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E N T R E V I S T A

“Estamos trabajando para la tercera vuelta”

Luis Eduardo Garzón es uno de los candidatos más carismáticos. Esta semana se lanza al ruedo por la Presidencia de la República.

10 de septiembre de 2001

El candidato del Frente Social y Político a la Presidencia de la República, Luis Eduardo Garzón, se perfila como una interesante alternativa para la próxima contienda electoral. En esta entrevista con SEMANA habla de los aciertos y errores del gobierno, del proceso de paz, de los paramilitares, del futuro político de su movimiento y no deja títere con cabeza cuando se refiere a los otros candidatos. ‘Lucho’ —como le dicen sus allegados— lanzará su candidatura el próximo 7 de diciembre en Bogotá.



SEMANA: ¿Por qué cree que en Colombia las candidaturas de izquierda no han cuajado?

Luis Eduardo Garzon: Porque han desaparecido trágicamente, como sucedió con la Unión Patriótica. Porque las coopta casi siempre el Partido Liberal. Y porque se diluyen en espacios comunes con los candidatos tradicionales. Además el lenguaje espanta y se actúa con el criterio del bonsái, que es el de siempre hacer propuestas para ser pequeños.

SEMANA: ¿Por qué una candidatura de izquierda es buena y una de derecha es mala?

L.E.G.: Porque a la derecha le hemos dado todas las oportunidades y colapsaron al Estado. A la izquierda le interesa más lo público que lo privado, luego no es excluyente y sí es social.

SEMANA: Hay un sector de la opinión que sigue pensando que su candidatura es el coco de los empresarios y los industriales.

L.E.G.: Eso piensan los serpistas, los noemicistas y los uribistas. Pero hay empresarios e industriales que entienden que no solamente la izquierda es un referente para cualquier democracia sino que se identifican con muchos de los criterios que esgrimimos para relegitimar el Estado colombiano en lo ético, lo económico, lo social y lo político.

SEMANA: ¿De quién estaría dispuesto a recibir adhesiones y de quién no?

L.E.G.: Todo aquel que quiera transformar este país sin los referentes del pasado y, sobre todo, entendiendo que debe haber una actitud y un espíritu de construcción y no de mayor polarización.

SEMANA: ¿Cuál cree que fue el más grave error del gobierno de Andrés Pastrana?

L.E.G.: Haber gobernado con sus amigos del Colegio San Carlos y no con el país.

SEMANA: ¿Y cuál considera su principal acierto?

L.E.G.: Haber mantenido, a pesar de las presiones, su obsesión por la paz.

SEMANA: ¿De haber sido presidente qué hubiera hecho distinto a Andrés Pastrana en el tema de la paz?

L.E.G.: Habría hecho la negociación de manera directa y sin intermediarios. Habría discutido directamente las agendas, tanto de las Farc como del ELN, y habría obligado a que el Estado colombiano también expresara hasta dónde está dispuesto a establecer concesiones.

SEMANA: Todo el mundo está de acuerdo en que hay que buscar salidas negociadas al conflicto. ¿Pero si las Farc no quieren?

L.E.G.: Yo acorralaría políticamente a las Farc proponiéndoles de uno a 10 qué está dispuesto el Estado a conceder, a negociar o a proponer. No escalaría la guerra. Les dejaría la responsabilidad a ellos y la obligación de que respondan a la iniciativa de negociación clara y precisa del Establecimiento colombiano.

SEMANA: ¿Usted no cree que —al igual que sucede con el Establecimiento— hay una línea dura en las Farc que se opone a la negociación?

L.E.G.: Dos personas nunca piensan igual. Por ello las contradicciones de las Farc se suponen que existen y son manifiestas permanentemente en muchos de los comentarios que hacen los propios guerrilleros.

SEMANA: ¿Qué piensa del paramilitarismo?

L.E.G.: Si se le da estatus político quiere decir que hay dos ejércitos defendiendo al Estado. Esa eventualidad deslegitima a las Fuerzas Armadas. Ellos han considerado que su existencia depende de la propia guerrilla, luego simultáneamente el Estado tiene que presionar la negociación con la guerrilla y confrontar el fenómeno paramilitar.

SEMANA: ¿Negociaría la paz con Carlos Castaño? ¿Le daría tratamiento político a su organización?

L.E.G.: Reafirmo que ello significaría darle carácter de insurgencia a esta organización y hasta donde yo sé ellos defienden el status quo.

SEMANA: Parece que el panorama con el ELN empieza a aclararse, ¿le ve futuro a esa negociación?

L.E.G.: Sí. Ojalá se incorporen las dos agendas de Farc y ELN, así no tengan el mismo escenario. No es bueno que cuando un proceso tiene dificultades se excluya al otro, y viceversa. Al proceso del ELN sólo le falta darle cumplimiento a lo que se ha venido haciendo desde Maguncia hasta ahora.

