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| Foto: Daniel Reina

ENTREVISTA MARÍA JIMENA DUZÁN

El verdadero jefe de gobierno es la anarquía

Leopoldo López Gil, padre del dirigente opositor preso desde hace mes y medio, habla de las circunstancias de su detención, de sus conversaciones con Diosdado Cabello y del carácter dictatorial del gobierno de Nicolás Maduro.

29 de marzo de 2014

MARÍA JIMENA DUZÁN: Usted estuvo en todo el proceso de la entrega de su hijo Leopoldo y para eso tuvo que hablar en dos ocasiones con Diosdado Cabello. ¿Cómo fueron esos encuentros?

LEOPOLDO LÓPEZ GIL: Sí, te puedo contar que las dos veces que yo me entrevisté con el presidente de la Asamblea, el capitán Cabello fue para decirle que Leopoldo no quería salir del país y que no quería el asilo. La primera vez que me reuní con él fue luego de que allanaron mi casa buscando a Leopoldo porque tenía una orden de captura en que lo acusaban de cometer crímenes verdaderamente inconcebibles, como el homicidio de tres personas, terrorismo, incendio, destrucción de propiedad, instigación al delito, asociación para delinquir. Al final retiraron casi todas esas acusaciones porque ellos mismos encontraron que el asesino de esas personas fue un oficial al servicio de la inteligencia del gobierno. El propio Cabello me lo dijo en una de las reuniones.

M. J. D.: ¿Y conocía antes a Diosdado Cabello?

L. L. G.: Le había dado la mano una vez en el estado Barinas, cuando yo era directivo de una fundación que presidía el príncipe Carlos y él era vicepresidente. No hubo chance de conocernos en esa oportunidad. Y en estas dos reuniones que tuvimos, su interés residía en saber si Leopoldo iba a enfrentar a la Justicia y cómo se iba a producir. En esa primera reunión nosotros le dijimos que Leopoldo le iba a dar la cara a la Justicia y que se iba a entregar en un acto público. A él no le gustó esa idea y propuso que no se hiciera de esa manera con el argumento de que podía suceder un atentado contra mi hijo. La propuesta original de Leopoldo era la de que iba a caminar solo hasta el Palacio de Justicia para entregarse. Terminamos así esa primera reunión y a los dos días, a eso de las dos de la mañana, recibimos de nuevo una notificación que el capitán Cabello quería reunirse con nosotros. Tuvimos esa reunión y recuerdo que llegó muy preocupado por la vida de Leopoldo. Decía que tenía conocimiento de que podía ser víctima de un atentado perpetrado por la oposición, aunque nunca me dio pruebas de esa aseveración. Leopoldo había hecho circular un video desde la clandestinidad donde anunciaba que se iba a entregar en un sitio en Caracas a las diez de la mañana de ese mismo día. El capitán Cabello aceptó los términos de la entrega de Leopoldo, pensando que a lo sumo iban a ir 20.000 personas. Nunca se imaginó que fueran a acompañarlo por lo menos medio millón. Esa cantidad de gente nos sorprendió a nosotros también. Yo lo entendí como un reconocimiento al valor de Leopoldo. El país ya estaba cansado de que nuestros líderes, cuando era perseguidos, cogieran el avión y se fueran del país haciéndonos perder el liderazgo.   

M. J. D.: ¿A quiénes se refiere?

L. L. G.:  Eso pasó con Manuel Antonio Rosales, …con Ortega…con Bolívar. 

M. J. D.: Pero Capriles no se ha ido…

L. L. G.: Es que a Capriles no le han amenazado todavía. Y yo creo que Capriles también se quedaría y no cogería el avión, al igual que María Corina que es una mujer coherente y supervaliente. 

M. J. D.: Y mientras usted mantenía esas reuniones con el presidente de la Asamblea, ¿sabía dónde estaba su hijo?

L. L. G.: No, ni quería saberlo. Finalmente él llegó en una moto, burlando tres de las barricadas de la Policía. Luego dejó la moto a un lado y se metió entre la gente que lo esperaba. Se montó en un camión, pero cuando vio que desde ahí no podían verlo, se bajó de allí y se encaramó en la estatua de José Martí. Cuando nosotros llegamos con su señora, él pudo subir a Lilian, quien es muy deportista hasta lo mal alto y le dijo las palabras que todos conocemos: “Cuida mucho a mis hijos”.  

M. J. D.: ¿Y lo han visto en la prisión?

L. L. G.: Sí, todos los días de visita hemos ido a verlo, de jueves a domingo. Los abogados pueden ir todos los días. Sin embargo, él está totalmente aislado desde el primer día y está confinado en su celda, y a partir de la semana pasada está con dos alcaldes que también han sido capturados. Hablan detrás de las rejas, no se ven las caras. Esa compañía le ha dado a Leopoldo una fortaleza adicional.

M. J. D.: Luego de su captura, es evidente que el nuevo jefe de la oposición ya no es Henrique Capriles, sino su hijo. ¿Está la oposición dividida?

