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"Estoy en la izquierda con orgullo"

Carlos Gaviria, recién lanzado en la carrera presidencial, le contó a SEMANA por qué es el mayor crítico del gobierno de Uribe y cuál es su visión de país.

12 de diciembre de 2004

SEMANA: Usted dice que lanzó una precandidatura, ¿cual es la diferencia con lanzar una candidatura?

Carlos Gaviria: Es precandidatura porque estamos invitando a sectores democráticos del Polo, del liberalismo y a todos los que no estén conformes con la propuesta del presidente Álvaro Uribe a que pongan sus nombres sobre la mesa para escoger un solo candidato.

SEMANA: ¿Qué papel desempeña su bancada, Alternativa Democrática, en esta precandidatura?

C.G.:Alternativa Democrática tomó la iniciativa de proponer mi nombre a los demás sectores. Estamos recorriendo el país convocando a la unidad porque solamente convocando un bloque unitario y sólido podremos derrotar la candidatura de Álvaro Uribe o la de quien él designe para continuar su programa.

SEMANA: Una de las debilidades de la izquierda en Colombia han sido sus divisiones. ¿Al lanzarse desde Alternativa Democrática no está armando toldo aparte del Polo Democrático?

C.G.: Sabemos lo difícil que es lograr una unidad y que el camino es largo, por eso empezamos con tanta anticipación. Hay que aclarar la historia de Alternativa con el Polo. El Polo fue inicialmente una coalición de congresistas independientes que coincidimos en proponer la candidatura de Luis Eduardo Garzón a la Presidencia. Cuando Antonio Navarro, Jaime Dussán y otros dirigentes decidieron constituir como partido al Polo Democrático Independiente, el Frente Social y Político -que es el movimiento al que pertenezco- decidió mantener su personería y no disolverse en el Polo. Formamos Alternativa democrática con grupos como Opción 7, Movimiento Ciudadano y Movimiento de las Autoridades Indígenas, y decidimos trabajar como una coalición. Hemos querido enfatizar lo que nos une al Polo y no las diferencias. Por eso llamamos a la unidad.

SEMANA: ¿Cuáles son esos elementos de unión y cuáles las diferencias?

C.G.: Tenemos las afinidades con el Polo frente a las dos propuestas centrales de Álvaro Uribe. La económica, inspirada en una intervención del Estado casi nula y la política de orden público, autoritaria y basada en el recorte de los derechos y las libertades, así como en el desconocimiento de convenios internacionales suscritos por Colombia. En contrapunto con estas políticas, defendemos la Constitución de 1991 y la intervención del Estado en beneficio de los más deprimidos.

SEMANA: Las afinidades con el Polo están claras, ¿pero las diferencias?

C.G.: La explicación para que Alternativa Democrática se haya diferenciado del Polo, en principio es procesal. Algunos de los que formaron parte de la coalición del Polo no quisieron disolverse en un partido. Además es entendible que haya diferencias de grado en la oposición a la propuesta de Uribe. Alternativa Democrática es más afirmativa en rechazar las políticas económicas y de orden público de este gobierno.

SEMANA: Su candidatura es comparable a la de Gerardo Molina en 1974. En los debates, todos los candidatos reconocían la calidad intelectual de Molina, pero no jalaba votos.

C.G.: Me siento honrado cuando establecen esa comparación porque venero la memoria del maestro Molina y en el 74 propuse su candidatura dentro de Firmes. En ese entonces su candidatura era más que simbólica: la izquierda no debía apelar a candidatos prestados. Hoy las cosas han cambiado, una candidatura de una izquierda democrática que aglutinará sectores inconformes del liberalismo y eventualmente del conservatismo tiene altas probabilidades de éxito.

SEMANA: ¿Alguna vez en su vida pensó que iba a terminar de candidato presidencial?

C.G.: Nunca, porque no he tenido una obsesión por el poder. He vivido mi actuación en el Senado y en Alternativa Democrática como un deber. Si a uno se le llama para ocupar un cargo de responsabilidad como jalonar la oposición al gobierno, no se puede rehusar.

SEMANA: ¿Cree que tiene posibilidades de ganarle a Uribe en 2006?

