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‘El Juli’, un torero honrado

Hernán Miranda T. analiza para SEMANA.COM la reciente actuación de ‘El Juli’ y la corrida que vendrá este domingo.

Hernán Miranda T
13 de marzo de 2000

Cuarta de abono



‘El Juli’, un torero honrado



A pesar de lidiar un solo toro el joven diestro español salió por la puerta grande de la Santamaría.



El domingo pasado hubo llenó en la plaza de toros de Santamaría. La razón: la despedida por esta temporada del jovensísimo torero Julián López, ‘El Juli’. Y aunque sólo pudo lidiar uno solo de sus astados, debido a la mansedumbre del primero que le correspondía en lidia, el matador español colmó las expectativas de la afición de la capital al cortar dos orejas a su oponente.

No obstante —y por segunda ocasión consecutiva— se escuchó una fuertísima bronca a raíz del nulo juego dado por los toros de Guachicono de Luis Fernando Castro. Fueron tres mansos de solemnidad pero hubo uno, de nombre Bambuquero, de 456 kilos, que fue un completo mulo que no permitió ni un solo lance, ni un solo pase, por lo cual los aficionados pidieron en forma unánime el cambio del ‘toro’. Sin embargo el palco presidencial se ciñó al reglamento e hizo caso omiso de la solicitud. Solicitud que bien hubiera podido cumplirse, debido al ambiente que había en la plaza: un lleno hasta las banderas como hacía mucho rato no se veía en Bogotá.

En los tendidos, grandes personalidades de la vida pública nacional, entre ellos el ex presidente Belisario Betancur, que ocupó una de las barreras de sombra. Y en sol numerosísimas pancartas de protesta, en las cuales se exigían toros con trapío y la renuncia de la junta técnica.



La corrida

Confirmó su alternativa el torero caleño Paco Perlaza, quien lidió el primer toro de Guachicono de nombre Soleares, el cual pesó 451 kilos, que fue como sus otros dos hermanos, manso y poco lidiable. Aun así este joven hizo ver que se está labrando un gran futuro porque tiene muy buen sentido de la lidia, sabe pararse en la cara del toro, tiene sitio y variedad tanto con el capote como con la muleta. Así lo demostró en su segundo de lidia ordinaria, un toro de Achury Viejo de 479 kilos, al que le instrumentó cuatro verónicas cargando la suerte. Posteriormente con la muleta se prodigó en pases con la derecha así como con la izquierda, con la cual ejecutó tres largos naturales, con los olés del público, que lastimosamente no pudo colofonar con la espada. Este muchacho, si sigue en la línea que le hemos visto, va a ser una figura grande en muy corto tiempo.



Miguel Abellán

Retomando el orden de lidia, el matador Miguel Abellán sí que llega a aquellos que gustan del toreo ortodoxo. A su primero de Achury Viejo, de 499 kilos y de nombre Madrileño, le toreó con gusto, bajándole las manos, sobre todo con cuatro hermosísimas chicuelinas rematadas con media verónica que encendió a los asistentes. Posteriormente pases de todas las marcas que ejecutó con maestría, cargando la suerte y, sobre todo, ligando tanda sobre tanda. Entró a matar a ley pero pinchó en hueso sin soltar y después un espadazo que le mereció una oreja. A Paramuno, de 482 kilos, de Guachicono, manso, como dijimos al principio, le dio una lidia acorde con su mansedumbre, pases por lo bajo debido a los gañafonazos que le enviaba su oponente y que no hizo sino defenderse en todo el transcurso de la lidia. Al terminar su labor fue despedido con una sonora ovación.



‘El Juli’

Como reseñamos al principio, ‘El Juli’ se echó al público al bolsillo. Y es que torea con unas ganas, con unos deseos y con una honradez que todo lo que ejecuta en el ruedo se transmite de inmediato a los tendidos. Si no recordemos esos tres pares de banderillas que puso, martillando con fuerza y pasándose los pitones a milímetros de su chaquetilla. Al sexto de la tarde, con un nombre bien peculiar, Pocrecito, de 529, kilos, de los herederos de Rocha, que fue el mejor toro de la corrida, le hizo lo que quiso. Habrá algunos que no estén de acuerdo con su manera de torear pero es innegable que se entrega de tal forma y con tanta resolución que hace vibrar al más escéptico de los aficionados. Y como si fuera poco lo anterior, tiene un conocimiento y un saber entender a sus toros, a los cuales les ejecuta pases de todas las marcas: cuatro derechazos de rodillas en las tablas, muletazos por alto para llevarlo a los medios. Y después la apoteosis. Ligando hasta seis derechazos, dejándole la muleta en los belfos al animal y girando sobre sus talones, aguantando a un toro que tenía lo suyo. Además fue tal la manera de entrar a matar, con un soberbio volapié, que salió por los aires llevándose un fuerte golpe en el pecho, afortunadamente sin consecuencias. La presidencia no dudó un instante en concederle los dos apéndices, con los cuales dio la vuelta al ruedo en hombros de los aficionados y al grito de ¡torero!, ¡torero!, ¡torero!



El domingo: cierre de temporada

El 20 de febrero termina la temporada con un encierro de los herederos de Rocha Hermanos para la confirmación del doctorado del cordobés José Luis Moreno, quien alternará con el también español José Ignacio Uceda Leal y el torero de Sogamoso César Camacho. Habrá un toro para el rejoneador colombiano Fernando López.

Con este cartel la Corporación, en cabeza de su gerente, Felipe Negret, espera la respuesta masiva de los aficionados a los tendidos, puesto que han sido ingentes los esfuerzos para llevar cabo la temporada y cumplirle de manera decorosa a la afición bogotana.