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"Era mejor perder que untarme de escoria"

EL PASADO 20 DE JULIO, LA VICTORIA DEL cordobés Jorge Elías Nader en la competencia por la presidencia del Senado -y por ende del Congreso- sorprendió a políticos, periodistas y conocedores del Parlamento.

23 de agosto de 1993

Hasta pocos minutos antes de la votación, se dió por descontada la eleccioón de Alberto Santofimio, quien contaba, entre otros, con el apoyo del grueso de la bancada samperista en la Camara Alta. Todo indica que a última hora cambiaron de bando algunos senadores. Para analizar lo sucedido, SEMANA entrevistó al senador Santofimio.
SEMANA: Muchos observadores veían en su elección como presidente del Congreso, la consolidación de una nueva etapa en su carrera política que de alguna manera significaba una ruptura con un pasado controvertido para dar paso a una especie de nuevo Santofimio. ~ Cree que el haber perdido la votación con Jorge Elías Nader frustra ese proceso en su carrera?
ALBERTO SANTOFIMIO: Todo lo contrario. Me siento profundamente orgulloso de haber contado con la solidaridad de los senadores que en el liberalismo representan lo mejor intelectual, moral y políticamente. Quedé sintonizado con el nuevo país y con los voceros de la renovación y del cambio, y prefiero haber perdido a su lado, a haber tenido que ganar untado de cierta escoria.
SEMANA: Usted contaba con el apoyo del grueso de los senadores que respaldan la aspiración presidencial de Ernesto Samper. Votaron por usted caracterizadas figuras samperistas como Fernando Botero, Jose Blackburn, Alvaro Uribe, Alberto Montoya y Joselito Guerra. Teniendo en cuenta que este grupo parece ser mayoritario en el Senado, qué fue lo que falló?
A.S.: Se puso de presente la honda crisis que se está viviendo en la política colombiana. Así como en el ámbito universal los hirsutos nacionalismos y los fanatismos religiosos están sustituyendo la verdadera y noble función de la política, en lo que hace a la situación colombiana estamos sin políticos. En el ámbito del Congreso contaron más el regionalismo y los intereses personales que la verdadera concepción de las responsabilidades políticas. Algunos prefirieron votar contra la política del candidato que dicen apoyar, para votar con su interés regional o personal y ponerse así al servicio de las pretensiones de los oponentes de su candidato.
SEMANA: El hecho de que algunos de los samperistas que respaldaban su aspiración hayan optado finalmente por votar por su contendor, lesiona en algún grado el apoyo que desde hace ya casi un año le ofreció usted a la candidatura de Samper?
A.S.: De ninguna manera. Con más entusiasmo y decisión seguiré trabajando por la candidatura y el proyecto político de Ernesto Samper, de consumo con quienes me apoyaron en mi aspiración y que constituyen la fuerza más sólida, mayoritaria y coherente del liberalismo en el Senado. Los escasos votos de mayoría que hubo sobre nosotros hay que analizarlos como un archipiélago donde cupieron la unidad regional costeña y los escasos senadores que apoyan las candidaturas de Lemos, de De la Calle, de Parejo y de David Turbay. En síntesis, fue una coalición de matices costeños y antisamperistas.
SEMANA:Teniendo en cuenta que la Costa también ganó en la Cámara con Francisco José Jattin, ~ cree usted que es válida la apreciación según la cual el bloque costeño está mandando en el Congreso?
A.S.: Más que el bloque costeño, al servicio de éste que legítimamente buscaba sus pretensiones regionales, coincidieron situaciones de la Comisión de Etica, halagos burocráticos e intereses personales. Basta con que el periodismo investigativo analice la lista de los votantes para que pueda percibir y reconocer el secreto hilo conductor de estas situaciones.
SEMANA: ~Cómo ve al Partido Liberal con miras a las próximas elecciones?
A.S.: Lo veo de pronóstico reservado. La doble vuelta se institucionalizó en la Constituyente como una gran trampa contra la tradicional mayoría liberal de Colombia. Los conservadores en este siglo no han logrado ganar sino con Ospina y con Betancur, cabalgando sobre el lomo de la división liberal. Ahora la doble vuelta suscita mayores complejidades y abre mas profundos interrogantes. ~De qué sirven la consulta popular y un supuesto arbitraje del doctor Turbay, si quienes ponen las condiciones no se comprometen a aceptar los resultados? En el evento de que las elecciones parlamentarias sean independientes del proceso de consulta, el liberalismo tendría unos escuálidos resultados en ese episodio que lo colocarían con vocación de perdedor ante la candidatura de Andrés Pastrana. Además, el capricho de celebrar la consulta en fecha distinta de las elecciones pondría al liberalismo a afrontar el costo político de un impopular gasto de recursos del Estado en procesos electorales sucesivos, cuando todo el mundo entiende que esos recursos bien pudieran estar destinados a solucionar parte de la crisis hospitalaria, de seguridad social o de educación pública, por ejemplo. Si el liberalismo no se cohesiona después de la consulta para ganar con el suficiente poder de sus mayorías la primera vuelta, una segunda vuelta estaría sembrada de toda clase de incógnitas, alimentadas además con el ejemplo de lo ocurrido en otras latitudes, como el caso de Vargas Llosa en el Perú para no citar sino uno de los más recientes. Si no hay buena fe y vocación de unidad para aceptar los resultados, las reglas del juego no son sino una quimera y una herramienta para burlarse de la verdadera vocación de poder liberal, que está centrada en la personalidad de Ernesto Samper y en el proyecto político, económico y social que expresó a su regreso al país.
SEMANA: Y finalmente, volverá a verlo el país como candidato presidencial algún día ?
A.S.: Considero que mientras uno este en la política el futuro se torna impredecible, siempre es difícil vaticinarlo. Por algo dijo Napoleón alguna vez que la política es la fatalidad. Mientras uno se encuentra inmerso en el mundo de la contradicción política, estará en disponibilidad de ocupar un puesto. Y es natural a la condición humana que luego de una carrera política en la cual sólo queda democraticamente ese honor por delante, se aspire a poder colmarlo un día. Tanto más cuando todas las corrientes renovadoras del liberalismo han venido en perfecta coincidencia conmigo en esos claros objetivos de cambio y de modernización. Mi experiencia de servicio público y mi trayectoria parlamentaria, mi palabra lo mismo en la plaza pública que en la universidad y en el Parlamento, están comprometidas de manera irreversible con esos objetivos. No de otra parte se entendería, por ejemplo, que sin mirar a un pasado de confrontaciones, hubiese contado en estos recientes episodios con la enaltecedora contribución y el respaldo de figuras tan calificadas de quienes acompañaron a Luis Carlos Galán en su recorrido, como José Blackburn o Julio Bahamón. -