El regreso de los sabios

Durante los próximos diez meses, 43 intelectuales nacionales e internacionales trabajarán mano a mano con la academia y el sector privado para trazar una ruta de lo que debe suceder en el país en materia de ciencia, tecnología e innovación. Este grupo, bautizado Misión Internacional de Sabios, será una de las apuestas del presidente Iván Duque para responder no solo en cuanto a los desafíos en educación, sino en términos productivos y sociales del país.

Conforman el equipo 13 expertos internacionales (Francia, Chile, Holanda, Corea del Sur, Estados Unidos, Reino Unido, España y Alemania), entre los que se destacan el premio Nobel de Física Serge Haroche, y 30 nacionales como el biólogo Cristian Samper, la geóloga Adriana Ocampo y el exrector de la Universidad Nacional Moisés Wasserman. Ellos trabajarán en ocho comisiones bajo la dirección de Cristina Garmendia, exministra de Ciencia e Innovación de España.

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 Para hacer esto posible, las comisiones quedaron repartidas en varias temáticas: tecnologías convergentes e industrias 4.0; energía sostenible, biotecnología, medioambiente y bioeconomía; ciencias sociales, desarrollo humano y equidad; océanos y recursos hidrobiológicos; ciencias de la vida y la salud;

industrias creativas y culturales, y ciencias básicas y del espacio. De alguna manera, la misión sigue el camino de la que promovió el entonces presidente César Gaviria en 1993, pero esta vez integra nuevas áreas del conocimiento y tiene mayor relevancia internacional.

Sin embargo, la presencia de solo 15 mujeres plantea una discusión. “Somos solo el 30 por ciento del total de los sabios. Esto quiere decir que la mujer sigue discriminada en temas de ciencias. Además, tampoco hay una gran representación de las regiones e indígenas. Debemos tener en cuenta estos elementos para que el país pueda crecer en ciencia de manera incluyente”, dijo Mábel Torres, bióloga y miembro de la misión.  

Hace 25 años, el expresidente Gaviria reunió a diez sabios, entre ellos al Nobel de Literatura Gabriel García Márquez; al investigador Manuel Elkin Patarroyo; y al neurocientífico Rodolfo Llinás, entre otros, para que presentaran un documento sobre lo que tenía que hacer el país para transformar la educación. Pero como el Estado nunca desarrolló las recomendaciones, muchos académicos, incluso el propio Llinás, criticaron la propuesta de Duque de revivir la misión.  

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A pesar de ello, y tal vez para recuperar una tarea perdida, Llinás y el físico Eduardo Posada aceptaron integrar esta nueva misión. “Siempre le queda a uno un sabor amargo porque poco de lo que propusimos se cumplió. Espero que lo de esta misión sí se tenga en cuenta, y para eso necesitamos que esto quede en el Plan Nacional de Desarrollo”, comentó Posada.   

 Precisamente para cumplir las propuestas que los sabios presenten en diez meses, Duque aseguró que el Gobierno construirá un diálogo con los grupos de investigación de universidades como la Eafit, Javeriana, Industrial de Santander, Antioquia, Andes, Jorge Tadeo Lozano, Rosario y la Nacional, y algunas empresas privadas. Además, que hará una inversión presupuestal importante: “La  ciencia, por primera vez, recibirá 1,5 por ciento del PIB en este Gobierno”, expresó.

Todo parece indicar que la ciencia tendrá un papel protagónico en esta administración. Pero los sabios de la Misión de 1993, como Posada, Carlos Vasco y Fernando Chaparro, hacen un llamado para que el documento que esta nueva Misión Internacional de Sabios entregará en diez meses no termine como otro saludo a la bandera.