Home

Nación

Artículo

Germán Efromovich vuelve a sorprender con su visión para los negocios. Hace seis años compró a Avianca, que estaba prácticamente quebrada, la reestructuró, la mejoró y hoy la convierte en la aerolínea líder de América Latina, tras la unión con Taca

NEGOCIO

El toque de Efromovich

El acuerdo que acaban de firmar Avianca y Taca es, de lejos, el negocio privado del año. Germán Efromovich vuelve a sorprender. Compró una empresa casi quebrada y en seis años la convirtió en líder de América Latina. ¿Cómo lo hace?

10 de octubre de 2009

Hace seis años, cuando se puso en venta a Avianca, Germán Efromovich, dueño del grupo Synergy, y Roberto Kriete, propietario del grupo Taca, se cruzaron en el camino, como dos inversionistas más interesados en la aerolínea bandera de Colombia. Los dos le pusieron la lupa a la compañía y luego de evaluarla, Taca desistió del negocio. Según se rumoró, porque no estaba dispuesta a poner tanta plata para renovar la flota de Avianca.

Algo muy diferente vio Germán Efromovich, quien hizo gala de su fama de descubrir oportunidades donde otros no las ven. Este empresario boliviano de nacimiento, con raíces polacas, criado en Chile y con múltiples negocios en el mercado petrolero en Brasil, sorprendió al quedarse con la aerolínea insignia de Colombia, la segunda más antigua del mundo.

Quién hubiera imaginado que, un lustro después, Efromovich y Kriete volverían a verse las caras en circunstancias tan parecidas. Hace poco más de un año, en un encuentro casual en una suite del hotel Waldorf Astoria, en Nueva York, los dueños de Avianca y Taca comenzaron a cocinar el acuerdo que firmaron la semana pasada y que tiene alborotado al sector aéreo de América Latina. Tal vez la diferencia más grande es que la situación de la aerolínea colombiana ha cambiado del cielo a la tierra. De verse al borde de la quiebra pasó a ser una empresa exitosa, rentable y respetada.

No se sabe quién convenció a quién. Pero los amigos de Efromovich no dudan en atribuirle la iniciativa. Es que este ingeniero mecánico de la Universidad de Brasil deja huella por donde pasa. "Tiene una capacidad enorme para visualizar los negocios", dice Fabio Villegas, presidente de Avianca.

La mejor muestra de ello, y de que es además muy arriesgado, es lo que hizo cuando compró Avianca, pues decidió no hacer la acostumbrada auditoría contable y jurídica (due dilligence) a pesar de que se trataba de una empresa con un pasivo de 300 millones de dólares.

Cualquier calificativo parece quedar corto cuando se mira el cambio de Avianca. Un año antes de quedar en manos de Efromovich perdió 309.000 millones de pesos. Y el año pasado, junto con sus compañías subordinadas, registró una utilidad neta cercana a 50.000 millones de pesos e ingresos operacionales por 3,8 billones de pesos, en un crecimiento del 25,3 por ciento frente a 2007. El Ebitda (utilidad operacional antes de intereses, amortizaciones e impuestos) se situó en 189 millones de dólares.

Pero las cifras no son las únicas que dan fe de que, como dice su eslogan, "algo bueno está pasando". Avianca había creado por años fama de incumplimiento, sobreventa y servicio deficiente. Hoy eso parece un pasado muy lejano. En estudios hechos por terceras personas, los niveles de satisfacción del cliente se han elevado a cerca del 90 por ciento.

En buena parte también está ahí la mano de Efromovich. En un reportaje de la revista Dinero, Villegas cuenta que Efromovich se preocupa hasta del mínimo detalle: "A veces llega al aeropuerto a las 5 de la mañana para estar presente en las horas pico. Toma nota sobre cómo agilizar las colas, mira los aviones, revisa que estén limpios. Eso se ha convertido en un ejemplo que transmite a toda la cultura de la organización".

