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| Foto: SEMANA

JUDICIAL

Emilio Tapia será trasladado a la base naval en Cartagena

Habrían intentado envenenar al excontratista vinculado a actos de corrupción dentro del caso del ‘carrusel’ de contratos.

3 de marzo de 2016

Aunque el empresario Emilio Tapia se encuentra en uno de los pabellones de máxima seguridad en la cárcel La Picota en Bogotá, un juez ordenó su traslado.

En pocas horas abandonará el centro penitenciario por donde han pasado reclusos de alto perfil como los narcotraficantes Miguel y Gilberto Rodríguez Orejuela, jefes guerrilleros, entre muchos personajes que además de pagar sus condenas se les ofrece máxima seguridad.

Tapia está allí, entre otras cosas, porque necesita ser protegido. Se trata de uno de los testigos más importantes de la Fiscalía en decenas de procesos del denominado ‘carrusel de la contratación‘. Por eso, para el ente investigador, es importante asegurarse de que esté bien.

Sin embargo, según fuentes de la Fiscalía, Tapia está bajo amenaza y debe ser trasladado a una guarnición militar. De ahí que en las últimas horas un juez haya ordenado el traslado del contratista a otro centro penitenciario en Cartagena.

De acuerdo con la entidad, al pabellón de seguridad llegó una comida envenenada que fue ingerida por un compañero de celda del conocido empresario, que tuvo que ser internado en una clínica.

Ahí empezaron los rumores y las versiones que señalaban que a quien querían envenenar era a Tapia. El ente acusador adelanta investigaciones para dar con los responsables de estos hechos y determinar la presunta complicidad de los guardias.

Fuentes del Inpec advierten que Tapia sería trasladado a la guarnición militar donde se encuentra el exministro del Interior Sabas Pretelt de la Vega, en Cartagena, donde hay cómodas instalaciones.

Esta no es la primera vez que un juez ordena medidas para proteger al principal testigo de la Fiscalía en el escándalo del carrusel. El 20 de enero se ordenó a la Policía Nacional brindar acompañamiento a su familia, tras denunciar seguimientos y amenazas contra su vida.

El excontratista Emilio Tapia fue condenado a 17 años de prisión  por los delitos de interés indebido en la celebración de contratos y cohecho propio. También tiene otra sentencia de tres años por el delito de concierto para delinquir.  Todavía lo espera una  condena por enriquecimiento ilícito.