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Rafael Pardo defendió la idea, en contra de la mayoría de miembros de su bancada, de no hacer una alianza electoral con Juan Manuel Santos ni con Antanas Mockus. Prefiere tomar decisiones de partido una vez posesionado el nuevo gobierno.

ENTREVISTA

"El Partido Liberal no hizo alianzas electorales"

El ex candidato del Partido Liberal Rafael Pardo hace un balance de las elecciones y habla de las alianzas electorales y de la eventual relación de su partido con un nuevo gobierno.

5 de junio de 2010

SEMANA: A partir de los resultados electorales del 30 de mayo, ¿aún cree que el Partido Liberal hizo una buena campaña?

Rafael Pardo: Nadie puede decir que no hubo campaña o que lo que hicimos no era lo correcto. Igualmente nadie puede decir que el candidato era corrupto o incapaz. Los resultados muestran que la coyuntura no nos favoreció pero que la campaña fue muy buena.

SEMANA: ¿En qué sentido?

R.P.: Movilizamos el partido, mantuvimos la representación en el Congreso, ratificamos nuestras ideas y las hicimos visibles, de manera positiva, en los debates de televisión. Digo que la coyuntura estuvo en contra nuestra, porque en el momento en que se cayó el referendo reeleccionista, nuestra fuerza opositora perdió significado en el electorado. Además la campaña se polarizó muy rápido entre dos candidatos: parte de nuestros votos urbanos se fue a donde Antanas Mockus y parte de los rurales se fue a donde Juan Manuel Santos.

SEMANA: ¿Haber asumido la jefatura del partido fue bueno para la campaña?

R.P.: Sí. Yo asumí la dirección, la confección de listas y toda la organización de las elecciones al Congreso y eso salió bien. Si yo no hubiera asumido, lo único que tendría para mostrar es el resultado de la competencia presidencial. Desde un comienzo tuve claro que la viabilidad del partido estaba en las elecciones del Congreso y por esos buenos resultados mantuvimos el tamaño y la fuerza de nuestra bancada.

SEMANA: ¿Con el deslizamiento de parte de los parlamentarios liberales a donde Santos, en parte producto de los resultados de la primera vuelta, se puede seguir hablando de coherencia liberal?

R.P.: Desde el domingo yo dije que había libertad de voto, y libertad es libertad. Sin embargo, esta libertad es de votar y no de hacer acuerdos. Ningún congresista puede hacer a título individual acuerdos programáticos, burocráticos o políticos a nombre del Partido Liberal.

SEMANA: Si el liberalismo ha hecho una abierta oposición a las políticas del uribismo y Santos representa la continuidad, ¿por qué tantos liberales se van con él?

R.P.: Porque Santos habló de un proyecto de unidad nacional que podría ser distinto al de Uribe. Lo dijo antes y después de las elecciones, y eso lo hizo creíble. Antanas Mockus, en cambio, ni siquiera insinuó la posibilidad de construir conjuntamente un punto de la agenda política con el liberalismo. Agradezco los elogios que dijo Mockus sobre mí el día de la elección, pero tengo claro que no nos convocó y que no quiere ningún acuerdo con otros partidos.

SEMANA: ¿O sea que definitivamente sí se siente identificado con esa idea de unidad nacional?

R.P.: Quiero aclarar que a nosotros solo nos interesa hablar de un eventual gobierno de unidad nacional después de que sea elegido el Presidente. Hay temas programáticos en los que coincidimos con ambos candidatos, pero hay otros que son inamovibles para el liberalismo. El principal de ellos: la independencia judicial. Para que hagamos acuerdos con el próximo presidente, este tiene que tener una actitud absoluta de respeto con la justicia y eso incluye -por ejemplo- continuar con la independencia de la Fiscalía y respetar las Cortes y las decisiones judiciales.

SEMANA: ¿Qué se habló en la reunión con Santos?

R.P.: Eso precisamente. Que el Partido Liberal no hace alianzas electorales y que deja a sus miembros en libertad para votar. Le dije que esto último no implica compromisos frente al nuevo gobierno, aunque después del 20 de julio vemos con buenos ojos discutir la idea de un gobierno de unidad nacional.

SEMANA: Horas después se reunió con Mockus...

R.P.: Sí, e insistí en lo mismo. En que el partido se mantiene en no hacer acuerdos electorales y en que sus integrantes pueden votar por el candidato que prefieran.

