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La comunidad indígena de Bacurú Purrú, en el resguardo Río Valle y Boroboro del municipio de Bahía Solano.
La comunidad indígena de Bacurú Purrú, en el resguardo Río Valle y Boroboro del municipio de Bahía Solano. | Foto: Defensoría del Pueblo

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El temor sigue vivo en comunidades desplazadas de Bahía Solano

El asesinato del líder Miguel Tapí Rito generó un desplazamiento masivo que dejó cuatro caseríos despoblados. Aunque la preocupación y el miedo los invade, la comunidad desea estar en su territorio con todas las garantías de seguridad.

13 de diciembre de 2020

Después del asesinato de Miguel Tapí Rito el 4 de diciembre, las comunidades de Bacurrú Purrú, Boroboro, El Brazo y Posamanza –norte de Bahía Solano– empezaron a repetir la frase “yo me voy”. Las 906 personas, entre adultos y niños, sin pensar mucho, arrancaron río abajo y llegaron hasta el corregimiento El Valle, donde se encuentran albergadas con familiares, unas, y en el colegio Santa Teresita, otras.

La comunidad no había vivido una situación de estas, por más que ven cruzar grupos armados ilegales por los caseríos. Es la primera vez que sufren un desplazamiento a pesar de que el año pasado estuvieron a punto de salir de sus tierras porque encapuchados llegaron a intimidarlos, según contó uno de los afectados, que prefirió omitir su nombre. En esa ocasión, lograron pedir ayuda a tiempo a las autoridades y la Armada Nacional hizo presencia durante cerca de dos meses.

“Tenemos miedo, tenemos esa psicosis de lo que vamos a encontrar allá. Al Gobierno le estamos pidiendo seguridad permanente, porque nadie conoce a nadie, allá llegan esas personas encapuchadas, entonces no sabemos quiénes son”, cuenta mientras insiste en que uno de los afanes de estar en los caseríos es cuidar los cultivos de plátano y las aves de corral que dejaron a su suerte al salir para proteger sus vidas.

Allá nadie quiso quedarse. Pero ahora el cansancio hace mella, pues desean estar en la comodidad que ofrecen sus hogares y no en salones de clase compartiendo espacio con otras familias y durmiendo en el piso.

Carlos Mario Cardona, personero de Bahía Solano, dijo que se ha estado brindado acompañamiento a las comunidades para el restablecimiento de sus derechos y que se están buscando las garantías para que todas las personas puedan regresar bajo la seguridad y tranquilidad a sus hogares.

El representante del Ministerio Público comentó que la situación de esta comunidad ya había sido advertida, pero no se le prestó la atención debida. Ahora, con las familias que se encuentran en el corregimiento El Valle, el panorama que preocupa es el de la salud.

“El llamado que vengo haciendo desde la semana pasada que llegaron las comunidades es para evitar un posible contagio masivo de covid. Algunas personas de la comunidad han presentado síntomas asociados con el virus”, destacó el personero, y dijo agregó que las condiciones de higiene son precarias, no hay un protocolo de bioseguridad y se han presentado situaciones como brotes en la piel y problemas intestinales, por lo que solicitan una brigada de salud urgente.

Bahía Solano es un municipio turístico que seduce por los paisajes y las playas. A veces, en recorridos que se programan, llegan visitantes a los caseríos. “Después de esto, de ver esta situación, no llegará nadie”, contó el habitante, quien repite varias veces que de salud él está bien, pero que en lo anímico preferiría estar en su casa. Allá donde viven de la cacería, la pesca, de los cultivos de pancoger. “Creo que aquí debemos tomar una decisión –afirmó–, nos tenemos que reunir con las autoridades para saber qué hacemos; que ellos nos brinden la seguridad para poder estar allá”.

La Armada Nacional llegó a los poblados desde el sábado de la semana pasada. Son los únicos que están presentes porque ninguno de los habitantes quiere arriesgarse a regresar por ahora.

A los caseríos se llega desde el corregimiento El Valle, por el río Valle. Es un recorrido de unos 17 kilómetros. Hora y media de viaje en una lancha a motor cuando el río tiene buena agua, o seis horas remando. Pero este habitante de la comunidad dice no pensar en eso ahora, le preocupa más estar allá y saber si aún están vivos unos pollos que les dieron a principio de año como parte de un programa de alimentación. “Algunos animalitos ya se habrán muerto de hambre, eso nos preocupa porque de eso depende que nos alimentemos, de los animalitos, del huevo”.