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ENTREVISTA
"En El Salado la gente tiene que volver a creer en sí misma"
El presidente de la Fundación Carvajal, Roberto Pizarro, habló con SEMANA sobre el alcance del proyecto de reconstrucción de El Salado.
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Desde que Julio Sánchez Cristo está promoviendo la campaña para la recuperación de El Salado, en Bolívar, en una alianza de empresas privadas, organismos de cooperación internacional, instituciones públicas y medios de comunicación para sacar adelante este corregimiento se ha despertado un gran interés sobre cómo la sociedad puede involucrarse en procesos de reconciliación y reparación con las víctimas de la violencia. La gran pregunta detrás de todo este esfuerzo es cómo hacer para que un corregimiento que hoy es símbolo de la barbarie de la guerra se convierta en un símbolo de la solidaridad y la reconciliación.
SEMANA: ¿Qué significa la campaña de reconstrucción de El Salado?
Roberto Pizarro: Significa iniciar un laboratorio para demostrar cómo con voluntad política, con el sector privado, con organizaciones sociales, organismos de cooperación internacional y con la gente del común se puede sacar una comunidad adelante. Se busca que la gente regrese y que recupere lo que perdió con la violencia. Es una alianza sin precedentes que puede resultar siendo un modelo muy importante en Colombia para replicar en otros territorios en los que ha pasado lo mismo.
SEMANA: ¿Qué es lo primero que se podrá ver reconstruido?
R.P.: Posiblemente no van a ser edificios en el corto plazo. Lo más importante es reconstruir el tejido social. Volver a que la comunidad actúe como una comunidad, con sueños, con ideas, que la gente vuelva a creer en sí misma y en sus vecinos para tener un proyecto colectivo de salir adelante. La infraestructura se irá dando en el camino y ellos mismos serán quienes definan sus prioridades. La gente quiere retornar, quiere tener tierra y quiere trabajarla como lo hacían antes.
SEMANA: ¿Cuánto tiempo puede tomar este proyecto?
R.P.: Es un proceso que debe demorar no menos de tres años. La intensidad de la intervención es muy fuerte al principio, pero cada vez la comunidad va cogiendo su propia dinámica y se adueña de los procesos. El arranque es el más difícil, porque es donde se definen las reglas del juego, los procesos y los recursos. No son procesos de corto plazo, porque requieren la participación absoluta de la comunidad.
SEMANA: ¿Cómo se integra el Estado con esta iniciativa del sector privado?
R.P.: Las instituciones tienen que estar involucradas desde el principio en el proceso, es la única manera de que la reconstrucción de El Salado sea exitosa. No hacemos nada con que un donante regale el puesto de salud si el municipio no asegura el médico. De nada sirve una gran escuela con computadores nuevos y grandes dotaciones si el Estado no asegura los docentes. Las empresas involucradas serán un complemento, pero es muy importante entender que aquí nadie pretende reemplazar al Estado. De hecho, instituciones como la Comisión Nacional de Reparación ya vienen adelantando esfuerzos importantes en este frente.
SEMANA: ¿Qué significa una intervención integral en una comunidad?
R.P.: Un desarrollo integral tiene que ver con superar las trampas de la pobreza. Es decir, romper con factores como la desnutrición, la poca capacitación, el analfabetismo, el uso de tierras, la violencia y el desplazamiento. Además, por las características de esta población, habrá que hacer mucho énfasis en el apoyo sicológico, en justicia restaurativa, en perdón y olvido.
SEMANA: ¿Qué riesgos se pueden esperar de este proceso?
R.P.: El primero es agentes externos que buscan destruir este tipo de proyectos porque no les conviene. El segundo es la desconfianza que pueda tener la gente. El tercero es el individualismo, a los colombianos se nos dificulta trabajar asociativamente. El último, y probablemente el más importante, es el cansancio. Aquí nadie se puede cansar porque no es un proceso de corto plazo. Sin embargo, el compromiso que han demostrado los aliados y los medios, hace pensar que son suficiente garantía para que resulte siendo un proceso serio y exitoso.