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Las condiciones están dadas para que la Universidad Distrital se proyecte como uno de los mejores centros educativos del país, o para que caiga en manos del clientelismo y la politización.

BOGOTÁ

El tesoro escondido

Un multimillonario presupuesto, una importante burocracia y su potencial como fortín político convirtieron al rector de la Universidad Distrital en uno de los cargos más apetecidos del Distrito. Por eso hay una verdadera batalla por la próxima elección.

25 de septiembre de 2010

Dirigentes políticos, ex altos funcionarios del gobierno nacional y de organismos internacionales, y miembros de la comunidad académica, protagonizan por estos días una silenciosa pero intensa puja por la rectoría de la Universidad Distrital de Bogotá.

El abanico de aspirantes es variado: se postularon Wilson Borja, dirigente del Polo; Guillermo Reyes, ex viceministro de Justicia de Uribe y líder del Partido Conservador; Germán Bula, ex ministro de Educación y ex embajador en Venezuela, y Ana Milena Escobar, ex directora ejecutiva del Convenio Andrés Bello, entre un total de 22 candidatos, varios de ellos funcionarios de la misma Universidad. Un número nunca antes visto en la historia de este centro educativo.

Aunque todos los candidatos hablan de su interés por mejorar las condiciones académicas de la universidad, parece ser que para algunos de ellos las variables de presupuesto y caudal de votos pueden ser las más atractivas.

Durante años la Universidad Distrital enfrentó una difícil situación en sus finanzas por un impositivo régimen pensional, que absorbía su presupuesto de funcionamiento. Pero Carlos Ossa, rector hasta hace pocos días, y aspirante a reelegirse, logró mediante una buena gestión sacar adelante un acuerdo que liberó el presupuesto de la entidad y activó millonarios recursos de una estampilla, que le garantizan una caja para inversión que cualquier entidad envidiaría. Al fin y al cabo en cada uno de los tres años de mandato el nuevo rector tendrá un presupuesto de funcionamiento de unos 220.000 millones de pesos.

La universidad además cuenta con cerca de 2.000 puestos que son casi de libre nombramiento y remoción entre profesores de cátedra y personal vinculado con órdenes de prestación de servicios, lo que lo hace muy atractivo en términos de burocracia. A esto se suman 28.000 estudiantes en todas su sedes, una cifra nada despreciable para quien sienta que puede convertirla en respaldo electoral.

El sistema de elección del rector tiene tres filtros. El primero es el de los requisitos de títulos y experiencia académica. En este ya se quedaron cinco candidatos, entre los que se encuentran Borja y Escobar. Luego viene una votación de estudiantes, docentes y trabajadores, prevista para los próximos días, en la que normalmente se abstiene el 70 por ciento. Los cinco primeros candidatos pasan a la votación del Consejo Superior Directivo, compuesto por nueve miembros. Quien consiga el apoyo de al menos seis de ellos es el nuevo rector.

Del Consejo hacen parte el Alcalde Mayor o su delegado, el Presidente de la República y el Ministro de Educación o sus delegados, un representante de los gremios, otro de las directivas académicas; y profesores, estudiantes, egresados y ex rectores tienen cada uno un representante. Tradicionalmente, los de los gremios y los delegados del gobierno nacional votan alineados con la administración, por eso cada vez son más las cábalas de quién recibirá el guiño del burgomaestre, y si hay un ‘gallo tapao’ entre los candidatos.

Las miradas se han centrado en Olmedo Vargas, un reconocido académico muy cercano de la casa Moreno Rojas desde hace más de una década, cuyo nombre suena cada vez con más fuerza en los pasillos del claustro. Su cercanía con la familia del Alcalde viene desde su paso por la Universidad Pedagógica y Tecnológica de Tunja donde fue docente y luego rector. Allí comenzó varios estudios sobre el gobierno del general Rojas Pinilla lo que facilitó su cercanía con Maria Eugenia Rojas. Luego fue asesor de Samuel Moreno cuando estaba en campaña, y desde el año pasado es el director del Instituto para la Investigación Educativa y el Desarrollo Pedagógico (Idep), una entidad que depende de la Alcaldía. Vargas dijo a SEMANA que se enteró por casualidad de la convocatoria, que los respaldos logrados hasta ahora son resultado de una asidua campaña y que es un candidato “independiente sin compromisos con nadie ni adentro ni afuera”.

En la Universidad Distrital las condiciones están dadas para que este tesoro escondido se proyecte como uno de los mejores centros educativos del país, o para que caiga en manos del clientelismo y la politización. La diferencia la puede empezar a hacer la participación masiva y consciente de la comunidad universitaria en las elecciones de los próximos días.