Andrés
había vivido como un duelo. A partir de ese instante Rojas se convirtió no sólo en su médico de cabecera sino
en su más sólido soporte en los tiempos de crisis. Tanto que su labor sería fundamental para que Pastrana
saliera adelante de los difíciles momentos que vivió tras el episodio de los narcocasetes. A Francisco Galán,
en cambio, lo conoció en la cárcel. De manera paralela a sus consultas médicas Rojas venía desarrollando de
tiempo atrás programas de rehabilitación en diversas cárceles del país. El mecanismo era similar al
utilizado con los pacientes terminales: intentar que quien hubiera perdido su libertad pudiera asumir ese
duelo con optimismo a pesar de las circunstancias. En una de sus visitas a la cárcel de Itagüí Galán le salió al
paso: "Yo lo conozco a usted _le dijo_. He leído sus artículos en la revista Notas de Luz y lo ando
buscando desde hace rato". Sin que ninguno de los dos lo supiera entonces ese encuentro, que en un
principio determinó el inicio de una relación exclusivamente médica, sería esencial para el destino de las
primeras aproximaciones entre el gobierno actual y el ELN.Cuando Andrés Pastrana asumió la Presidencia el
pasado 7 de agosto ya Santiago Rojas se había transformado en su hombre de confianza. Lo había
seguido prácticamente durante toda la campaña electoral, apoyándolo con esencias florales, métodos de
control de estrés y técnicas de meditación. Incluso acompañó a Pastrana en los debates de los candidatos
por televisión. Y cuando éste se posesionó como Presidente de la República, Rojas fue el encargado de
adecuarle el despacho conforme a las teorías de la geobiología, para liberarlo de cualquier contaminación por
emisiones electromagnéticas. Así las cosas ni a funcionarios ni a periodistas de la Casa de Nariño les resultó
extraño que Santiago Rojas comenzara a aparecer en el despacho presidencial dos y tres veces por
semana. Sin embargo, alrededor de sus visitas a Palacio surgieron varias especulaciones. Desde las que
apuntaban a una consulta habitual para el tratamiento del estrés y el control mental del Presidente hasta las
más osadas, que apostaban por toda clase de extraños sortilegios con los que Santiago mantenía alejados los
malos espíritus. "Para mí era mejor que pensaran eso porque mi verdadera labor debía mantenerse en el más
completo sigilo", le dijo Rojas a SEMANA. Manos a la obraEn efecto, las visitas a Palacio tenían un propósito
distinto. Cada uno por su lado, pero simultáneamente Pastrana y Galán venían dialogando con Rojas sobre las
posibilidades de que sirviera de mediador en la aproximación entre ambas partes. Al fin y al cabo Santiago no
sólo tenía experiencia en resolución de conflictos en las cárceles sino que era un hombre de absoluta
credibilidad tanto para el Presidente como para el vocero del ELN. Rojas aceptó y de inmediato se puso a
trabajar en el tema. Desde entonces y en medio de una total discreción de parte y parte _antes de que
sucediera el episodio del supuesto espionaje_ Santiago no hizo otra cosa que cumplir con su misión. Fue él
quien sirvió, entre otras cosas, de mediador para que Víctor G. Ricardo se reuniera en la vereda de Río Verde
con el comandante Santos, del comando central del ELN, y para queposteriormente Francisco Galán y Felipe
Torres pudieran asistir a la cita de la convención de octubre pasado; fue él quien se encargó de limar las
asperezas entre el gobierno y el ELN luego del atentado de Machuca, que le costó la vida a 72 personas y
tras el cual el grupo subversivo terminó reconociendo su error. Y finalmente fue él quien se encargó de mediar
en el último encuentro entre el comandante Antonio García y el alto comisionado Víctor G. Ricardo en
Venezuela el pasado 13 de febrero. Sólo que en esta oportunidad ocurrió un error logístico. Como la reunión
pintaba difícil, Santiago fue llamado a última hora _con la venia del propio Francisco Galán_, para que
