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En un país como el nuestro.

Hernán Orjuela.
30 de abril de 2001

En un país como el nuestro cada ciudadano tiene la responsabilidad de aportar algo para el beneficio de su familia, vecindario y comunidad en general. No importa si la actitud es grande o pequeña pero debe sentirse. Y si ese tipo de compromiso es un deber del ciudadano común, ¿que hay que esperar de los colombianos que tienen las herramientas para divulgar o promover mejor calidad de vida?



Como comunicador social y director de entretenimiento del Canal Caracol, cada día siento más conciencia que aportarle al país no sólo es motivarlo con palabras a vivir en paz, con justicia y democracia sino hay que ofrecer herramientas que induzcan más rápido a la tolerancia, como son el humor y el esparcimiento demostrados en un medio masivo como la televisión.



Creo que debemos darles gracias a los humoristas profesionales, libretistas ingeniosos, cuentachistes urbanos, comediantes de salón y personas simpáticas que con sus instintivas actitudes hacen reír, por hacer que a la gente no se le olvide que en sus rostros también se puede dibujar algo distinto a una expresión de tristeza, incertidumbre o dolor.



Que bueno es salir actualmente de Colombia y que la señora o el vendedor en muchas ciudades no le pregunten a uno sobre cuántos muertos, bombas o toneladas de droga han caído; sino más bien que insistan en que uno les responda qué está pasando con el cuartel de las feas en Betty o cuándo los visita el elenco de ‘Sábados Felices’ y si por casualidad vamos a grabar ‘También Caerás’.

Colombia ha sido históricamente un país con mucho sentido del humor; ojalá la crisis y la violencia de hoy, más incisiva que nunca, no arrase una vez más con símbolos de este sentimiento como pasó con Jaime Garzón.