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Desde 2002 Hugo Fenel usó la identidad de un zapatero que vive en Medellín. Con esa identidad hizo negocios , compró seguros y viajó.

judicial

En nombre ajeno

Con la captura de uno de los extraditables borrados por Rafael García de los listados del DAS se descubre que la mafia pudo haber llegado hasta la Registraduría Nacional.

10 de marzo de 2007

El pasado 5 de agosto detectives del DAS siguieron con sigilo y ansiedad una camioneta Toyota que viajó desde Medellín hasta Valencia, Córdoba. Los agentes sabían que el éxito de la operación 'Dignidad' significaría la captura de uno de los 12 narcotraficantes más buscados y reivindicaría la maltrecha imagen del DAS.

Al notar la presencia de las autoridades, el hombre que viajó en la camioneta procedió a mostrar su cédula y otros documentos que lo identificaban como Miguel Ángel Henao Arias. Estaba tranquilo. Los detectives revisaron los documentos y encontraron que el hombre realmente era Hugo Fernel Bernal, uno de los extraditables a los que Rafael García, ex jefe de informática del DAS, le borró sus antecedentes.

El historial delictivo de Bernal se remonta a 1992, cuando era teniente del Ejército y por nexos con el cartel de Medellín fue retirado. Desde 1994 viajó regularmente a Brasil, Panamá y Venezuela coordinando el envío de droga a Estados Unidos. Para entonces ya poseía una fortuna con este negocio y contaba con la protección de Salvatore Mancuso y 'Jorge 40'. Pero su rastro se perdió para las autoridades desde 2001, cuando la Interpol emitió orden de captura internacional en su contra.

¿Cómo logró este capo burlar las autoridades y llevar una vida relativamente tranquila por cerca de cinco años durante los cuales incluso fue a Panamá y regresó sin apuros? Las autoridades saben que la explicación está en la Registraduría. Todo apunta a que este capo y posiblemente los otros tres borrados tendrían allí una 'ficha' que sería algo así como el Rafael García de la Registraduría.

No de otra manera se explica que Hugo Fernel portara desde 2002 una cédula 'auténtica' en la que están su huella, su foto y su firma bajo otra identidad. De alguna manera este capo logró filtrar la Registraduría y empleando un procedimiento químico hizo que la tarjeta de dactiloscopia de Miguel Ángel Henao Arias fuera trastocada. Es decir que matriculó su cuerpo en la identidad de este ciudadano libre de delitos y sospechas. Según los investigadores el narcotraficante pagó 200 millones por el refinado cambio de identidad. Con su nueva cédula hizo negocios y viajó.

Pero un informante alertó al DAS sobre el posible cambio de identidad. Desde entonces los detectives se concentraron en determinar la nueva 'chapa' del capo. Revisaron cientos de actas de defunción y lápidas, sospechando que Bernal habría adoptado la identidad de un muerto. Sin embargo, la investigación, que se prolongó por año y medio, los llevó a descubrir lo que pasó en la Registraduría. Una vez se estableció la nueva fachada civil del narcotraficante, se le rastreó con facilidad hasta capturarlo.
 
"Ya que actuaban en llave, es posible que los otros tres capos también tengan una nueva identidad limpia", dijo a SEMANA uno de los detectives del caso, refiriéndose a Néstor Ramón Caro, Nodier Giraldo Giraldo y Mario Camacho, también beneficados con las actuaciones de García en el DAS.

SEMANA expuso al registrador delegado para la identificación, Jaime Hernando, la afirmación hecha por los investigadores del DAS sobre la posible irregularidad que habría permitido a Hugo Fenel obtener ilegalmente una identidad. El funcionario solicitó un tiempo prudencial para revisar las actuaciones internas e informarse sobre qué pudo ocurrir, ya que "de ser cierto, sería algo muy grave".

Hugo Fenel será extraditado próximamente y aunque hasta hoy se niega a confesar el procedimiento y los nombres de los implicados en su limpieza en el DAS y la Registraduría, es posible que esté reservando esa información para negociar beneficios con la justicia norteamericana.

Con la captura de este capo, las autoridades han logrado descubrir qué ocurrió. Ahora van tras el responsable, o los responsables, y como ocurrió en el propio DAS, podrían salir salpicados altos funcionarios de la Registraduría.