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Empresarios, a favor de diálogos con las FARC

Un sondeo de la fundación Ideas Para la Paz (FIP) señala que para los líderes del sector “es improbable el éxito de la salida militar” del conflicto.

26 de agosto de 2012

Con buenos ojos verían los empresarios del país que el Gobierno Nacional emprenda diálogos de paz con la guerrilla de las FARC, siempre que sea en condiciones de superioridad del Estado y que los insurgentes demuestren buena voluntad y renuncien a tomarse el poder por la vía armada.
 
Este es el resultado del sondeo que la FIP realizó en el primer trimestre del año entre 32 líderes empresariales y 9 ejecutivos de multinacionales presentes en el país, en el que dejan entrever un voto de confianza al Gobierno Nacional pero que tampoco se constituye en un 'cheque en blanco'.
 
El trabajo se centró en indagar acerca de las condiciones en las que el empresariado aceptaría los eventuales diálogos, qué papel jugarían ellos dentro de esa etapa de resolución del conflicto e, incluso, si estarían dispuestos a meterse la mano al bolsillo para apoyar el proceso.
 
La divulgación de los resultados coincide con los señalamientos de que voceros del Gobierno adelantan secretamente encuentros con pares de las FARC y que su sede sería Cuba. El principal promotor de la versión es el expresidente Álvaro Uribe, quien se ha mostrado bastante crítico frente a la administración Santos y ha argumentado que ello se presta para "desmoraliza" a las fuerzas armadas.
 
Directamente, el presidente Juan Manuel Santos no confirmado ni negado hasta ahora los hechos. Sin embargo, desde el Gobierno se han desmentido aunque haciendo siempre la claridad de que el tema es potestad presidencial.
 
Entre tanto, los empresarios dijeron que son partidarios de una salida negociada al conflicto armado que existe con la guerrilla dado que ven improbable que se pueda hacer por la vía militar, "algo que se evidencia en los casi 50 años que lleva el conflicto", señala el texto. De allí que vean la acción militar como camino para "imponer la vía de la negociación" y no dejarle más alternativa a los alzados en armas.
 
De allí se desprende que el Estado negociaría en condiciones de superioridad militar y política para evitar el ‘fantasma’ de lo ocurrido con los diálogos del Caguán. También, el empresariado planteó que los diálogos tengan de lugar fuera del país, que sean discretos y que se efectúen en términos prácticos.
 
Se citaron como condiciones que las FARC reconozcan que fracasó en tomarse el poder por la vía armada y que hagan demostraciones evidentes e inequívocas de buena voluntad. Así las cosas, la agenda versaría puntualmente acerca de desarme, desmovilización y reintegración a la sociedad.
 
Al indagar sobre la etapa de posconflicto, los empresarios se mostraron dispuestos a aceptar la participación en política de quienes decidan dejar la guerra con base en la negociación.
 
También indicaron que pueden cumplir un rol para ayudar en la reinserción a la sociedad de los desmovilizados, mediante soluciones de empleo y apoyo en proyectos productivos. Incluso dijeron estar dispuestos a cancelar una contribución tributaria adicional una vez se de inicio al proceso.