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ENTREVISTA

“Nos quieren detener como sea”: Manuel Elkin Patarroyo

El científico colombiano habla de las amenazas en su contra, las acusaciones por tráfico de animales y en qué está su nueva versión de la vacuna contra la malaria, que será probada el próximo año en humanos en África.

4 de noviembre de 2017

SEMANA: ¿Por qué, de un momento a otro, pasó de ser un héroe nacional a un traficante de micos, torturador de animales, arrasador de la selva y hasta científico fracasado?

MANUEL ELKIN PATARROYO: Después del programa Los informantes, del 17 de septiembre, se me colgó una lápida en el cuello porque le hicieron eco a las tremendas mentiras que desde hace más de 10 años ha hecho en mi contra y de mi equipo la supuesta investigadora Ángela Maldonado, directora de la fundación Entrópika.

SEMANA: Si eso es así, ¿por qué usted no ha denunciado?

M.E.P.: Porque tuve que defenderme por años y demostrar que nada de lo que se ha dicho es cierto. Pero hoy ya tengo pruebas contundentes y pronunciamientos judiciales y administrativos en mi favor; ahora sí estamos denunciando ante las autoridades esta persecución. Maldonado ha establecido su modus vivendi difamándonos y queriendo enlodar la vacuna colombiana contra la malaria arguyendo un supuesto tráfico de micos y maltrato animal. Gracias a teorías y demandas absurdas, se la ha pasado viajando por todo el mundo y viviendo a expensas de enlodar nuestro prestigio y la vacuna.

SEMANA: Pero ¿el instituto o usted han permitido el tráfico de micos desde Perú o Brasil para experimentar con ellos en su estación de Leticia?

M.E.P.: Esa es otra mentira que ha sido totalmente desvirtuada, que detuvo 4 años nuestro trabajo y que ha afectado mi reputación. El Estado tuvo que gastar 1.235 millones de pesos, sin contar los costos de abogados y servidores públicos, para determinar que todos los micos con los que hemos trabajado han sido capturados en Colombia. Un estudio independiente, realizado por el Instituto de Genética de la Universidad Nacional y publicado en 2013, demostró por ADN que el 95 por ciento de los micos Aotus nancymaae, dizque peruanos, que se decía se habían traficado ilegalmente del otro lado del río, eran tan colombianos, como el otro 5 por ciento: los Aotus vociferans.

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SEMANA: Si eso es así, ¿por qué hay advertencias en Inglaterra sobre el peligro en el que estarían los micos en la Amazonia?

M.E.P.: Porque ahora Maldonado y sus financiadores británicos se convirtieron en asesores de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), con sede en Londres, que es la ONG que hace este tipo de clasificaciones a nivel internacional. Con información falsa han conducido a esa entidad a declarar a los monos Aotus nancymaae como una especie vulnerable, es decir, a un paso de estar en peligro de extinción, lo cual no es cierto. De ahí el ruido reciente. Por tal razón le hemos solicitado a la UICN que revise su decisión porque se basó solamente en información aportada por Maldonado, que tiene un evidente conflicto de interés, y nunca consultaron a las entidades ambientales y científicas de Colombia, que son las que tienen en su poder la información oficial al respecto, ni fueron a Corpoamazonia para constatar los datos. El estudio del Instituto de Genética de la Universidad Nacional (IGUN) dice que en la Amazonia colombiana, que tiene 112.000 kilómetros cuadrados, hay 23,9 micos por kilómetro cuadrado, ¡calcule cuántos hay! Además, Maldonado publica que hemos extraído un promedio de 4.000 micos por año en los últimos 40 años, lo cual también es falso y absurdo. Las cifras oficiales de Corpoamazonia evidencian que en 7,5 años y recibimos solo 4.919 monos y que en ese periodo liberamos de nuevo en perfectas condiciones 4.371. Una cifra muy distinta a la de Maldonado. Es más, los investigadores de la Nacional encontraron en la selva micos con núcleos familiares, que habían sido liberados por nosotros hace 7 años.

SEMANA: ¿Por qué dice que hay una relación entre estas acusaciones con las amenazas de muerte que ha recibido?

M.E.P.: Todas esas mentiras en Los informantes y la forma como fueron presentadas condujeron a que en las redes sociales las hordas me agredieran, insultaran y que recibiera más de 100 amenazas de muerte. Hoy, por primera vez en mi vida, tengo medidas de protección y la Fiscalía me dijo que me preocupara por algunos de esos loquitos que me amenazaron.

SEMANA: Pero es válido que animalistas tengan dudas.

