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El héroe del cautiverio

El cabo Robinson Salcedo, tras cinco años en la selva en manos de las Farc, tuvo coraje para decirle públicamente al 'Mono Jojoy' que lo juzgue o lo suelte, pero ya.

31 de agosto de 2003

El lunes de la semana pasada Jonathan Salcedo, de 7 años, descubrió el secreto que le habían estado ocultando durante los últimos cinco años y cinco meses: dónde estaba su padre. Ese día el niño vio a su papá, el cabo primero Robinson Salcedo, en la televisión. Jonathan gritaba, lloraba y aplaudía mientras veía las imágenes de quien pensaba estaba trabajando muy lejos. Creía que por eso no había vuelto a llevarlo a la piscina y, en cambio, le enviaba de cuando en cuando dibujos. Esa noche su mamá le contó la verdad: Robinson había sido secuestrado y permanecía en poder de los guerrilleros de las Farc. Esta información fue suficiente para saciar la curiosidad de Jonathan. Más adelante podrá darle detalles de la atroz toma de las bases del Ejército y la Policía Antinarcóticos, que tuvieron lugar el 3 de agosto de 1998, en la que el cabo Salcedo fue uno de los 75 miembros de las Fuerzas Armadas que se llevó la guerrilla.

Salcedo fue noticia la semana pasada cuando el noticiero de RCN transmitió el video de cinco políticos y 27 militares que están en manos de los hombres del 'Mono Jojoy', el comandante del Bloque Oriental de las Farc. Después de que este comandante guerrillero sentenció: "Prepárense porque esto va para largo", el suboficial Salcedo dejó escapar ante la cámara la rabia y la impotencia que tenía guardadas. Su voz se escucha mucho antes de ser enfocado cuando le dice a Jojoy: "Personalmente, si he cometido un delito, júzgueme y yo miraré si la condena la puedo cumplir o tomaré mis medidas, porque usted nos está es sentenciando a permanecer aquí en la selva". Luego insistió en que lo juzgaran y si lo encontraban culpable "sumen los años que llevo ahí a ver cuántos me quedan por pagar y el comportamiento y la buena disciplina eso baja, me imagino". Por último le recordó al jefe de sus captores que a los guerrilleros acusados de rebelión los dejan libres y preguntó: "¿Cuántas rebeliones le pago yo?".

Cuando Trinidad Salcedo, la madre de crianza del suboficial, vio y oyó esto sintió una mezcla de susto, tristeza y alegría. Temió que la guerrilla tomara represalias contra su hijo por lo que había dicho, pero también se dio cuenta por el comentario que él aún conserva la fortaleza con la que lo ha curtido la vida. Igual, para que no se quiebre, su familia cada vez que puede le envía mensajes por medio de La carrilera de las cinco, un programa radial de Antena 2, dedicado a los secuestrados. El cabo Robinson, haciendo honor a su nombre, es un sobreviviente. En 1985 se salvó de la avalancha de Armero, su pueblo natal. El aviso oportuno de una vecina permitió que él, Trinidad, un hijo y un nieto de ella, escaparan de la muerte. Sin embargo en la tragedia fallecieron el abuelo del cabo y tres hijos y cuatro nietos de ella. Poco después Robinson ingresó al Ejército a prestar servicio militar como regular, luego se quedó como soldado voluntario hasta que hizo el curso en la escuela Inocencio Chinca y se graduó como suboficial. La milicia ha sido, prácticamente, la única vida que ha conocido este armerita.

Hace un lustro el cabo Robinson Salcedo espera volver a su casa para poder volver a llevar a su hijo a la piscina y cumplirle a su madre la promesa que le ha hecho en forma reiterativa en las cartas que le ha enviado: que cuando regrese la va a sacar de trabajar en la cafetería donde está desde hace tres años para que por fin pueda descansar.