Pues bien, todo parece indicar que Efromovich encontró en Roberto Kriete un socio perfecto. Comenzaron a tejer una relación más allá de la comercial que tenían Taca y Avianca y descubrieron grandes coin-cidencias. Hace casi un año comenzaron a ponerle números y contrataron consultores de Merrill Lynch, Caoba Capital, Greenberg Traurig, Simpson Thacher&Bartlett LLP y Gómez-Pinzón Zuleta.

Desde el comienzo había quedado claro que si llegaban a un acuerdo no era para desaparecer a alguna de las dos compañías. Por eso, la fórmula fue crear un holding al que Avianca y Taca aportarían todas sus acciones. El acuerdo sigue el modelo de la unión de la holandesa KLM y la francesa Air France, en el cual las operaciones se mantienen separadas.

Después de evaluar los balances, la operación aritmética dio como resultado que Avianca tendrá el 67 por ciento, y el 33 por ciento será para Taca. Aún no llegan a esos porcentajes, pero esa será la meta. Además Avianca compró el 10 por ciento de Taca, y todo esto entró a la canasta del nuevo holding.

En la estructura gerencial se unen las juntas directivas de las dos empresas, pero en el resto de la organización las cosas siguen tal cual. En la junta directiva estarán como presidente Roberto Kriete, que hasta el momento es CEO de Taca, y Germán Efromovich, dueño mayoritario de Avianca. La línea directiva del holding estará encabezada por Fabio Villegas, presidente ejecutivo, y Gerardo Grajales, vicepresidente financiero, ambos de Avianca. Estuardo Ortiz, del Grupo Taca, se desempeñará como vicepresidente ejecutivo. No desaparecerán las marcas y cada compañía seguirá operando como venía haciéndolo, pero la nueva administración del holding tomará las decisiones.

El negocio entre Avianca y Taca fue uno de los secretos mejor guardados. Un grupo no mayor de 10 personas manejó sigilosamente la operación, hasta cuando lo publicó SEMANA en la edición del 27 de septiembre.

Se anticiparon
En 2007, cuando las partes comenzaron a tejer este acuerdo, todavía no se hablaba de recesión global, pero la crisis de la industria aérea era bien conocida desde 2001. Desde entonces en Europa y Estados Unidos las compañías trabajan sobre posibles negocios con sus competidoras.

La consolidación y la concentración de la aviación mundial se dan por un hecho, pero hasta el momento los expertos no creían que este sería el camino para América Latina. Lo destacable del acuerdo entre Efromovich y Kriete es que se anticipa a lo que se puede venir para la aviación regional.

Aunque los combustibles han bajado, no hay que cantar victoria. Que el petróleo haya descendido de 145 dólares el barril el año pasado a 60 este no significa que el ventarrón haya mermado para este sector.

Todo esto hace urgente estar preparados y en una posición más fuerte. Avianca y Taca ya dieron el primer paso y se da por hecho que sus competidores no se quedarán quietos. De hecho, se insiste en que Lan está interesada en Aires. Ahora la competencia entre la aerolínea chilena (hace cinco años también se interesó en Avianca) y el grupo Avianca-Taca estará como para alquilar balcón.

Este negocio alborotó el mercado. La nueva compañía nace con 129 aviones que servirán a 100 destinos en el mundo, 75 de ellos sólo en Latinoamérica (ver gráficos). Será una de las pocas que tendrá todas las marcas de aviones: Airbus, Boeing, Embraer y Fokker.

La complementariedad entre ambas aerolíneas es casi perfecta: sólo tienen repetidas dos rutas: Bogotá-Lima y Bogotá-San José de Costa Rica. Avianca consigue de entrada 30 rutas nuevas con esta alianza y una red con cuatro centros operativos en Bogotá, Lima, El Salvador y San José.

El miércoles de la semana pasada, Germán Efromovich dio dos ruedas de prensa, una en San Salvador y otra en Bogotá, con una diferencia de cinco horas. Y así como hace cinco años cuando compró Avianca dijo que sería la aerolínea más grande de América Latina en 2010, ahora dijo: "Nos van a faltar aviones para atender todos los destinos y toda la demanda".