M.E.P.: Si hay alguien que adore a esos animalitos y los atiende de forma increíblemente humana, somos nosotros. Son cuidados por veterinarios, biólogos expertos y supervisados cada semana por científicos de Corpoamazonia. Con los micos, una inmensa gratitud. Ellos tienen un sistema inmune casi idéntico al del ser humano, lo que permite determinar las reglas para desarrollar vacunas para miles de millones de personas. Creo, pensando de forma suspicaz, que la tal cruzada en favor de los micos no es más que una estrategia para frenar el desarrollo de estas vacunas.

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SEMANA: Pero ¿cuáles vacunas? si todavía no hay ninguna y usted anunció desde 1987 que ya tenía una contra la malaria que tampoco se ve.

M.E.P.: La vacuna SPF66 o vacuna Colombia contra la malaria existe y logró una protección hasta del 40 por ciento en las más de 50.000 personas que la recibieron en los años ochenta. Esa vacuna la donamos a la Organización Mundial de la Salud y allá quedó engavetada porque la OMS se quedó esperando a que las multinacionales farmacéuticas salieran con algo mejor. Esto fue hace 30 años. En todo este tiempo, laboratorios, multinacionales, gobiernos y fundaciones han ensayado 147 vacunas distintas contra la malaria con una inversión superior a los 15.000 millones de dólares, que han sido un fracaso. La mejor obtuvo una protección del 5 por ciento, y algunas indujeron reacciones negativas. Hoy nuestra vacuna está logrando una protección superior al 85 por ciento y estoy trabajando para llevarla al ciento por ciento. Por eso intentan detenernos.

SEMANA: Y detenerlo en qué si ha tenido 20 años o más para sacar su vacuna.

M.E.P.: Es una lástima que acá no lean ciencia ni ninguna de las cerca de 400 publicaciones científicas mundiales de primer nivel, que muestran lo que hemos hecho en este tiempo. La cuestión de hallar la vacuna no ha sido fácil. Lo que pensé me iba a tomar 10 años, es decir, llegar casi al cien por ciento, me tomó 23 años. Además, tuve que afrontar situaciones externas: en 2001 embargaron nuestro instituto y solo 2 años después pudimos volver a empezar; hemos sobrevivido con la ayuda de la Universidad del Rosario, la UDCA y del gobierno de España, porque desde hace 10 años no recibimos un peso de la Nación y aun así pudimos continuar. Ahora súmele que la señora Maldonado logró que nos cerraran el laboratorio de Leticia durante 4 años. Que quede claro, no son disculpas, todo es comprobable.

SEMANA: ¿Y en qué está la vacuna?

M.E.P.: Ya tenemos desarrollada la vacuna contra la malaria de acuerdo con la característica genética de cada individuo, para cubrir la población del mundo: blancos, negros, pigmeos, orientales, latinoamericanos, australianos, etcétera. Aspiramos entregarla el próximo año.

SEMANA: Es decir que ahora sí está cerca de la famosa vacuna perfecta contra la malaria.

M.E.P.: Estamos terminando las pruebas en Leticia y el próximo año en asocio con la Universidad del Rosario comenzaremos vacunaciones en humanos en Ghana, Senegal, Angola y Cabo Verde, solicitadas por los gobiernos de esos países. Serán unas 15.000 personas y estamos seguros de que podremos tener una vacuna totalmente efectiva gracias a los monos Aotus.

SEMANA: Y si tiene éxito, ¿qué va a hacer con ella?

M.E.P.: La vamos a producir gracias a grandes filántropos que ofrecieron su apoyo para darla gratis a la humanidad a nombre de Colombia. Y estamos trabajando en otras vacunas contra la malaria por Plasmodium vivax, tuberculosis, el virus del papiloma humano y recientemente nos involucramos para trabajar en una total contra la aftosa.

SEMANA: ¿Pero no cree que tiene una teoría un poco conspirativa?

M.E.P.: Las vacunas que desarrollemos se las vamos a donar a la humanidad. Eso rompe el gigantesco monopolio de las multinacionales, que por una vacuna contra la malaria, que a nosotros nos valdría 30 centavos de dólar las 3 dosis, ellos anunciaron que cobrarían 100 dólares. Y si contra la malaria hay que vacunar 4.500 millones de personas que viven en las zonas de riesgo, imagine cuánto ganarían. Si algo ha quedado claro, es el poder económico que tiene la industria farmacéutica, lo que ganan y lo que invierten o hacen para comprar conciencias o frenar a los competidores. El tiempo me está dando la razón, porque hace 30 años anuncié todos estos problemas que se vendrían y que ya están ocurriendo.