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E N T R E V I S T A

El hijo del héroe

El hijo del coronel Alvaro Acosta, el policía que duró 14 meses en manos de las Farc y que salió paralítico de ese secuestro, quiere seguir los pasos de su padre y acaba de ingresar a la Policía. En diálogo con SEMANA explica las razones de su decisión.

19 de febrero de 2002

SEMANA: Su papá casi muere en un combate con las Farc, estuvo secuestrado durante 14 meses y estuvo cerca de quedar paralítico. ¿Por qué después de vivir todo eso decidió ingresar a la Policía?

Andres Felipe Acosta: Yo crecí en este mundo y no conozco otro. Cuando mi papá trabajó de comandante de la Sijin en Medellín viví de cerca la guerra contra el cartel de esa ciudad. En ese entonces Escobar mandó asesinar a más de 500 policías, ofreciendo un millón de pesos por policía muerto. Muchos eran amigos que un día iban a la casa y al otro día los teníamos que enterrar.

SEMANA: Esa experiencia no parece muy alentadora para que un joven se decida a ingresar a la Policía.

A.F.A.: Como dije, en esa época no tenía conciencia pues no conocía otro mundo. Pero cuando mi papá comenzó a combatir la guerrilla como comandante de la Policía en Girardot adquirí convicciones personales.

SEMANA: ¿Y no las perdió con la tragedia que le ocurrió a su papá?

A.F.A.: En las familias de policías todos los miembros son conscientes de los riesgos. Es una vocación y a cualquiera le puede pasar lo que a mi papá le pasó, o incluso peor pues él tuvo la suerte de salir vivo.

SEMANA: ¿Alguna vez llegó a pensar que su papá iba a morir?

A.F.A.: Aunque nunca pensé que él se iba a dejar morir sí llegué a pensar que podía ser capaz de hacerse matar.

SEMANA: ¿Cómo fueron esos meses que duró su papá secuestrado?

A.F.A.: Yo era un niño y tuve que convertirme en el hombre de la casa. Fue en ese tiempo que tomé la decisión de ser policía. Lo que me llevó finalmente a esa determinación fue la forma como la Policía nos ayudó durante ese infierno. A pesar de que había tantos policías secuestrados la institución siempre estuvo apoyándonos sicológica y emocionalmente. Es en esas circunstancias cuando uno más valora una institución. Ese respaldo fue determinante.

SEMANA: ¿Tuvo mucha oposición por parte de su familia?

A.F.A.: Mi mamá, como toda mamá, se preocupó por mí y mucho más después de lo que pasó con mi papá. Por eso se opuso en un principio. Con mi papá las cosas fueron diferentes. Una noche en el cuarto del hospital en donde se estaba recuperando me habló de hombre a hombre y aunque aceptó mi decisión me advirtió que como policía iba a perderme muchas cosas propias de la vida civil, pero que si él lo había hecho no veía por qué yo no podía hacerlo.

SEMANA: Después de lo que le pasó a su papá no le da miedo entrar en combate?

A.F.A.: Mi deseo y parte de lo que me impulsa a estar en la Policía es que no quiero que nadie más tenga que sufrir la experiencia que nosotros vivimos. Hay que acabar con todo eso, con la guerrilla, con el narcotráfico. Los compañeros que ingresaron conmigo piensan lo mismo.

SEMANA: ¿Después de todo lo que vivió odia a ‘Tirofijo’?

A.F.A.: Odio a ‘Tirofijo’ no sólo por lo que le hizo a mi papá sino por lo que le ha hecho al país.