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El oro que quisieron robar en Medellín

¿Por qué 74 kilos del metal eran transportados en cajas de madera, desde Condoto, Chocó?

3 de julio de 2013

No fue un asalto cualquiera. Quienes protagonizaron una balacera en el aeropuerto Olaya Herrera, de Medellín, sabían con precisión que si las cosas les salían bien, se llevarían un botín que, literalmente, era oro puro.

La historia tiene todos los ingredientes de un guión cinematográfico. El metal salió de las decenas de minas legales, y quizá, ilegales, de los municipios de Condoto, Novita, Andagoya, Tadó, Istmina y Unión Panamericana, ubicados en la región de San Juan chocoano.

Aunque podría sorprender a muchos, el transporte de oro es un hecho habitual. Las empresas comercializadoras de este metal acostumbran a hacer acopios cada quince días. Esta riqueza sale por los poros de la tierra chocoana y es enviado a Medellín, donde no solo estará más seguro, sino que se venderá a mejor precio.

Según ha trascendido, el botín tenía un valor de 4.000 millones de pesos, lo que equivaldría, según expertos mineros del Chocó, a 74 kilos de oro.

El metal fue empacado en cajas de madera, cual mercancía barata, y enviado a través de la Empresa Aérea de Antioquia  (ADA). Dos delincuentes oriundos de Antioquia y quienes conocen la travesía del oro hasta tierra firme, viajaron a Condoto y allí, organizaron el regreso a Medellín, justo el día y la hora en que era trasladado el cargamento. Los hombres se mimetizaron entre los pasajeros de la avioneta que rutinariamente vuela entre ese municipio chocoano y Medellín.



Esta es una de las rudimentarias cajas en las que se transportaba el metal precioso.

Pero algo pasó, y al parecer, la policía que custodia la pista de abordaje en Condoto no se percató que esos hombres ingresaron armados a la avioneta y con capuchas. En efecto, falló el control de seguridad. Los dos delincuentes, cuyos nombres aún son un misterio, abordaron el aparato como todos unos piratas aéreos. Sin duda, un hecho de extrema gravedad. En tiempos en que los controles de seguridad son cada vez más rigurosos, la banda metió dos armas de fuego a un avión. ¡Insólito!

El vuelo no duró más de 50 minutos. Cuenta la historia que en el momento del aterrizaje en el Olaya Herrera, los dos delincuentes desenfundaron sus armas, se pusieron las capuchas  y amenazaron a la tripulación, a la que le ordenaron que llevara la aeronave a la cabecera sur del terminal, y luego, a la plataforma. En la práctica, se trató de un secuestro de aeropiratas, un suceso que hacía tiempo no ocurría en Colombia.

El coordinador de plataforma de la aerolínea notó que la avioneta se instaló en un lugar poco común, cercano a una malla que separa la pista de una calle aledaña al terminal. El empleado avisó de inmediato.

La ubicación de la aeronave era la estrategia de los delincuentes para sacar el botín y entregarlo a otros dos que esperaban en una camioneta. Dos policías aeroportuarios decidieron acercarse a la avioneta para preguntar qué ocurría y fueron recibidos con tiros de revólver. Uno de los disparos impactó cerca de la oficina de Satena, según relató a Semana.com el comandante de la Policía de Medellín, general José Ángel Mendoza.

Los policías reaccionaron a los disparos y dos balas impactaron la cabeza de uno de los asaltantes, quien en estos momentos se encuentra en un hospital y presenta diagnóstico de muerte cerebral. El otro delincuente decidió rendirse y entregar el arma. Por su parte, los dos que esperaban en la camioneta emprendieron la huida.

La conmoción fue general, pues se trata de un terminal aéreo con gran movimiento de pasajeros que regularmente tiene vuelos a Chocó, Urabá y Bogotá, entre otros lugares.

De esta manera, se frustró el gran asalto a un botín de oro que fue extraído de las ricas tierras del Chocó, y que seguramente, parará en manos de comerciantes nacionales y extranjeros que no saben que, detrás de esa riqueza, se esconden historias de pobreza, desplazamiento y terror, por parte de grupos armados ilegales que han hecho de las extracciones del oro y el platino, un jugoso negocio.