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“Si no entienden bien lo que leen, lo malinterpretan, y eso se nota en muchas de las respuestas a mi carta”

EN PLATA BLANCA

"Estoy contra la mediocridad de los estudiantes"

Camilo Jiménez causó controversia al publicar la carta de renuncia a su cátedra en la Javeriana en la que señala problemas de aprendizaje de sus alumnos. Aclaró sus intenciones y sostuvo que el problema es que la manera como los jóvenes de hoy acceden al conocimiento está cambiando.

17 de diciembre de 2011

MARÍA JIMENA DUZÁN: ¿Qué sintió el día que vio su carta de renuncia a la cátedra de la Javeriana porque sus alumnos eran incapaces de escribir bien un párrafo, publicada en una página entera de 'El Tiempo'?

CAMILO JIMÉNEZ:
Cuando la vi publicada en una página completa, me llevé las manos a la cabeza. Nunca me imaginé que iba a generar tanta polémica. Como ya lo he dicho, yo escribí esa carta para mi jefa y para unos cuantos amigos que frecuentaban mi blog; quería debatirla con ellos, pero no más. Si hubiera sabido que iba a salir en los medios, no habría dicho que fumaba marihuana.

M.J.D.: Una estudiante, en respuesta a lo que usted manifestó en su carta, dice que el problema de que los estudiantes no hubieran podido armar un párrafo de un resumen de un libro en su clase no era de los estudiantes sino de usted. La carta estaba muy bien escrita y argumentada, contrario a lo que, según usted, dice que no pueden hacer sus estudiantes. ¿Es ella su alumna?

C.J.:
No, no es estudiante mía, y sí la leí. Ante todo, me pareció muy bien que ella se haya sentado a escribirla y haya abierto un blog. Seguramente discutió con varios compañeros antes de escribirla y solo por eso vale la pena todo este zaperoco que se armó. Esa no es la única carta que me ha llegado: ya llevo como cinco que me han enviado los estudiantes. Todas están muy bien argumentadas.

M.J.D.: ¿De quién es la culpa de que los estudiantes no aprendan: del profesor o de los estudiantes?

C.J.:
Quiero aclararle algo: en mi carta no quise acusar a los estudiantes de nada, ni más faltaba. Lo que yo quería poner sobre el tapete es que la manera como los jóvenes de hoy acceden al conocimiento está cambiando y yo creo que los profesores no estamos muy atentos a esos cambios. Pero ni soy un retrógrado, como muchos han dicho, ni estoy en contra de las nuevas tecnologías, ni tampoco soy como un viejito, como muchos me han pintado: tengo mi blog, mi Twitter… Lo que quise señalar en mi carta es el uso que se les está dando a esas nuevas tecnologías, y en el fondo estoy es en contra de la mediocridad en los estudiantes.    

M.J.D.: Usted dice en la carta algo que es cierto: que los estudiantes de ahora se acostumbran a no buscar porque todo lo encuentran en el señor Google…

C.J.:
No soy experto en educación, soy simplemente un profesor que le gusta leer y que me he desempeñado en el mundo editorial. Pero sí creo que hay que entender que esa capacidad que tienen estas nuevas generaciones de aprender viendo un video mientras chatean con un compañero hay que saberla canalizar para que se construya un pensamiento crítico.

M.J.D.: Usted habla en su carta de que se va de la cátedra porque sus estudiantes no pudieron hacer un párrafo de un resumen de un libro…¿Cuál era el libro?

C.J.:
Uno de los resúmenes que propuse fue del Relato de un náufrago, de García Márquez. Y el trabajo de uno de los alumnos empezaba: "El retrato de una naugrafo…! De una había tres errores en el título: retrato en vez de relato, una en vez de un y naufrago en vez de náufrago. Eso es ya un caso dramático de atención, de concentración, de cuidado.

M.J.D.: Usted también dice en su carta que no es ni ñoño ni mamerto, que fumaba marihuana y le gustaban las tetas, pero que leía…¿No leen los jóvenes hoy día?

C.J.:
Sí leen, pero en internet, abriendo cada minuto una ventana, otra, mientras chatean con alguien. Es una lectura etérea, poco comprometida. Ahí empiezan a no entender y a fallar en su valoración sobre los hechos. Sin embargo, el  ejercicio de leer un libro es distinto porque precisamente es el que les permite cerrar todas esas ventanas y abrir una sola para meterse en ella. Esa lectura atenta, que puede hacerse en cualquier plataforma y no solo en un libro, que nos permite retirarnos por un momento del mundo y concentrarnos en el libro, es lo que está faltando.  

M.J.D.: Usted tiene el temor de que esas nuevas generaciones no puedan desarrollar un espíritu crítico...

C.J.:
Si uno no entiende bien lo que lee, lo malinterpreta, y las buenas ideas nacen en la soledad. Si no tenemos la capacidad de estar recogidos, pues entonces las preguntas que se hacen van a ser las que no son. Y las razones y las ideas van a estar desenfocadas. Eso se demuestra en muchas de las respuestas a mi carta, como la de Daniel Pardo, en la que él hacía toda una argumentación sobre premisas falsas… Él leyó mal mi carta: me dice que soy un crítico de las nuevas tecnologías, y en realidad eso no es lo que digo en mi carta.

M.J.D.: ¿Qué pasa cuando los profesores no logran tocar el alma de los estudiantes?

C.J.:
Pues se renuncia. O por lo menos, hay una frustración grande. Y de hecho, mi carta demuestra algo de eso. No estoy tirando la toalla, como muchos han dicho, sino pidiendo un tiempo para pensar.

M.J.D.: ¿Y a qué conclusiones ha llegado con todas estas reflexiones?

C.J.:
Pues como se ve en la carta, no he llegado a ninguna conclusión todavía y si hay algún responsable de que mis estudiantes no hayan logrado redactar un párrafo, ese soy yo. Mi decisión es radical. Llevaba dos años ensayando alternativas que no producían buenos resultados. Y decidí que necesito pensar, parar. Voy a leer, quiero saber qué están haciendo los colegios, quiero prepararme mejor.