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Feria de reformas

Proponer cambios, de todo tipo y para todos los gustos, es la receta preferida de los políticos para enfrentar la crisis.

10 de marzo de 2007

Desde cuando la para-política se extendió como una mancha por los pasillos del Congreso, los parlamentarios han hecho toda clase de estrategias para enfrentarla. Desde todos los rincones de la clase política -del propio gobierno, de los partidos y sus disidencias-, la táctica más frecuente fue hacer todo tipo de reformas constitucionales, legales y electorales. Una feria de propuestas de reforma que hoy tiene al país confundido.

Las más llamativas son las que apuntan a sancionar a los partidos que tengan en sus filas a un 'pecador'. Pérdida de los votos del implicado y por tanto de la curul en el Congreso y hasta de la personería jurídica; la concreción de la llamada responsabilidad política por medio de impedimentos para ejercer la función publica por cinco años; financiamiento de las campañas desde los partidos, y no de los candidatos; e incluso, el fin de la circunscripción nacional para el Senado.

Las propuestas han surgido de todas partes. Nadie quiere apartarse de la fiebre regeneradora. El Polo se mantiene alejado porque no cree que la 'reformitis' termine con la presión de los ilegales, pero aun así, mira expectante. El hecho de que los partidos tradicionales y los gobiernistas se lancen al ruedo con estas propuestas es una demostración de que en esta ronda de la perinola electoral hay una amenaza que los obliga al 'todos ponen'.

Las puertas de la feria de la reforma están abiertas. El primero en instalar su stand fue el Partido Liberal. Anunció una reforma y la radicó hace tres semanas. Los segundos son los congresistas de toda la coalición de partidos uribistas, con el apoyo respectivo, que la radicarán el 19 de marzo, y los conservadores, que diseñaron la semana pasada unas medidas para aportar al "pacto de buenas prácticas políticas".

La reforma más vendida en el stand de los liberales es la de aumentar el umbral y la que afectaría la personería jurídica del partido al perder todas las curules, como consecuencia de que todos sus congresistas terminen condenados. Y la sanción pecuniaria: que el partido pierda el derecho a la reposición de fondos según el número de votos.

En la coalición uribista también hay ebullición, pero esperan llegar a un acuerdo sobre las propuestas que finalmente exhibirán en la feria. Por ahora están probando con una mezcla de ideas. Por un lado sanciones a los partidos, propuestas por Gina Parody. Una pizca de componente regional para el Congreso, que pregona Armando Benedetti; una porción de la responsabilidad política, que sugiere Martha Lucía Ramírez, y para terminar, una buena dosis de voto nominal, que propone Nicolás Uribe, representante de La U. Cambio Radical tiene poco público en su stand, pues no ha presentado aún a discusión una propuesta que ya anunció. Y los conservadores, que son los autores de la idea de acabar con la circunscripción nacional, exponen detalles adicionales para obtener el "voto limpio" .

Los grandes invitados a esta feria son el presidente Uribe y su gobierno porque después de que no parecía muy amigo de jugarse la carta de una reforma política, lanzó su juego sobre la mesa y se animó a apostar. Aun así, algunos dudan de que este camino sea el que más le gusta a un Presidente que piensa que la gente es la que debe hacer el control político. Y que no parece interesado en pasar a la historia como un reformador, sino como un pacificador. Pero de concretarse un proyecto deberá apoyar la iniciativa.

Falta sólo una semana para que el Congreso se instale en sus sesiones ordinarias. Habrá que ver si esta feria de reformas tuvo éxito. Es decir, si finalmente las caóticas bancadas se enfocan en la discusión de los proyectos con cierta moderación. Porque si antes había preocupación porque no se aprobaba nada, ahora causa inquietud que se aprueben algunas de las peores mercancías ofrecidas en la feria.