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| Foto: Archivo SEMANA

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El nuevo destino de la carrera Séptima

Luego de conocerse la decisión de la alcaldesa encargada del Bogotá, Clara López, de construir un ‘corredor verde’ sobre la carrera séptima en lugar del Transmilenio ‘ligero’ como estaba previsto, la ciudad se prepara para asumir un nuevo proyecto vial.

17 de agosto de 2011

Desde hace más de cuatro años la carrera séptima ha sido el tema de debate de expertos, políticos y ciudadanos que saben que esta vía es clave para mejorar la movilidad de la ciudad, por conectar el centro con el norte de Bogotá.

El ‘corredor verde’ se convierte, en menos de cinco años, en el cuarto proyecto diseñado para la Calle Real, como se le conocía en la Colonia al hoy uno de los principales ejes urbanos de la capital. Desde la alcaldía de Luis Eduardo Garzón las opciones han pasado por el Transmilenio, el metro, el Transmilenio ligero y ahora el ‘corredor verde’.
 
Hace tres meses, en mayo, todo estaba listo para comenzar la obra del Transmilenio ‘ligero’. El proyecto, diseñado durante la gestión del ahora suspendido alcalde Samuel Moreno, constaba de siete estaciones menos anchas que las convencionales.

El contrato para la ejecución de esta obra aún está firmado con la compañía Consorcio Sainc, que ya recibió un anticipo de 9.000 millones de pesos, según lo informó este miércoles la alcadesa. “La directora del IDU está tomando las medidas de común un acuerdo con la firma contratista para liquidar este contrato”, informó Clara López.

¿En qué consiste el ‘corredor verde’?

Según declaraciones realizadas por la alcaldesa Clara López a los medios de comunicación, el ‘corredor verde’ o ‘La Esperanza’ costaría unos 600.000 millones de pesos, que serán financiados por la Alcaldía de Bogotá y la Presidencia de la República.

Con el proyecto el Distrito espera solucionar los problemas de movilidad y contaminación que tiene esta vía: presenta la mayor densidad de rutas de transporte público de la ciudad y el nivel de emisiones que afectan la salud humana sobrepasa el estipulado por la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El corredor tendría carriles exclusivos para una flota de buses eléctricos que circularía entre las calles 34 y 170. "Se moverán con energía, en una especie de trolebuses o tranvías modernos, con cero emisión de gases", explicó Felipe Targa, viceministro de Transporte.

La mandataria explicó que se realizará una intervención en el espacio público para garantizar amplios andenes, terrazas y una vasta arborización, lo cual –según López– dista de lo contemplado en el anterior proyecto de una troncal de Transmilenio ‘ligero’.

El anuncio tuvo aceptación entre los candidatos a la Alcaldía Mayor, así como de organizaciones, como de veeduría ciudadana ‘la Séptima se respeta’, que se han opuesto a las propuestas anteriores. Sin embargo, la decisión del Distrito deja muchas dudas.

Para el ingeniero industrial especialista en transporte urbano de la Universidad de los Andes Jorge Acevedo, de hacerse realidad el proyecto como lo propuso la alcaldesa, podría generar “serios problemas” para la movilidad de la ciudad.

El experto advierte que si el ‘corredor verde’ no cuenta con carriles únicos hasta la 170, y se mezcla con el tránsito particular, se mantendrán los problemas de movilidad. Así mismo, destaca que el nuevo sistema tendría problemas para articularse con las troncales de Transmilenio y obligaría a los usuarios a realizar trasbordos innecesarios.

“Creo que el problema de movilidad y de circulación se podrían solucionar con buses convencionales de Transmilenio impulsados con diesel. El paso a buses eléctricos es apresurado”, asegura Acevedo.

Aunque para el ingeniero Acevedo la solución de movilidad de la séptima no era el Transmilenio ‘light’, porque no tenía la capacidad para suplir la demanda de los usuarios, el nuevo proyecto propuesto por la alcaldesa también tiene elementos que deben ser “evaluados a conciencia”.

Entre otras inquietudes, según Angélica Lozano, vocera de la veeduría ciudadana ‘la Séptima se respeta’, se encuentra el costo que tendría para la ciudad la liquidación del contrato con el consorcio. Según Lozano, la indemnización supera 16.000 millones de pesos.

También surgen preguntas sobre cómo este nuevo sistema se articulará con el Sistema Integrado de Transporte Público (SIPT), el metro y el mismo Transmilenio.

Los otros proyectos

- Transmilenio

Inicialmente se planteó la integración de la séptima con el sistema de transporte masivo Transmilenio, en su fase 3. El entonces alcalde mayor, Luis Eduardo Garzón, cuestionó la viabilidad del sistema, por lo que se comenzó a evaluar otras alternativas.

Tanto la composición de los suelos como la imposibilidad de ampliar la calle a causa de las construcciones históricas que se encuentran a sus costados sepultaron definitivamente la opción, por lo que se evaluó la posibilidad de que este fuera subterráneo en algunos sectores.

- Transmilenio light:

Se esperaba que su construcción comenzara en mayo de este y tuvo todo el apoyo del alcalde Samuel Moreno (suspendido por la Procuraduría). Constaba de estaciones más angostas que el Transmilenio convencional, buses biarticulados, con algunas estaciones subterráneas. El inicio de la obra se suspendió hace meses, según la alcaldesa Clara López, por la inestabilidad de los cerros orientales y el efecto que traería para la Avenida Circunvalar, por donde se planeaban realizar los desvíos.

- Metro:

Antes de asumir el cargo como alcalde de Bogotá, Samuel Moreno le planteó a su antecesor Luis Eduardo Garzón no firmar ningún contrato para construir el Transmilenio por la carrera séptima, puesto que con su propuesta del metro encontraría una mejor solución para esta vía. Sin embargo, luego de los estudios y de los debates entre el Distrito y el Gobierno, la propuesta de la primera línea no incluyó su paso por la carrera séptima.

- Plan Estratégico de Movilidad

En un intento por organizar la carrera en un corto plazo, en el 2009 se anunció el Plan Estratégico de Movilidad, que consistía en definir las zonas donde estaba permitido recoger y dejar pasajeros, según su destino. Las rutas de los buses y los paraderos se definieron por colores, sin embargo, hoy pocos siguen cumpliendo la norma.