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El Deutsche Bank adquirió libranzas a Estraval y un paquete de estos títulos aparece vendido a más de dos compradores.

BANCOS

Estraval: así cayó también el Deutsche Bank

SEMANA revela nuevos detalles sobre Estraval y cómo terminó afectando a uno de los bancos más importantes del mundo.

17 de septiembre de 2016

Estraval es una de las empresas comerciales más antiguas en el mercado de las libranzas. Llevaba 16 años en este negocio, y, para algunos, fue la pionera a la que muchos copiaron. SEMANA tuvo acceso a un documento elaborado por un exfuncionario de la firma en el que cuenta detalles de la historia de esta compañía y, en especial, del intento que hizo para salvarse al invitar a un inversionista internacional. El informe muestra claramente cómo, en el afán de obtener este salvavidas, cometió los peores errores, incluso de carácter penal.

En sus mejores tiempos, las cooperativas que trabajaban para Estraval (llegó a tener diez sobre las cuales tenía total control) llegaron a ser grandes generadoras de cartera, gracias a la fuerza comercial que integraban más de 1.000 asesores a nivel nacional. En 2011 alcanzaron los mejores resultados de su historia con 33.000 operaciones.

Pero, a partir de 2009, comenzaron los problemas de mora que se fueron agudizando, año tras año, hasta llegar a 25.000 créditos vencidos por 200.000 millones de pesos, como se informó al momento de la intervención, hace dos meses.

En 2012, Estraval enfrentaba serios problemas de liquidez, las cooperativas no tenían el flujo que necesitaban para desembolsar créditos y el negocio comenzó a desacelerarse rápidamente. En 2014, solo colocaron 3.000 operaciones.

Ante la crítica situación, las directivas de Estraval, con César Mondragón y Juan Carlos Bastidas a la cabeza, buscaron un inversionista que les lanzara un salvavidas. La idea, dice el exfuncionario en el documento, era conseguir un fondeador internacional que no verificara la cartera en Datacrédito o Cifin (dada la morosidad) y con esos recursos recoger los créditos vendidos a los bancos y las personas naturales, con el fin de que Estraval se quedara con un único fondeador.

Después de mucho buscar, por fin encontraron nada más y nada menos que al Deutsche Bank (DB), uno de los bancos de inversión más grandes del mundo. Para evitar filtraciones sobre el negocio, en Estraval decidieron referirse a esta institución con el apelativo de ‘Sakura’.
Para cautivar al potencial inversionista, los directivos le presentaron otra cara de Estraval. La de una firma sólida, ordenada, fuerte, experimentada y con una fuerza comercial muy potente. Según la fuente, llegaron a afirmar que Estraval era una entidad muy vigilada por la Superfinanciera y la Supersociedades, para tranquilizar a los inversionistas.

En esos momentos la crisis era total. La nómina, que había disminuido en más de 100 personas, estaba atrasada y el personal olía que la cosa no andaba bien y comenzaba a protestar. Pero lograron convencer al DB (o ‘Sakura’) para realizar una operación estimada en 150 millones de dólares.

Para completar la operación, Estraval tenía que entregarle la cartera al DB pero no tenía cómo recuperar estos créditos, porque estaba sin plata. Dada la urgencia, a alguien se le ocurrió la brillante idea de usar copias de las libranzas ya negociadas que estaban en el archivo. Es decir, decidieron asignar pagarés doblemente, con la idea de hacer esto por corto plazo mientras llegaban nuevos recursos. Claramente para salir del lío, estaban incurriendo en uno mayor. Usaron, incluso, algunos pagarés en blanco a los que les colocaron una fecha cualquiera de supuesto desembolso.

Con el fin de que ‘Sakura’ mantuviera el interés por el negocio, los directivos de Estraval decidieron construir un archivo espejo, en el cual llevaron un registro acomodado a voluntad, sin tocar la verdadera base de datos. Así, el nuevo inversionista creía que miraba la contabilidad real, pero no era así. Cada vez que anunciaba visitas de seguimiento o auditoría, los de Estraval montaban todo un operativo. “Este fraude no puede ser verificado por ningún auditor, ya que, verifique lo que verifique, encontrará que la operación es cierta”, dice el exfuncionario.
Según el documento, entre 2012 y2014 se generaron más de 100.000 operaciones vendidas por las cooperativas a Estraval. Pero igual número de copias llegaron a la empresa, supuestamente como título de respaldo. Es decir, había buena ‘reserva’ de copias gemelas para salir de problemas, pero con gravísimos errores.

Al final, el Deutsche Bank no solo no fue la tabla de salvación, sino que se quedó con un gran lío. En julio del año pasado, Estraval vendió al banco alemán cerca de 23.000 pagarés por 77.800 millones de pesos. Pero al revisar la información las autoridades encontraron que poco más de 14.000 de estos títulos valores aparecen vendidos a más de dos compradores así: 12.600 figuran negociados con dos inversionistas; 1.645 con tres y 55 con cuatro clientes.