L. L. G.: Puede que las tácticas entre unos y otros sean distintas pero la estrategia es la misma. Una prueba de su unidad es que la convocatoria al diálogo hecho por Unasur tuvo un solo portavoz, el doctor Abeledo. Pero le quiero decir que la familia Capriles y la nuestra han sido amigas por tres generaciones. Es difícil pensar que no hay entre nosotros una fraternidad y una misma forma de pensar. Ahora, uno es el gobernador de un estado, Capriles, y el otro es hoy el líder de un partido que forma parte de la oposición. Si hoy les preguntan a los venezolanos en las encuestas quién es el jefe de la oposición, el 70 por ciento  va a decir que es López. Leopoldo terminó representando un valor civil que la gente estaba ávida de ver. Los políticos decían que iban a dar la cara y a la hora de la verdad no acompañaban a la gente en su dolor. La gente no está en la calle porque Leopoldo les dijo que salieran sino porque estamos viviendo un gobierno dictatorial, un desabastecimiento, una administración basada en la corrupción, una inflación de las más altas en América latina y una inseguridad sin precedentes –25.000 muertos por la delincuencia común–. 

M. J. D.: He ido a Venezuela muchas veces y lo que uno detecta no es tanto una dictadura sino una profunda anarquía de la que se nutre la corrupción y en la que ha crecido la inseguridad en las calles…

L. L. G.: Para mí una democracia se basa fundamentalmente en el respeto a la representación popular, y en la separación de los poderes. Lamentablemente el proceso chavista ha borrado esas dos cosas: nuestro consejo electoral es sumiso al gobierno, hay un tribunal supremo sumiso, una asamblea que si usted la ve por televisión se muere de vergüenza porque cuando el señor Cabello pide que voten por la expulsión de María Corina, levantan las manos y él dice aprobado… ni  siquiera se cuentan los votos. Y qué tal la sumisión de las Fuerzas Armadas que tienen un lema socialista para saludar cuando deben de ser neutrales. ¡Así no funciona una democracia!

M. J. D.: En Caracas dicen que para ser presidente hay que haber estado en la cárcel. ¿Será que su hijo está cumpliendo ese requisito para poder llegar a ser algún día el presidente de Venezuela?

L. L. G.: Sería lamentable que eso fuera una precondición para ser presidente de Venezuela. Chávez estuvo preso pero porque dio un golpe y era lógico que lo encarcelaran. Ese levantamiento se ha intentado justificar por el chavismo con el argumento de que Carlos Andrés Pérez ya no era representativo del poder popular ni de la honestidad de una administración. Todas esas causas, lamentablemente, están presentes hoy. Habría que preguntarle a la gente que votó por Chávez, si en estos 15 años se sienten representados y si saben quién es el verdadero jefe del gobierno hoy día…

M. J. D.: ¿Y quién es el verdadero jefe del gobierno?

L. L. G.: Yo diría que el verdadero jefe del gobierno es la anarquía. Es evidente que quien quiera regir los destinos del país, debe pensar en la equidad y en una justicia social para todos. Eso lo pensamos nosotros y mi hijo que tenemos un pensamiento liberal. 

M. J. D.: Puede que cada día haya más gente descontenta con el chavismo que hace unos cinco años. Pero no veo muy claro que los venezolanos quieran volver al país antes de Chávez. El que era manejado por los mismos políticos y unas pocas familias poderosas. 

L. L. G.: Leopoldo está sensible a esas desigualdades, pero no se nos olvide que este gobierno que predica la igualdad y el socialismo ha repartido entre ellos la riqueza dejando desamparadas a las clases pobres. Enférmese usted en un barrio para ver quién lo atiende. Leopoldo está muy cerca de la Internacional Socialista y desde el punto de vista ideológico yo diría que está situado en el centro progresista muy cerca a Capriles y que por ejemplo María Corina sí está situada más al centro derecha. Pero además, mi hijo dio una pelea en su partido porque los dirigentes fueran escogidos por las bases y no por los cogollos, es decir la cúpula y cuando vio que eso no iba a suceder se retiró de Acción Democrática. Ahora, como líder de Voluntad popular ha insistido en ese tema. Es evidente que su forma de pensar es de respeto hacia las bases de los partidos. 

M. J. D.: ¿Usted qué opina de los boli-burgueses, esos empresarios que se han enriquecido en el chavismo?

L. L. G.: Mire, yo no ensuciaría el nombre de Bolívar para señalar a esa gente. Eso son es unos ladrones burgueses y Bolívar es un nombre que hay que respetar. 

M. J. D.: Hablando de Bolívar su hijo es descendiente del Libertador…

L. L. G.: Sí, mi esposa es descendiente de su hermana. La abuela de ella era bisnieta de Juana Bolívar. Cuando Chávez se enteró de que Leopoldo de verdad era descendiente de Bolívar, mandó a la Universidad Central a averiguar si eso era cierto. Pero volviendo al tema de esos empresarios, la verdad es que en Venezuela no hay dólares, solo bolívares. Se paralizó la planta de atún y no por falta de atún sino por falta de hojalata. La otra planta de pasta de la Polar fue cerrada.  
  
M. J. D.: ¿Cree que su hijo va a ser presidente en 2019?

L. L. G.:  Él tiene una inhabilidad de seis años para ejercer cargos públicos, que expira en diciembre de 2015. Y lo que la gente le admira a Leopoldo es que una persona desposeída de sus derechos políticos haya continuado en la lucha política en la legalidad y haya montado un partido político que le ganó 16 alcaldías al chavismo. Imagínese lo que podría hacer si los recupera.