Home

Nación

Artículo

Nathalia González ya regresó a Colombia con su hija. | Foto: Archivo SEMANA

ODISEA

El final feliz de Nathalia y su hija

La colombiana regresó al país con su pequeña luego de que su exesposo retuvo a la niña en Guadalajara.

22 de enero de 2013

Fue un final feliz. Y llegó antes de lo previsto. Nathalia González, la colombiana a la que su exesposo no quería dejar sacar a su hija en México, ya está en Medellín. Llegó el domingo y en compañía de su pequeña, luego de una odisea que parecía no tener salida.

El caso de Nathalia se inició el 17 de diciembre pasado, cuando viajó a Guadalajara en compañía de su pequeña por invitación de su exesposo y padre de la hija. Con artimañas, el hombre logró hacerse a la custodia de la niña y decía que no le iba a permitir regresar a Colombia.

Papeleos en la Procuraduría mexicana y en el consulado colombiano de ese país fueron, entre otros, algunas de las actividades y los sitios que la mujer recorrió en busca de ayuda para hacer valer el documento que certificaba su divorcio, así como la determinación de que la custodia de la menor era de ella y no de Óscar Federico Bañuelos, su exesposo.

Hasta la semana pasada, Nathalia estaba a la espera de una presentación ante un juez que estaba programada para el 6 de febrero. Sin embargo, la diligencia se adelantó y se realizó el viernes 18 de enero.

“Allí se le suspendió el amparo (custodia) de la niña a Óscar. Yo no lo podía creer. En medio de mi felicidad, pensé rápido y me fui para la Procuraduría a mostrarles el papel para que me devolvieran a mi hija”, dijo Nathalia.

Pero allí volvieron las trabas. La menor estaba en casa de los padres de Bañuelos, sitio designado por las autoridades para que Nathalia hiciera las visitas de tres horas a las que tenía derecho, por lo que se debía designar un grupo de la Policía para sacar a la niña.

Pero de esa dependencia no querían enviar a nadie, por lo que la colombiana se comunicó con el consulado para que desde allí se hicieran los trámites. Luego de un par de horas, se logró la orden del juez.

Bañuelos fue enterado de la situación por algunos de sus familiares, por lo que llegó hasta la casa de sus padres y la emprendió contra los funcionarios a quienes les preguntaba con insistencia si una extranjera tenía más derechos que él, que era mexicano.

No obstante los ruegos, y tras las diligencias de rigor, la niña volvió a los brazos de su madre. Ya era el sábado 19.

Desde la noche del 18, Nathalia organizó su equipaje y lo dejó a encargo de uno de sus amigos a quien llamó cuando ya termino todo el trámite. “Nos vemos en el aeropuerto, ya tengo a mi hija”, le dijo y salió hacia la terminal aérea.

Lo que sucedió a continuación, Nathalia no deja de considerarlo como “un milagro”. Justo cuando llegó al aeropuerto se enteró de que salía un vuelo para el Distrito Federal y lo tomó. En la capital mexicana los milagros no pararon. Nathalia sólo debió esperar unas pocas horas para abordar un avión que la trajera a Colombia.

Durante el viaje no le quitó la mirada a su hija. Le tomaba la mano como cuidando de que nadie fuera a arrebatársela de nuevo. Finalmente, llegó el domingo en la mañana a Bogotá y luego hizo conexión a Medellín, ciudad a la que llegó sobre el mediodía y fue recibida por familiares y amigos que siempre la apoyaron a la distancia. Allí terminó su odisea. Final feliz.