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Álvaro Luis Morales - Finalista categoría Ciencias Básicas | Foto: Juan Carlos Sierra

INVESTIGADORES EMÉRITOS 2014

El pionero y el investigador de las partículas pequeñas

Álvaro Luis Morales, Nelson Porras, Augusto Rivera y Rubén Antonio Vargas finalistas en la categoría Ciencias B{asicas

5 de julio de 2014

El Pionero

Álvaro Luis Morales

Cuando ingresó a la Universidad de Antioquia, en 1967, tuvo que matricularse en Ingeniería Química y estudiar tres semestres de esa carrera hasta que la Facultad de Física finalmente abrió sus puertas, de la que él terminaría siendo uno de los artífices de su consolidación. De acuerdo con Carlos Duque, uno de sus pupilos, Morales ha sido un pionero en muchos frentes. Además de ser uno los primeros egresados de ese programa, fue de los primeros en estudiar en el exterior. Primero, en la Universidad de Michigan, donde hizo su maestría, y luego a la Universidad de Luna, en Suecia, donde obtuvo su doctorado, en una época en que nadie lo hacía. Más meritorio aún fue su regreso a Colombia para compartir su conocimiento. “Sabía que si no volvía la facultad no salía adelante”, dice Duque. 

En su hoja de vida se cuentan decenas de estudios que lideró o en los que participó. Y más que su impacto en la física –porque en estos campos los nuevos aportes son apenas granos de arena– lo importante de esa labor fue haber mantenido viva la investigación con dos grupos, el de física teórica y el de física experimental en la Universidad de Antioquia. Fue un trabajo duro porque “uno debe pelear con los jefes por el tiempo para la investigación”, dice. Pero lo llena de satisfacción saber que ambos grupos se consideran hoy en día como un referente en el país y en el mundo.

El investigador de las partículas pequeñas. 
Nelson Porras

¿Cómo se puede transmitir información más variada y más rápidamente y, así mismo, almacenar energía de la luz de manera más eficiente? Algunas de las respuestas a esta pregunta se desprenden de los estudios que realiza este físico valluno con su Grupo de Física Teórica del Estado Sólido, cofundado por él en 1990 en la Universidad del Valle, su alma máter de formación profesional y donde ahora es profesor titular. El trabajo de este doctor de la Universidad Federal Fluminense (Brasil) no es experimental sino teórico, y gracias a sus análisis computacionales ha logrado explicar por qué suceden ciertos fenómenos de la electrónica —derivada del movimiento de los electrones—, la fotónica —derivada del movimiento de los fotones, las partículas que constituyen la luz— y la integración de las dos. 

Los circuitos microelectrónicos que contiene un teléfono celular, por ejemplo, hacen parte de una ciencia dominada, pero para poder guardar, enviar y recibir más información a mayor velocidad y a través de más canales de transmisión hay que bajar de tamaño, y la escala que sigue es la nanométrica, donde se fundamenta la nanotecnología y opera la física cuántica. Esa es la revolución que se intuía desde principios del siglo XX y que ahora, gracias a las investigaciones de hombres apasionados e inquietos como Porras (autor de 127 artículos científicos indexados y galardonado con la máxima distinción de la Sociedad Colombiana de Física), la ciencia quiere hacer tangible para la humanidad.

El tolimense de las moléculas raras
Augusto Rivera

El niño que hacía para sus amigos tinta que manchaba las camisas y después se tornaba invisible, al que su mamá correteaba porque temía que incendiara la casa o que repetía los procedimientos del diccionario industrial de su papá es hoy, a sus 65 años, uno de los químicos más laureados del país.

Es Premio Nacional de Química y con distinción a la Excelencia Académica, entre otros. Desde su época de alumno de la Universidad Nacional —donde forjó su carrera como docente e investigador desde profesor asociado hasta titular, pasando por director de departamento y vicedecano de investigación— era apático al nitrógeno, pero la vida se encargaría de hacer que le gustara y por ello dos terceras partes de los 138 artículos que ha publicado en revistas indexadas tratan sobre aminales heterocíclicos, unas extrañas moléculas orgánicas que contienen nitrógeno y que podrían tener múltiples usos en la industria farmacéutica o como insumo en la preparación de otras sustancias. 

Su equipo, que ha sintetizado cerca de 200 nuevos compuestos, es uno de los líderes mundiales en este campo. Aunque este doctor de la Universidad de La Laguna (España) es un investigador febril de la ciencia básica, la aplicada no le ha sido indiferente; así, dirigió el grupo internacional que diseñó una planta piloto experimental para producir vitamina D2 a partir de hongos, otra novedad mundial.

El señor de la materia 
Rubén Antonio Vargas

Desde niño, Rubén Antonio Vargas se obsesionó por saber el origen de los colores del arco iris, o por qué vuelan los aviones. Esa obsesión lo impulsó al fascinante mundo de la física. Se graduó como licenciado en Matemáticas y Física, de la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia de Tunja, es magister en Ciencias de la Universidad de Illinois, PhD en Física, y tiene estudios de posdoctorado de Chalmers University of Technology, Suecia. Hace parte del grupo de científicos que investiga la física del estado sólido o la materia condensada. A sus 74 años aún sueña con ponerle fin a la dependencia mundial de los combus-tibles fósiles.

En ese campo están sus mayores logros, ya que con sus investigaciones ha contribuido al mejoramiento del uso energético de unas partículas plásticas. Vargas confía en que en un futuro no muy lejano los dispositivos tecnológicos estarán basados en la nanotecnología, es decir, en la manipulación de partículas orgánicas llamadas membranas poliméricas nanoestructuradas, tecnología que ya emplea la Nasa en las estaciones espaciales, pero que aún es muy costosa para que se pueda utilizar en la vida cotidiana.

Ese es el gran aporte que sueña con dejarle a la humanidad y en esa meta trabaja desde una pequeña oficina de la Universidad del Valle, en Cali, donde busca mejorar la eficiencia de dichas membranas, consideradas el petróleo del futuro, pero con la particularidad de que no son contaminantes.