SEMANA: ¿Y si el ELN sigue volando torres y secuestrando gente?

L.E.G.: El primer condicionante debe ser un acuerdo humanitario de cese de hostilidades y de cese al fuego. Negociar en medio de la guerra se ha demostrado que es un desastre. De ahí para adelante todo es posible.

SEMANA: Hay dos mitos que empiezan a hacer carrera. El primero es que Ingrid Betancourt quiere conformar una lista nacional para el Congreso y que usted quiere ser fórmula vicepresidencial de Horacio Serpa. Aproveche para desmentir el suyo.

L.E.G.: Estaba convencido de que hasta ahora Horacio Serpa aspiraba a ser mi vicepresidente y esa adhesión me tenía en apuros. Por ese lado no hay nada. Y en cuanto a Ingrid, no negamos la posibilidad de buscar acuerdos unitarios entre todos aquellos que no percibimos que el final del escenario sean Serpa, Noemí y Uribe.

SEMANA: ¿Su propuesta de legalizar la droga es por principios o por acabar con el negocio?

L.E.G.: Por las dos cosas. Entiendo que no es un tema nacional sino que debe vincular a la comunidad internacional. Compartimos el que se descriminalice la pequeña producción, se legalice el consumo con políticas de salud pública y, sobre todo, se garantice el verdadero control y la eliminación de los capitales que se nutren del negocio de la droga. Las cifras son contundentes: 97 centavos de cada dólar en el negocio es su utilidad.

SEMANA: ¿Pero no le parece muy ingenuo eso de que en plena globalización Colombia sea el único país que proponga la legalización de la droga?

L.E.G.: Sería ingenuo si lo planteara para Colombia. Mi propuesta es dirigida a la comunidad internacional, pues debe haber corresponsabilidad en todo lo que significa erradicar ese flagelo para el mundo.

SEMANA: ¿Cómo prefiere a Angelino: de líder sindical, de ministro o de candidato presidencial?

L.E.G.: En los primeros dos escenarios ha demostrado su sensibilidad y su compromiso con los trabajadores. Hubiese querido verlo en la actividad política pero el secreto de por qué no fue candidato lo tiene el Señor de Buga.

SEMANA: ¿A quién de los actuales ministros o ministras pondría en su gabinete?

L.E.G.: Prefiero partir de cero.

SEMANA: ¿Y en quiénes está pensando para ministros de Hacienda y Defensa?

L.E.G.: En Hacienda pondría gente como César Giraldo, Beethoven Herrera o Daniel Libreros, entre otros. En Defensa colocaría una mujer como Ana Teresa Bernal.

SEMANA: ¿Sigue detestando las encuestas?

L.E.G.: No las detesto. Pienso que hay que reglamentarlas porque no orientan a la opinión sino que la confunden. Sin embargo no tengo tensiones ni estrés por ese concepto, como sí lo he visto en quienes puntean, pues viven opinando en función de ellas.

SEMANA: ¿Y si mañana hacen una encuesta y usted resulta ganador?

L.E.G.: Sigo convencido de que hay que reglamentarlas. Y seguiré opinando, pues uno no les habla a las encuestadoras sino al país.

SEMANA: ¿Qué piensa del vecindario político de Horacio Serpa?

L.E.G.: No lo envidio. Afortunadamente en la foto hay un cambio: desapareció Basilio Villamizar y le llegó el yerno.

SEMANA: ¿Se arrepiente de haber dicho que lo mejor del lanzamiento de Noemí fue su desmayo?

L.E.G.: Sí. Uno nunca puede utilizar las debilidades físicas de un ser humano para hacer política. Además ella tiene razón: en una mujer el desmayo es sinónimo de debilidad y en un hombre es fruto del estrés.

SEMANA: Noemí dice que lo peor que usted tiene son sus sacos de lana. ¿Estaría dispuesto a cambiar de look?

L.E.G.: No. Por costos y por identidad. Es como colocarle esmoquin a Floro Tunubalá.

SEMANA: ¿Qué tan a la derecha ve a Alvaro Uribe?

L.E.G.: Al borde. Lo preocupante es que no mira al centro y cada día es más vehemente con el salto al vacío.

SEMANA: ¿En la segunda vuelta a quién apoyaría: Horacio Serpa, Alvaro Uribe Vélez o Noemí Sanín?

L.E.G.: Nosotros estamos trabajando para la tercera vuelta. Si ganamos en la primera convocamos a una Asamblea Nacional Constituyente. De lo contrario nos saltamos la segunda vuelta para trabajar ese escenario, ya sea con votos en blanco o dejar en libertad a la gente para que asuma esa responsabilidad.