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El Golpe

Con una reforma tributaria que le mete IVA a casi todo muchos se preguntan qué tanto puede frenar esto el crecimiento económico del próximo año.

23 de septiembre de 2002

Despues de darle muchas vueltas el jueves pasado el gobierno finalmente presentó al Congreso su propuesta de reforma tributaria. Al momento de entregar el proyecto el ministro de Hacienda, Roberto Junguito, explicó que éste es pieza clave para el saneamiento de las finanzas públicas y no menos importante para que los inversionistas internacionales recuperen la confianza en el país y les sigan prestando plata al gobierno y a las empresas colombianas. Por eso esta semana el presidente Alvaro Uribe tendrá el proyecto bajo el brazo en las reuniones que sostendrá en Washington con funcionarios de los organismos multilaterales de crédito.

La reforma apunta a tapar parte del hueco fiscal. La aprobación del proyecto le permitiría al gobierno incrementar los ingresos fiscales en cerca de 1 por ciento del PIB al año. En 2003, que sería el primer período de aplicación de la reforma, ésta ampliaría los recaudos tributarios en 2,2 billones de pesos de acuerdo con los cálculos oficiales.

Poco más de la mitad de esa suma (1,2 billones de pesos) provendría de la ampliación de la base del IVA. Es decir, de extender su cobro a un mayor número de productos. En la actualidad este gravamen cobija el 41 por ciento de lo que consumen los colombianos y con la reforma este porcentaje subiría al 59 por ciento. Seguirán sin el impuesto los alimentos básicos (como carne, pollo, leche, papa, huevos, pan?), los servicios públicos, la educación, la salud, los medicamentos y los arriendos de vivienda, pero casi todo lo demás quedaría gravado. No obstante, los nuevos productos y servicios que se incluirían en la base del IVA serían gravados con una tarifa diferencial del 5 por ciento. Así mismo, los productos que actualmente tienen un IVA de 10 por ciento, como aceites, jabones y pasajes aéreos, se nivelarían con el resto de bienes que pagan la tarifa plena de 16 por ciento.

Estos cambios en el IVA son más profundos de lo que parece. El detalle es que el impuesto ahora no se calculará para el producto individual sino para toda la cadena. Lo que ocurre en la actualidad es que un producto, como la leche, por ejemplo, puede estar excluido del IVA. Pero muchos de los insumos que se requieren para producirla, como los empaques y la maquinaria, sí están gravados. "Por eso no es del todo correcto decir que en la actualidad la leche no paga IVA: puede que no se pague el impuesto por el producto final pero el precio de todas maneras ya incluye el IVA de los insumos", explica Mario Aranguren, director de la Dian. Bajo el esquema actual, en la práctica es imposible saber quién sale ganando o perdiendo en materia de IVA.

Con la reforma habrá menos bienes exentos del IVA, pero lo estarán verdaderamente, pues los productores podrán descontar del precio final el IVA pagado por los insumos. "Esto corrige un problema estructural del sistema tributario colombiano y mejora la competitividad de las cadenas productivas", dijo Luis Carlos Villegas, presidente de la Andi. Con este cambio el gobierno busca racionalizar la estructura tributaria e incrementar el recaudo por la ampliación de la base, pero con un impacto menor sobre los precios finales. La reforma tan sólo incrementaría el índice de precios al consumidor en 0,83 por ciento según cálculos de la Dian.

El proyecto tributario también contempla otros cambios. Plantea incrementos puntuales en los impuestos de algunos carros y de la cerveza y se propone también fortalecer la tributación local a través de cambios en los impuestos de los licores y la posibilidad de subir la sobretasa a la gasolina, por ejemplo. Este último punto causará polémica, sobre todo porque el gobierno planea eliminar simultáneamente el actual subsidio a la gasolina, con lo cual el efecto sobre el precio sería doble.

Por el lado de las rentas laborales, que son un punto muy sensible porque afecta a todo el mundo, no habría muchos cambios. El gobierno decidió mantener la actual exención del 30 por ciento, aunque con un límite de tres millones de pesos mensuales. Es decir, que quien gane 10 millones de pesos al mes tendrá exento el 30 por ciento de su ingreso laboral (tres millones). Pero el que gane, por ejemplo, 100 millones de pesos al mes, sólo podrá deducir los mismos tres millones (el 3 por ciento de su renta laboral).

El otro punto importante de la reforma consiste en introducir una contribución especial, o sobretasa, que elevaría la tarifa del impuesto de renta de 35 por ciento a 38,5 por ciento, por un solo año, y generaría un recaudo adicional de 700.000 millones de pesos. La mitad se pagaría en 2003 y el resto en 2004. Aunque es transitoria, esta medida está dirigida a sacarles más plata a las mismas 400.000 personas y empresas colombianas que declaran renta y que por estos días se están metiendo la mano al dril para pagar la primera cuota del impuesto al patrimonio. A diferencia de éste último tributo, que fue recibido incluso con entusiasmo, la sobretasa al impuesto de renta ha dado lugar a quejas por parte de quienes lo tendrán que pagar, sobre todo las grandes empresas, que ya se están preocupando por sus presupuestos de inversión.

Para los ingresos de 'emergencia' el gobierno optó, entonces, por apoyarse en los declarantes de renta con la sobretasa transitoria. Para los ingresos permanentes se propone introducir cambios de fondo en la estructura tributaria, especialmente en el IVA. La misión de ingresos públicos, que había sido convocada para evaluar el sistema impositivo colombiano, había recomendado implantar sólo la tasa de IVA, menor a 16 por ciento, para todos los bienes y servicios gravados. Ahora habrá por lo menos dos tasas: 5 por ciento para los productos nuevos y 16 por ciento para los que estaban gravados desde antes. No es el óptimo para simplificar el sistema tributario. Sin embargo el hecho de que las exenciones se manejen por cadenas productivas y no por bienes individuales sí contribuiría a darle transparencia al tributo.

Pero esto no servirá de mucho si no se aplican a fondo las medidas, incluidas en el proyecto, para controlar y penalizar la evasión. La mayor inequidad del sistema tributario colombiano es que muchos lo evaden y todo el esfuerzo siempre recae sobre las mismas personas que sí pagan juiciosas.

En todo caso es un esfuerzo grande el que harán los colombianos. Son dos billones de pesos que saldrán de sus bolsillos para tapar parte del hueco fiscal. El gobierno admite que esto puede frenar un poco la economía aunque advierte que no hacer la reforma sería mucho peor. En ese caso nadie le prestaría plata al gobierno y se dispararían, entre otras cosas, las tasas de interés. Por eso hay quienes, pese a las quejas, entienden la necesidad de la reforma. Lo que no le perdonarían los contribuyentes al gobierno, sin embargo, es que no haga un esfuerzo equivalente por reducir el gasto.