SEMANA: ¿Cómo interpreta el nuevo panorama político después de las elecciones?

R.P.: Lo que hubo el 30 de mayo fue un referendo a favor de Uribe. Si el referendo reeleccionista se hubiera hecho, Uribe habría sacado los siete millones de votos que necesitaba para ser Presidente por tercera vez. Creo que a los otros candidatos nos afectó la polarización que se montó como parte de la campaña, pero que no era real. En otras palabras, el discurso de los uribistas ha calado y este se centró en un falso dilema: afirmar que si no se elegía la continuidad habría un salto al vacío. La gente interpretó que las elecciones eran entre Uribe y Mockus. Eso nos afectó.

SEMANA: ¿La oposición a Uribe fue una equivocación?

R.P.: La oposición nos trajo costos muy grandes, pero era lo que el partido tenía que hacer. A futuro el partido tiene que tomar una decisión frente al nuevo gobierno. Hablar a estas alturas con una postura de oposición no tiene sentido. Primero hay que ver qué propone, qué hace y cómo actúa el próximo gobierno.

SEMANA: ¿Es posible competir contra un gobernante que tiene una red social asistencialista montada, como es el caso de Familias en Acción?

R.P.: Hace cuatro años me referí a ese tema en varias revistas internacionales. Planteé entonces, y lo sigo haciendo, que el sistema de subsidios a la demanda favorece al gobierno que los está dando. Eso pasa en Argentina, Venezuela, México y Costa Rica. Ese tipo de programas asistencialistas reemplazaron al clientelismo y tienen una incidencia electoral puesto que las personas que reciben el cheque mensualmente del gobierno tienden a apoyar al Presidente (si busca ser reelegido) o al candidato de la continuidad. Esa es una realidad que afecta electoralmente.

SEMANA: ¿Cuál sería una estrategia para reposicionar el Partido Liberal?

R.P.: La reconstrucción del Partido Liberal tiene que empezar por la base municipal demostrando, a partir de propuestas, la cohesión que tiene con el nivel local y el territorial. Lo que garantiza la viabilidad de un partido es que funcione como una pirámide y que logre representar a las personas y temas de las localidades. Por supuesto, defender tesis nacionales es importante. Pero hay que entender que los partidos tradicionales perdieron de vista las agendas locales.

SEMANA: Todo parece indicar que si Santos es elegido Presidente tendría una coalición mayoritaria en el Congreso...

R.P.: Depende de él y de su agenda de gobierno. Si Santos llega a ser Presidente y mantiene su idea de armar un gobierno de unidad nacional, las partes deberían tener acuerdos sobre temas centrales. Sin embargo, frente a otros temas tendría que haber libertad crítica y de control político. Un gobierno de unidad nacional no es una coalición que vota a ciegas lo que diga el gobierno. Llevándolo al extremo: si alguien llega a proponer cerrar la Sala Penal de la Corte o a señalar que los proyectos de reparación de víctimas no son necesarios, al menos con el liberalismo no habría acuerdo posible.

SEMANA: ¿Usted cree que Santos está tratando de hacer lo que Uribe no pudo hacer: unificar en torno de él al Partido Liberal?

R.P.: No. Lo que veo es que Santos está haciendo un llamado institucional. No veo que quiera fusionar al liberalismo con la U ni hacer de los dos un solo partido. Tampoco podría hacerlo.

SEMANA: ¿Pero entonces usted no ve al gobierno de Santos como una continuidad calcada?

R.P.: Yo espero que, si es Presidente, no sea continuista en muchas cosas. Sobre todo en los temas que fueron fundamentales para nosotros como representantes de la oposición. Entre ellos el abuso de poder en el caso de las 'chuzadas' o el ataque a la independencia de la justicia, a las ONG o a los que piensan diferente.

SEMANA: ¿Por quién va a votar en la segunda vuelta?

R.P.: Como jefe del partido no puedo decir por quién voy a votar. Se podría entender como una instrucción o una descalificación y eso sería inconsecuente con un criterio de libertad.

SEMANA: ¿Se ve como jefe de partido después del cambio de gobierno?

R.P.: Las elecciones son el 20 de junio, vamos por pasos. Lo que es claro es que yo tengo una responsabilidad que no puedo dejar botada. Independientemente de cuál sea mi sentimiento personal yo tengo que buscar que el partido tenga una posición coherente y unificada frente al próximo gobierno. Y de eso me voy a hacer cargo.