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En cárcel Modelo de Bucaramanga encontraron un talonario con registro de 600 víctimas de extorisión. | Foto: Juan Pablo Otálvaro

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En una cárcel, extorsionistas tenían una lista con 600 víctimas

En un operativo sorpresa realizado en la cárcel Modelo de Bucaramanga, las autoridades descubrieron que los presos tenían agendas con los datos de decenas de personas y empresas para extorsionar.

7 de marzo de 2019

Diariamente decenas de colombianos son víctimas de llamadas extorsivas en las que, por medio de amenazas, les exigen gruesas sumas de dinero. Si bien las autoridades son efectivas al momento de combatir este delito cuando los ciudadanos denuncian, erradicar definitivamente este mal es casi imposible. Y en gran parte porque un alto porcentaje de esas extorsiones se realizan desde el interior de las cárceles del país, ampliamente conocidas por ser lugares sin Dios ni ley.

Uno de esos penales que históricamente encabeza el macabro ranking de extorsiones es la cárcel Modelo de Bucaramanga. Prueba de ellos fue lo que descubrió el Gaula de la Policía de esa ciudad en un reciente operativo sorpresa dentro de la instalación carcelaria.

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Más de 300 uniformados ingresaron al patio cuatro del penal y tras inspeccionar celda por celda, encontraron 21 teléfonos celulares, 22 sim card, cargadores para celulares, 728 gramos de marihuana, 128 gramos de cocaína y 62 armas blancas. Aunque era importante el hallazgo, y demostraba un grado de corrupción, esto no fue lo que más llamó la atención de los policías.

“Durante el procedimiento se encontraron agendas en las que se relacionaban 600 personas del departamento que estaban perfiladas para ser extorsionadas, al igual que 120 empresas de Santander y Cundinamarca”, explicó el comandante de la Policía Metropolitana de Bucaramanga, brigadier general Manuel Vásquez.

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Aunque en ocasiones anteriores se encontraban algunos papeles sueltos con los datos de las víctimas, hasta ahora nunca se había hallado un listado tan voluminoso y ordenado de personas y empresas que ya estaban siendo extorsionadas o que estaban próximas a caer en manos de esta red.

La operación fue posible gracias a varias denuncias instauradas por ciudadanos y al trabajo que adelantó el Gaula con los datos suministrados, lo cual les permitió determinar que las llamadas venían desde el interior mismo de la cárcel.

La labor de llamar, amenazar y dar las instrucciones para el pago la realizaban 19 reclusos a quienes se les imputaron nuevos delitos. Varios de ellos serán trasladados a otros penales del país para tratar de evitar que sigan con estas actividades. Lograr que eso sea así es el reto de las autoridades, especialmente las penitenciarias.