Home

Nación

Artículo

Fahim Saleh se había convertido en el principal promotor mundial de plataformas de movilidad compartida en motos. | Foto: Ademola Odusami/Gokada via AP

CRIMEN

La huella en Colombia de Fahim Saleh, el famoso empresario descuartizado en NY

La historia del brutal asesinato de un empresario de tecnología en Nueva York que apoyaba emprendimientos colombianos conmovió al mundo por la crueldad del crimen. SEMANA reconstruye sus pasos en el país.

25 de julio de 2020

El exitoso empresario de tecnología Fahim Saleh, de 33 años, asesinado brutalmente en su apartamento en Nueva York, tenía lazos de amistad y negocios con emprendedores colombianos. En ellos tuvo fe y los apoyó con capital semilla para el nacimiento de Picap, la plataforma de movilidad compartida en motos, recientemente liquidada por la Superintendencia de Sociedades.

La muerte de Saleh llegó a las noticias del mundo por su crueldad y sus ingredientes de novela policial. El lunes 13 de julio Saleh se dirigió a su departamento de 2,2 millones de dólares, que había adquirido recientemente en un edificio de lujo en el East Side neoyorquino. Un hombre vestido de negro, cubierto con pasamontañas y guantes, lo siguió y entró con él al ascensor que lo llevaría hasta el séptimo piso. Las cámaras captaron una posible discusión entre los dos individuos, tras la cual el atacante utilizó un táser para inmovilizar a la víctima, y después le propinó siete puñaladas que lo dejaron sin vida.

El asesino desapareció para regresar a la mañana siguiente con una sierra eléctrica y bolsas plásticas. Buscaba desaparecer el cadáver y borrar las huellas del asesinato. Con pasmosa tranquilidad limpió la sangre, aspiró el área y descuartizó el cuerpo de Fahim. Justo en el momento en que empacaba en bolsas las partes desmembradas, un timbre le advirtió que alguien quería entrar. Era el primo de Fahim, que, preocupado por su silencio desde la víspera, decidió ir al apartamento. El asesino huyó por la puerta trasera y salió del edificio por las escaleras de emergencia. Cuando el primo de Fahim pudo entrar encontró una escena aterradora: la cabeza y los brazos del empresario yacían en el piso, junto a bolsas plásticas que contenía el resto del cadáver. La sierra estaba todavía conectada al tomacorriente.

El viernes 17 de julio arrestaron a Tyrese Devon Haspil, asistente personal de Saleh. Picap fue liquidada por la Supersociedades. 

La noticia dio la vuelta al mundo y la Policía de Nueva York actuó rápidamente. El viernes 17 de julio arrestaron a Tyrese Devon Haspil, asistente personal de Saleh, y entregaron un cúmulo de pruebas suficientes a la justicia, entre ellas un video de Haspil cuando compraba la sierra eléctrica en una tienda The Home Depot, el mismo martes antes de regresar al apartamento para descuartizar el cadáver. El homicida cometió errores de principiante, según informó la Policía. Compró el táser que usó para inmovilizar a la víctima un par de semanas atrás en línea y lo pagó con su propia tarjeta de crédito. Los investigadores dijeron a la prensa que Haspil intentó hacer parecer el crimen como una acción cometida por profesionales, con la intención de desviar la atención hacia los negocios internacionales de Saleh.

En realidad lo mató por motivos personales. Saleh descubrió que su asistente le había robado 90.000 dólares, lo despidió y le ofreció la posibilidad de pagarle en cómodas cuotas, sin denunciarlo a la Policía. El empresario tenía fama por su buen carácter y su generosidad financiera, pero Haspil prefirió asesinarlo para evadir la deuda.

Tyrese Devon Haspil, diseñador profesional de páginas web, tiene 21 años. Desde los 16 trabajaba con Fahim Saleh y se había convertido en su hombre de confianza y en uno de sus colaboradores más cercanos.

