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EL QUE PECA Y REZA, EMPATA

Todos reconocen la gallardía de El Tiempo en la rectificación sobre el caso de monseñor Nel Beltrán. Pero ¿quién le metió el embuchado al periódico? Investigación de SEMANA.

2 de mayo de 1994

EL DOMINGO 27 DE MARZO, la edición del diario El Tiempo sorprendió a sus lectores. Un titular a dos columnas parecía poner fin al escándalo que había copado la atención de los colombianos durante los últimos días: "El Tiempo se rectifica. Obispo Nel Beltrán no estuvo en Cuba". Esta revelación del diario impactó más que su noticia del 10 de marzo, que daba cuenta de una supuesta cumbre de la Coordinadora Guerrillera en La Habana, a la que habría asistido "un polémico obispo ".
Tras una serie de publicaciones que relataban minuciosamente cómo se había desarrollado ese encuentro, el país pareció estar al borde de una nueva ruptura de relaciones con Cuba. El escándalo era de proporciones impredecibles: El Tiempo aseguraba tener información suministrada por varias fuentes confiables e independientes y avalada por altos funcionarios del gobierno; la Iglesia pedía que se publicara el nombre del obispo acusado y el gobierno solicitaba una nota explicatoria a Cuba.
Las pruebas que decía tener el diario y la divulgación de que el obispo era monseñor Nel Beltrán, hacían pensar que todo era cierto. Además, la aparición de una monja que decía haber visto al obispo en Cuba y la publicación de un informe de inteligencia estatal, reforzaron aún más la historia.
Sin embargo, sería ese informe de inteligencia el que llevaría al periódico a dudar de la solidez de su noticia. Las similitudes encontradas entre los datos entregados por un supuesto testigo a la Fiscalía, a otros organismos de seguridad y al propio diario, hicieron pensar al jefe de redacción, Francisco Santos, que no había tales fuentes independientes, sino una sola. "Cuando vi el informe -dijo a SEMANA- pusimos el semáforo en rojo. Ese mismo día confrontamos a todas las fuentes que nos habían suministrado la historia para que nos dieran, de una vez por todas, pruebas contundentes".
El Tiempo esperó las pruebas durante una semana, pero nunca llegaron. Entonces el viernes 25 de marzo, sus directivas decidieron rectificarse. "Yo mismo, consciente de lagravedad de todo lo que acababa de ocurrir, me puse a la cabeza y escribí la nota de rectificación ", dijo Santos. El diario reconoció ante el país, ante la Iglesia y ante el gobierno cubano, su propia equivocación "El Tiempo -decía la nota- fue blanco de un montaje de oscuras intenciones, cuya autoría intelectual y propósitos de fondo aún no hemos logrado establecer".
Este hecho tuvo dimensiones históricas, pues era la primera vez que un medio de comunicación reconocía, de manera contundente y valerosa, un error de esas dimensiones. Ese mismo domingo 27 de marzo, Enrique Santos Calderón, en su acostumbrada columna "Contraescape", eseribió: "Lo sucedido a este diario entraña toda una lección, que debemos asimilar en sus diversas implicaciones". Francisco Santos hizo mea culpa en su columna del pasado martes 29.

EL PAPELITO BLANCO
¿Cómo eomenzó toda esta historia? La noticia de la supuesta cumbre guerrillera en Cuba fue conocida por los periodistas de manera casual. El 9 de marzo, los reporteros estaban ocupados con la decisión del Consejo Nacional de Seguridad que había echado para atrás la orden de la Fiscalía de trasladar a la cárcel de Itaguí a cinco presos del cartel de Medellín. Cuando una reportera de El Tiempo y un periodista del noticiero CM& abordaron en su oficina al fiscal Gustavo de Greiff, éste les manifestó que hablaría solo "off the record", que en el lenguaje periodístiso significa cierta confidencialidad.
En la conversación informal, el Fiscal se refirió a varios temas. De acuerdo con la versión entregada a SEMANA por el periodista de CM&, De Greiff les dijo que tenía algo más importante para mostrarles. "Se refirió a un informe que la Fiscalía tenía sobre contactos de religiosos con la guerrilla colombiana en una reunión en Cuba. De inmediato le dijimos: '¿Cómo así, señor Fiscal? '. El sacó del bolsillo de la camisa unos papelitos y nos dijo: 'Entre el 23 y el 28 de enero Iván Márquez, Julio César González, Manuel Castillo, miembros de Send ero Luminoso y mucha gente más se reunieron en Cuba. Tenemos información de que allí estuvo posiblemente el sacerdote Nel Beltrán ". Cuando los reporteros salieron de la oficina del Fiscal, acordaron que antes de publicar esa noticia era urgente verificar la información. " Yo me puse en contacto con el corresponsal en Sincelejo -agregó el periodista de CM&- para que buscara a Nel Beltrán y confirmara la noticia que teníamos. El obispo se puso furioso cuando se le preguntó sobre el tema". Total, CM& no emitió la noticia.
La Fiscalía, según estableció SEMANA, había recibido la información sobre la cumbre guerrillera de varias fuentes. Una de ellas fue Luis Arturo García, a quien El Tiempo señaló como la persona que manipuló a la Fiscalía y al diario con la versión de que Beltrán había estado en Cuba. Consultado sobre la forma como ocurrió la denuncia ante la Fiscalía, García señaló: "El 8 de marzo me entrevisté con un alto funcionario y le conté mi versión. Cuál no sería mi sorpresa cuando dos días después la noticia apareció en El Tiempo". Cuando SEMANA le preguntó si ese alto funcionario al que él se refería era el Fiscal, contestó: "Naturalmente... naturalmente".

LAS VERSIONES
Tras la rectificación de El Tiempo la atención cayó sobre De Greiff, quien había respaldado todas y cada una de las informaciones publicadas. El alto funcionario insistió en que tenía pruebas "y las iba a cotejar". Cuando el escándalo empezaba a enfriarse, apareció la misteriosa monja, otra de las piezas claves de este rompecabezas. Se trataba de Teresita Villa, superiora de la Comunidad Dominica y quien, supuestamente, había visto a monseñor Nel Beltrán en Cuba. Pero en un comunicado aseguró que no había sido invitada ni había participado en el Congreso de Solidaridad en Cuba; que no conocía personalmente a monseñor Beltrán, "ni en el pasado ni en el presente".
Si la declaración de la superiora sorprendió al país, a Francisco Santos lo dejó todavía más perplejo. Aunque el periodista tiene claro que monseñor Beltrán no estuvo en La Habana, no se explica por qué la monja cambió su testimonio, cuando en las cuatro conversaciones que sostuvo con el periódico, ella dij o que monseñor Beltrán sí había estado en Cuba. "No tengo la más mínima idea de por qué está mintiendo", dijo Santos a SEMANA.
Todo este rollo de versiones y contraversiones parece más propio de una novela de Graham Greene. Después de la rectificación de El Tiempo, todos los protagonistas sostienen que se le ha puesto punto final. Todos, con excepción de uno: el Fiscal, quien con su posición, promete agregarle a la historia un capítulo más.