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Luis Guillermo Giraldo, promotor del referendo para la reeleción está sudando la gota gorda para conseguir que su iniciativa sea aprobada en el Congreso

POLÍTICA

¡Está claro: quieren 2010!

El referendo cada día avanza con más dificultades. Aunque en su primer debate sólo se avaló la reelección en 2014, quedó claro que el gobierno la desea para 2010.

29 de noviembre de 2008

Esta semana la posibilidad de que Álvaro Uribe pueda lanzarse de nuevo a la Presidencia en 2010 murió de repente. Luego, los uribistas diagnosticaron que todavía podía resucitar. Y aún hoy nadie puede decir a ciencia cierta si está viva o muerta. Pues si bien los uribistas pueden aplicarle resucitación, para los opositores no pasaría un examen de la Corte Constitucional.

Lo que sí ha quedado ya claro es que la bancada uribista quiere a toda costa la reelección para 2010. Y no hay duda alguna de que a pesar del desgano que el presidente Uribe ha mostrado por el referendo, la bancada sigue al pie de la letra las órdenes de la Casa de Nariño.

La muerte temporal de la reelección para 2010 tomó por sorpresa a casi todos. Dos representantes de departamentos afectados por el lío de las pirámides se salieron de la comisión primera de la Cámara, en protesta por el manejo dado por el gobierno al caso, y descuadraron las cuentas de los uribistas. Se aprobó entonces la ponencia del referendo que permite la reelección de Uribe en 2014, pero no en 2010.

La oposición y algunos independientes cantaron victoria. Aseguraron que como se había 'negado' la opción de 2010, ya no podría ser revivida en ninguno de los tres debates que hacen falta. Es decir, jurídicamente, el presidente Uribe ya no tendría el camino despejado para inscribir su nombre como candidato.

Pero los uribistas no piensan igual. Dicen que para ser negada la posibilidad de 2010 se necesitaba que los votos fueran 18 a favor de 2014 y no los 17 que se contabilizaron. De manera que, según ellos, en cualquiera de los próximos debates del referendo puede revivir la segunda reelección inmediata.

Se abre así una nueva polémica jurídica sobre el trámite del referendo. Y en conjunto ya se empieza a ver como un proyecto cargado de dificultades. Como si el permiso constitucional que requiere el presidente Álvaro Uribe para optar por un tercer período de gobierno estuviera marcado por un sino trágico.

El segundo gran enredo, que también se complicó más estos días, es el de la financiación. Luis Guillermo Giraldo no ha podido aclararle al Consejo Nacional Electoral (CNE) cómo pagó los gastos de la recolección de las firmas. Esta semana habló en el debate de la comisión primera, pero no convenció ni a los propios uribistas. Los representantes uribistas Nicolás Uribe y Roy Barreras dijeron a SEMANA que les preocupa la falta de transparencia que hasta el momento ha mostrado Giraldo.

Según las normas, el aporte máximo que una persona o empresa puede dar para la recolección de firmas es de 3,4 millones de pesos, y Giraldo presentó un informe en el que aparecen 1.903 millones de pesos en créditos, sin ninguna otra explicación.

El magistrado ponente a cargo del tema en el CNE, el liberal J. J. Vives, esta semana abrió una investigación formal sobre la financiación. El certificado que debe expedir el CNE sobre el cumplimiento de todos los requisitos de ley para una iniciativa de esta naturaleza está en veremos y sin él se estaría incurriendo en un vicio de trámite.

El otro inconveniente, y de mucho peso, es el tiempo. Si el referendo se demoró más de tres meses en su primer debate, ¿cuánto más se podrá demorar en la plenaria de la Cámara?

Y si a todo esto se le suma la confusión en la pregunta que se le hizo a la gente en el referendo, sin duda la Corte Constitucional tendrá muchos puntos que revisar si finalmente llega el referendo para su estudio. Tal y como van las cosas, se prevé que no estaría aprobado por el Congreso antes de junio de 2009. En la Corte, que ya estaría renovada con el cambio de seis de sus nueve magistrados, se tomaría al menos dos meses, y en caso de que sea declarado exequible, debería ser convocado para septiembre u octubre de 2009, cuando ya falten tan solo cinco meses para las elecciones de Congreso, y siete para las de Presidente.

Pero aun así, los uribistas de primer nivel respiran aliviados porque la iniciativa sigue en trámite y no parece preocuparles que una reforma de tanta trascendencia para la institucionalidad del país se abra paso a trancas y a mochas.

Tanto es así, que esta semana le aplicaron la aplanadora uribista a otro proyecto, el de la reforma política, que estuvo a punto de hundirse porque el tiempo no le iba a alcanzar. La aprobaron a pupitrazo el jueves en la comisión primera del Senado. Esa reforma tiene, entre otros, un artículo clave para garantizar que el presidente Uribe sí pueda lanzarse a una nueva reelección en 2010. Ante lo apretado de los tiempos, esa reforma da más tiempo para inscribir oficialmente candidaturas: como está hoy, todos los candidatos deben inscribirse seis meses antes de las elecciones; con la reforma, pueden hacerlo cuatro meses antes.

Así mismo, esa reforma política puede servir de Plan B, en caso de que el referendo se hunda. O por lo menos así lo ha dejado entrever el senador uribista Armando Benedetti, quien ha insistido que podrían volver a incorporar en el texto del acto legislativo la reelección para 2010.

La reelección entonces todavía no está sepultada. Y tal vez morirá sólo en el momento en que Uribe lo decida. Mientras tanto, seguirá un tortuoso camino que no desaprovechará la oposición para hacer aun más complejo su trámite.