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Si bien la Corte Constitucional admitió una tutela que le permitió a una pareja de mujeres adoptar, esto no aplicará para la generalidad de los miembros de la comunidad LGBTI. | Foto: Erick Morales

FALLO

Gais: cuando perder es ganar un poco

Para algunas voces, la Corte Constitucional fue tímida y se quedó corta en su sentencia sobre adopción.

29 de agosto de 2014

El jueves 28 de agosto de 2014 será un día histórico para la comunidad gay en el país. La Corte Constitucional, tras cinco años de trámite, resolvió a favor una pareja de lesbianas una tutela en la que reclamaban su derecho a adoptar.

Se trata de Ana Elisa Leiderman y Verónica Botero, quienes se casaron hace nueve años en Alemania y que tenían frustrado intento de ser madres ante la ley. Ana Elisa tuvo una hija, vía inseminación artificial, y ambas, desde hace una década, han librado la batalla para que Verónica también la pudiera reconocer como su hija.

La lucha de estas dos mujeres, radicadas en Rionegro (Antioquia) fue también la de la comunidad LGBTI en el país. No era más que la batalla por que en el país se les reconociera a las parejas gay el derecho a adoptar.

Por eso, cuando la Corte Constitucional falló la tutela en favor de Ana Elisa y Verónica los gais destaparon la champaña para celebrar la victoria. Pero con el paso de los minutos, y la cabeza fría, la decisión de la Corte Constitucional colombiana se quedó muy corta y no quiso reconocer el derecho a adoptar de cualquier pareja del mismo sexo.

Y es que el alto tribunal condicionó el derecho a adoptar a que solo proceda cuando uno de los reclamantes sea madre o padre biológico. También, a que sea una decisión consentida y a que se certifiquen al menos dos años de convivencia armónica, como ocurre para formalizar una unión del mismo sexo ante un juez o notario.

Además, el magistrado Luis Ernesto Vargas, presidente de la Corte Constitucional, aclaró que aunque el fallo resuelve el caso concreto de Ana Elisa y Verónica, en adelante solo las parejas en esa misma situación podrán realizar el trámite de adopción y nadie puede ponerles obstáculos por su condición sexual.

Es cierto. El fallo representa un paso adelante en la igualdad exigida por la comunidad gay, un mínimo derecho que se les debía conceder, no resuelve las pretensiones de la lucha de la comunidad LGBTI en el tema de adopción.

Las parejas gay en Colombia, a quienes solo hasta la década pasada se les empezó a reconocer sus derechos patrimoniales, buscan que el Estado colombiano les reconozca su legítimo derecho a contraer matrimonio, constituir familia, y por ende, adoptar.

Con la sentencia de la corte no lo podrán hacer. Solo quienes estén en condiciones similares de Ana Elisa y Verónica. Este paso adelante, es solo uno más en la lucha, pues antes ni siquiera se les reconocía el derecho a adoptar a un hijo de alguno de los miembros de la pareja.

La principal talanquera para que la lucha gay salga victoriosa está en la Constitución. El artículo 42 es el que define a la familia como el núcleo fundamental de la sociedad y establece que se constituye por la decisión de un hombre y una mujer de contraer matrimonio.

Ese artículo es el que se debe modificar para que las parejas del mismo sexo puedan tener los mismos derechos que hoy gozan las parejas heterosexuales. Ese artículo es el que los sectores más conservadores de la sociedad, encabezados por el procurador Alejandro Ordóñez, quieren defender a pesa de la apertura de la sociedad.

Por eso, los gais no tienen otro camino que el Congreso, donde la gran mayoría de sus luchas han sido poco exitosas.

Porque en el Congreso ya se hundieron los proyectos que buscaban establecer el matrimonio igualitario, y de paso la posibilidad de constituir familia.

El jueves, minutos después de que se conociera la decisión de la Corte, en el Congreso se conocieron posiciones muy ambiguas en la materia.

Porque de un lado reconocieron el derecho de que pudieran adoptar el hijo de uno de los miembros de la pareja, pero advirtieron que otra cosa sería legislar para que, en general, los homosexuales puedan adoptar.

Y de otro, posiciones tan radicales del conservatismo, la Iglesía Católica. Incluso propuestas tan ambiguas y peligrosas para los gai como la planteada por la senadora liberal, Viviane Morales, quien pertenece a una de las más reconocidas iglesias cristianas del país: que sea la sociedad la que, vía referendo, se pronuncie si se debe reconocer como familia a las parejas del mismo sexo. Para nadie es un secreto que los gay son minoría y que en un escenario electoral podrían perder.

Pero en todo caso lo que se advierte es que el Congreso, el que tiene que legislar para que sean  reconocidos los derechos de los homosexuales, habrá  muchas talanqueras para que los gais, finalmente, puedan cantar victoria como lo han hecho en otros países del mundo.

En definitiva, el fallo de la Corte no deja de ser histórico. “Es un paso gigantesco, un precedente y más temprano que tarde tendrán que dar el paso obvio, que es la adopción ordinaria”, dijo la congresista y activista gay Angélica Lozano.

Los gais consiguieron que se les concediera un derecho, muy obvio. Por eso la sentencia se quedó corta para su batalla y los magistrados, de nuevo, se comprometieron lo mínimo en la discusión de fondo. Por eso los activistas sienten decepción con los magistrados de la Corte. Pero al fin y al cabo es una victoria.