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En aguas poco profundas

En un foro organizado por SEMANA, la fundación Hans Seidel, Probarranquilla y la Cámara de Representantes, La Arenosa analizó su compleja problemática portuaria.

24 de noviembre de 2003

Extranjeros, maquinaria, cultura, nuevos negocios y progreso llegaron a Barranquilla desde comienzos del siglo XX gracias a su puerto, lugar que incluso le dio a la ciudad el apelativo de 'La Puerta de Oro de Colombia'. Hoy la supervivencia industrial y comercial de Barranquilla depende de que el gobierno le dé vía libre a un proyecto de profundización del canal de acceso al puerto que aumente su calado y le devuelva a la ciudad la competitividad que ha perdido debido a la sedimentación del río Magdalena.

La poca profundidad del río hace que sólo se utilice el 50 ó 60 por ciento de la infraestructura portuaria de la ciudad por las dificultades de acceso, lo que le implica a los empresarios pagar 'falsos fletes' por los excedentes que se dejan de embarcar, un factor adverso para los muelles locales. Por esto la ciudad sólo espera la aprobación del proyecto en las plenarias de Senado y Cámara, para que el presidente Alvaro Uribe sancione la reforma a la ley de puertos, y que logró que por primera vez en mucho tiempo congresistas, gremios, portuarios y autoridades locales se lanzaran a una cruzada por recuperar el puerto de Barranquilla.

La ciudad se enfrenta al reto de recuperar el puerto o desaparecer del panorama exportador e importador del país. Y es que la vida comercial e industrial, así como su plataforma de comercio exterior ha perdido competitividad frente a los terminales de Buenaventura, Santa Marta y Cartagena. La discusión sigue siendo de dónde salen los recursos pues el dragado que se realiza constantemente en el río Magdalena le cuesta a Cormagdalena más de 1,5 millones de dólares al año.

Con la reforma liderada por la bancada costeña, entre ellos el presidente de la Cámara de Representantes, Alonso Acosta Ossío, se lograría que los recursos que recibe la Nación por las concesiones portuarias se reinviertan en los mismos puertos. Los empresarios, como lo asegura el presidente de la Sociedad Portuaria Regional de Barranquilla, Fernando Arteta, están dispuestos a poner dos millones de dólares para este propósito.

Durante el foro 'Barranquilla, puertos para que arribe la paz', que organizaron la revista SEMANA, la Cámara de Representantes, las fundaciones Hans Seidel, Probarranquilla y Domopaz, se entregó un nuevo estudio que logra viabilizar técnica, económica y financieramente el proyecto cuyo costo sería de 18 millones de dólares, algo que se había convertido en uno de los principales obstáculos para su ejecución.

El gobierno nacional le había manifestado a las fuerzas vivas de la ciudad que no contaba con los recursos para realizar las obras y que sólo se podrían llevar a cabo si el sector privado y la ciudad encontraban los mecanismos de financiación. La decisión está en el terreno del gobierno, que contaría con una herramienta para destinar los recursos de las concesiones que serían utilizados no sólo para solucionar el problema de acceso a Barranquilla, sino también para obras en los puertos de Santa Marta, Cartagena y Buenaventura.

De no realizarse el proyecto, significaría un estancamiento en la movilización de carga por la ciudad, igualmente no permitiría el desarrollo de la política de recuperación del transporte y navegación por el río Magdalena y en la que el gobierno Uribe ha invertido más de 45.000 millones de pesos, también sacrificaría proyectos vitales para la ciudad como la construcción de una planta de amoníaco por parte de Monómeros Colombo Venezolanos y la ampliación de la planta de Cementos del Caribe, entre otros, que están a la espera del visto bueno del presidente Uribe.