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El juicio al demonio

Varios menores fueron violados en el Tolima por un hombre que aseguraba ser el diablo. La comunidad espera su sentencia.

25 de junio de 2005

En una celda de la Penitenciaría Nacional de Picaleña, en Ibagué, Édgar Fabián López Salamanca se encuentra esperando el juicio que definirá su vida. Se le acusa de hacerse pasar por el diablo y abusar de la inocencia de una familia campesina. Lo señalan, entre otros delitos, de violar a cuatro niños, todos menores de 14 años, y a una joven de 27 años que estaba embarazada. Todos ellos forman la familia de Félix Antonio Romero, un humilde campesino de Quebrada Grande, una vereda a 45 minutos de Ibagué, quien en su ignorancia se creyó el cuento y vio impotente cómo sus hijos y esposa Angélica eran sometidos a las más aberrantes prácticas convencido de que así salvarían sus vidas.

El drama de esta familia comenzó en octubre de 2003, cuando el 'diablo' llegó a la región. Se acercó a Félix Antonio para proponerle que vendiera su finca y montaran juntos un negocio de papa en Ibagué. Visita tras visita, se fue ganando la confianza de todos. Pero en la noche del 13 de diciembre, todo cambió. Fabián, en presencia de toda la familia se transformó. De improviso este hombre de 23 años, blanco, con cabello corto y un lunar en la nariz, cambió el tono de su voz, los ojos se le pusieron rojos y la mirada extraviada. "Vociferaba vulgaridades, el cuerpo le temblaba, se revolcaba en el piso y de su boca le salía una espuma blanca", dijo uno de los testigos, según consta en el expediente judicial.

Lo primero que dijo fue que estaba poseído por un espíritu diabólico que necesitaba sangre para calmarse. Luego amenazó a los Romero con que debían matar a alguno de sus hijos para evitar algo peor. Entre las lágrimas y ruegos de la desesperada madre, el endemoniado cambió el castigo: pidió tener relaciones sexuales con la mayor de las niñas, quien sólo tenía 14 años. Con dolor, pero creyendo evitar la muerte de sus hijos, los padres accedieron a la petición del 'maligno', quien se encerró en una habitación y logró su cometido. Con el paso de los días las cosas empeoraron. López continuó con su representación que cada vez se tornaba más violenta.

Durante 20 días esta familia estuvo convencida de que el mismísimo Satanás se había ensañado con ellos y que López era su emisario. Por eso le rendían supuestos homenajes, permitiendo prácticas deplorables como que los niños y niñas tuvieran relaciones sexuales entre ellos; que presenciaran violaciones y todo tipo de vejámenes de esta índole. Como si fuera poco también aceptaban que los golpeara. Después de los excesos López decía que era poseído por un espíritu benigno llamado 'Rosita', el cual traía paz y tranquilidad.

Los golpes llegaron a tal extremo que en una ocasión dejó inconsciente a uno de los niños. Sus lesiones eran tan graves que los profesionales del hospital Federico Lleras de Ibagué no le creyeron a Angélica que se había rodado por una montaña. Presionada, la mamá de los menores les contó lo que sucedía. Y tuvo una revelación: las enfermeras y los médicos la convencieron de que el diablo no existe. Indignada y llena de valor resolvió denunciar penalmente a López ante la Sijin. El 6 de enero de 2004, en la estación de taxis del municipio de Saldaña, las autoridades capturaron al 'poseído'.

López está sindicado por el delito de acceso carnal violento en menor de 14 años. El Instituto de Medicina Legal examinó a los niños y a la mujer, y reunió las pruebas y testimonios suficientes para que la Fiscalía le dictara resolución de acusación. El pasado 10 de junio, en la primera audiencia, López negó todos los cargos. En los próximos días se realizará la segunda audiencia, luego de la cual se dictará la sentencia definitiva. Entonces se sabrá cuál será el destino de este hombre que por suplantarlo, se ha comportado como un verdadero demonio.