acompañara a Víctor G. en el viaje. Sin embargo los miembros del comando central del ELN no fueron
avisados a tiempo. Alta tensiónQuizás esto explique la relativa desconfianza con la que fue recibido Rojas por
Antonio García. El comandante del ELN no es amigo de las sorpresas y el hecho de no haber sido informado
oportunamente sobre su participación en el encuentro lo molestó. Sin embargo las conversaciones se llevaron
a cabo tal y como había sido planeado. Santiago hizo parte de una reunión inicial, pero luego los delegados de
ambos bandos se reunieron a solas hasta altas horas de la noche. "Mi función era la de participar pero no la
de intervenir", dice Rojas. Una vez culminada la ronda del sábado todos se sentaron a comer. Durante este
lapso a los delegados del ELN les llamó la atención el pequeño maletín que había llevado Santiago en su
equipaje. Se trataba de una serie de instrumentos que Rojas utiliza para medir campos electromagnéticos y
fugas eléctricas y que carga en todos sus viajes al lado de su fonendoscopio y su tensiómetro. "Las razones
por las cuales llevaba el maletín fueron fundamentalmente tres: la primera, que desde hace 15 años vengo
estudiando el tema de los campos electromagnéticos y sobre cómo influyen en la salud del individuo; la
segunda, que tengo dos pacientes terminales en Venezuela y pensé que podría verlos; y la tercera, que desde
que hice mi rural en Aerocivil hace 12 años estoy evaluando el posible daño por radiación ambiental y por
radiación electromagnética producido por los aviones. Eso es todo, no tiene nada que ver con saber si hay
buen ambiente o mal ambiente en la reunión. El propio Francisco Galán sabe que yo lo trato a él con estos
aparatos. El hecho fue que me preguntaron qué era eso y yo saqué uno de los instrumentos y les expliqué. Sólo
que todo terminó en un malentendido".Al final de la semana, sin embargo, el suceso del instrumental
científico era apenas una anécdota en medio de los verdaderos motivos por las cuales el ELN decidió
paralizar las conversaciones con el gobierno de Andrés Pastrana. Razón de más para que Santiago Rojas
vuelva a cargar las baterías en la búsqueda de una aproximación definitiva que decrete el banderazo de salida
en la ansiada carrera hacia la paz. nEl sobrevivienteAntes de cumplir los 20 años y mientras estudiaba
medicina en la Universidad Nueva Granada, Santiago Rojas recibió la noticia de que tenía cáncer. El
vaticinio era que le quedaban pocos meses de existencia y entonces supo que debía encontrarle pronto un
sentido a su vida a pesar de las circunstancias. Fue el inicio de una búsqueda de paz interior que no sólo le
permitió ganarle la batalla a la muerte sino entregarse de lleno a posibilidades médicas insospechadas.
Experto en homeopatía, acupuntura, terapia floral y cuidados paliativos oncológicos, Rojas ha utilizado
la medicina bioenergética no sólo para aliviar la ansiedad y las dolencias en pacientes terminales, sino para
solucionar secuelas dejadas por enfermedades degenerativas, un campo en el que es considerado un
experto tanto en Colombia como en el exterior. Ha dictado cursos y conferencias sobre el tema en
España, Alemania, Francia, Polonia y varios países latinoamericanos.Nacido en Armero hace 34 años,
Rojas combina la medicina con procesos que tienen que ver con la meditación, el crecimiento personal, el
manejo del estrés y la búsqueda de la paz interior, actividades que lo han convertido, más que en un médico,
en una especie de consejero espiritual de sus pacientes, entre ellos el propio presidente Andrés Pastrana, de
quien se dice ha depositado en Rojas su más absoluta confianza desde que lo salvó de la profunda depresión
en la que cayó luego de haber perdido las elecciones de 1994.Rojas fue quien hizo posible que Galán y Torres
pudieran viajar a la convención de Río Verde