C.G.: Yo pienso que el candidato que salga de las aproximaciones entre sectores democráticos tiene enormes posibilidades de éxito.

SEMANA: ¿Cómo ve la propuesta de Jaime Castro de liderar una campaña a favor del voto en blanco en 2006?

C.G.: Es ingeniosa, pero parte de la base pesimista de que si Uribe es candidato no se le puede ganar. Es evidente el desgaste que ha tenido el Presidente contradiciendo sus promesas de antipolitiquería, empeñado en el proyecto de reelección y descuidando el resto de la agenda legislativa. De ahí que su prestigio seguirá bajando.

SEMANA: ¿A qué cree que obedece ese desgaste?

C.G.: A los resultados. Derrotar a la guerrilla militarmente no ha sido tan fácil como él creía y la gente se ha dado cuenta de esto. Además, cuando se cumplieron sus dos años de gobierno coincidieron en que la gran deuda de Uribe era la deuda social en un país que cada vez pide más cambios sociales.

SEMANA: Pero si algo ve la gente en Uribe es su capacidad gerencial. ¿Cómo cree que usted, con su trayectoria académica e intelectual, podría asumir el reto gerencial de presidir el país?

C.G.: Ese es uno de los errores de Uribe. El Presidente tiene que ser más que un gerente, tiene que tener claras las metas y un conocimiento macro del país. Cuando un presidente busca resolver los problemas micro, significa que no sabe delegar. Eso le pasa a Uribe, que de paso, con espacios como los consejos comunitarios, termina manipulando a la opinión. Con su trabajar, trabajar y trabajar, Uribe ha ganado numerosos adeptos. Pero para trabajar y trabajar, también se necesita pensar, pensar y pensar.

SEMANA: ¿Cuáles son sus críticas frente a la política internacional del actual gobierno?

C.G.: Ese es otro tema complicado. En Colombia cada día tenemos menos soberanía. Hay que ver, por ejemplo, la rapidez con que el gobierno Uribe adhirió a la invasión a Irak, que era no sólo una guerra ilegítima sino también una guerra ilegal.

SEMANA: ¿No cree que en el espectro político su candidatura corre el riesgo de convertirse en una opción de extrema izquierda en un país que se ha derechizado?

C.G.: A mí empezaron a ubicarme en la izquierda por lo que a uno lo encasillan en la izquierda en este país. Por el respeto a los derechos humanos, que es una causa universal, y por el propósito de una sociedad más equitativa. Si estoy en la izquierda, estoy con orgullo. Con lo que no estoy de acuerdo es con que se hable de izquierda radical, por estigmatizar, cuando lo que defiendo son las causas modernas y universales.

SEMANA: ¿Cómo evalúa su paso por el Congreso?

C.G.: El Congreso me sorprendió positivamente. En mi trabajo legislativo he defendido las libertades, los derechos humanos, propuestas civilizatorias como la de que la convivencia de parejas de un mismo sexo tenga implicaciones civiles, la de permitir la eutanasia, la de promover cada vez más derechos políticos y sociales y la de defender no sólo los fines sino también los medios del Estado social de derecho. Ha sido una experiencia importante pero un tanto traumática. Vengo de la universidad y de la Corte, donde hay un uso del tiempo más racional y más espacio para pensar antes de decidir. Amoldarme a ese ritmo ha sido difícil.

SEMANA: ¿Pero si llega a la Presidencia también tendrá que tomar decisiones con mucha rapidez?

C.G.: Los tiempos en la presidencia también deben ser distintos. Vuelvo con el mismo punto. Un presidente tiene que confiar en sus asesores y creer que no todo lo tiene que hacer él.

SEMANA: ¿ A qué ex presidentes admira?

C.G.: De momento cito dos. En el siglo XIX a Manuel Murillo Toro y en el XX a Alfonso López Pumarejo. Este último introdujo al país en la modernidad y creo que es el estadista más importante que ha tenido Colombia.

SEMANA: ¿Con qué palabra define la Colombia actual y con cuál sueña definirla?

C.G.: Colombia es inequitativa. Sueño con un país en equidad.