Las huellas de Fahim Saleh en Colombia están frescas. El emprendedor Héctor Neira, fundador de Picap, la plataforma de movilidad compartida mediante motos, lo recuerda como un socio de negocios innovador y un empresario generoso. La noticia lo dejó en shock e hizo leer de otra persona la información para cerciorarse de que era verdadera. “Lloré mucho ese día, porque Fahim fue la primera persona que nos dio el chance de emprender; confió en nosotros y puso los primeros 250.000 dólares para apoyar Picap”, dice. En abril de 2018, cuando Picap cumplía su primer año de operaciones, Héctor recibió un correo de un inversionista extranjero que decía estar interesado en conversar. Era Fahim, ya convertido en el principal promotor mundial de plataformas de movilidad compartida en motos por negocios similares que había construido en Bangladés y en Nigeria. Fahim había investigado startups del sector y encontró que en Colombia había una, recién creada, que podría interesarle. Una semana después se reunieron en Bogotá, durante la Semana Santa, y cerraron el acuerdo. Y 15 días después les envió el cheque con el capital semilla.

Durante su primera visita a Bogotá se hospedó en el hotel Hilton de la calle 72 y estuvo reunido durante dos días con Héctor Neira y Daniel Rodríguez, los fundadores de la plataforma colombiana. Después de revisar números y planear el futuro, fueron a un bar de la calle 82 en Bogotá a celebrar el cumpleaños de Héctor. El tercer día viajó a Medellín a explorar otra posible inversión en una startup tecnológica, y se enamoró de la capital antioqueña. “Siempre hablaba de la calidad humana de los antioqueños y la consideraba su segunda ciudad favorita después de Miami”, recuerda Héctor. A pesar de sus gustos refinados, en Colombia siempre prefería consumir aguardiente, que le gustaba más que el whisky, y conocía apenas tres expresiones en español: “Hola”, “muchas gracias” y “tengo sueño”.

Héctor Neira, Fahim Saleh y Daniel Rodríguez, los fundadores de Picap, en un encuentro en un bar de Miami.

Se reunieron de nuevo en Miami el año pasado, cuando Héctor y Daniel viajaron a Estados Unidos para hacer una ronda de inversión. Cenaron con él y su novia, hablaron de negocios y consolidaron una amistad que se mantuvo viva aun con las dificultades que afrontó la compañía conjunta. En diciembre pasado la Superintendencia notificó la liquidación de Picap, en vista de que el servicio conocido popularmente como mototaxismo está prohibido en el país. Fue un duro golpe para la startup, presente en Brasil, México, Perú y Guatemala. En la actualidad, Picap opera en los demás países con servicios de domicilios y transporte en motos, pero en Colombia fue necesario dividir la empresa para mantener el servicio de mensajería y domicilios bajo la marca GoCap y abandonar el mototaxismo.

A Fahim Saleh pertenecía el 15 por ciento de la actual Picap, pues en diferentes rondas de inversión la compañía recaudó más de 6 millones de dólares de fondos norteamericanos y alemanes. Ese 15 por ciento está dividido entre acciones personales y acciones de propiedad de una empresa de Saleh, Adventure Capital. La junta directiva está a la espera de la información sobre sus herederos para hacer el traspaso de la propiedad accionaria.

El joven empresario era conocido como genio de la programación. Miembro de una familia de migrantes bangladesíes instalada en el estado de Nueva York, dejó ver su promisorio futuro en el mundo de la tecnología desde los años de estudiante. Recién graduado de ingeniero de la Universidad de Bentley, ganó los primeros 10 millones de dólares gracias a PrankDial, una app para hacer llamadas de bromas. Posteriormente, fundó Pathao, a la que él convirtió en la plataforma de mototaxismo más grande de Bangladés. Tras el éxito de Pathao se retiró y fundó Gokada, una compañía del mismo tipo en Nigeria, de la cual era el CEO. Y creó el fondo de capital de riesgo Adventure Capital, en Nueva York, mediante el cual apoyó startups de transporte compartido en motos en Colombia y otros países.

“Me impresionaba no solo porque era un genio en el desarrollo y la programación, sino por su pensamiento altruista”, recuerda Héctor Neira. En Gokada, la empresa de Nigeria, construyó un conjunto residencial para los conductores de motos; además, la compañía ofrece beneficios en salud y educación y les ayuda con el sector financiero para obtener créditos tipo libranza.

El asesino se había refugiado en casa de una amiga en el SoHo, y lo capturaron cuando trataba de huir. Le espera un juicio que tendrá impacto mediático, por el coctel de ingredientes policiacos de la historia y por la buena imagen de emprendedor brillante y noble que la víctima dejó entre sus socios, amigos y familiares.