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FUGA SUICIDA

El Intento de fuga de la carcel de Bellavista, una historia que todavía tiene muchos cabos sueltos.

19 de junio de 1989

El miercoles 18 de mayo para los antioqueños era una jornada histórica. La mayoria estaba pendiente desde tempranas horas de la mañana de un gran partido.
Mientras tanto, en otro lugar una minoría estaba pendiente de una gran partida. A los primeros lo que les interesaba era el resultado del encuentro de futbol entre Nacional, de Medellín, y Danubio, de Montevideo.
A los segundos lo que les preocupaba era lograr obtener éxito en una fuga masiva de presos de la Cárcel Nacional de Bellavista.

Precisamente por eso escogieron esa fecha. Se presumía que ese día no habría nadie pendiente de nada difefente que del partido de fútbol y que todo el mundo estaría con la guardia abajo. Sin embargo, las autoridades carcelarias también estaban pendientes de la partida. El plan de fuga se había filtrado y se había montado todo un operativo para contrarrestrar el intento de evasion masiva de presos.
Pero ese día el plan falló. Y tanto los presos como las autoridades se quedaron con los crespos hechos. Lo que no se imaginaron estas últimas era que la operación de fuga se había aplazado para el día siguiente.

Por eso, aunque los tomaron por sorpresa, no los cogieron fuera de base. En el preciso momento en que llegaban los refuerzos de la Policía Nacional, el Ejército, el GOES y el F-2, estalló la revuelta armada. Lo que más sorprendió a las autoridades carcelarias, quienes en el pasado mes de diciembre habían visto cómo un helicóptero rescataba a unos presos, fue que esta vez la fuga se pretendió realizar a punta de tiros.

Fue tal la magnitud de la balacera que inicialmente se pensó que los amotinados estaban atacando en dos frentes: desde adentro y desde afuera.
Después de tres horas de intenso tiroteo, 15 muertos, entre ellos dos policías, quedaban tendidos en el campo de batalla. Y lo que pretendió ser una jornada sin precedentes para los fugitivos, se convirtio en una página más de la sangrienta historia de las entidades carcelarias del país. Se vieron armas de todos los calibres: fusiles R-15 y G-3, revólveres, granadas de fragmentación y dinamita, navajas, puñaletas. La pregunta que se hacían las autoridades era la de cómo diablos las habían entrado. Y la respuesta que surgía de inmediato era la de que la intentona de fuga no podía ser obra sino de uno de dos grupos: la guerrilla o el narcotráfico. En otras palabras, el ELN o el cartel de Medellín. Ambos tenían motivos. Pero hasta finales de la semana pasada las autoridades no habían podido establecer a ciencia cierta quiénes habían sido los protagonistas del episodio.

En el patio número 5, uno de los tres donde se pusieron bombas, están los detenidos acusados de pertenecer a la organización subversiva. En los otros dos patios se encuentran presos comunes, varios de los cuales están ahí por delitos de narcotráfico. Curiosamente, en ninguno de los tres estaba el hijo de Gonzalo Rodríguez Gacha "El Mexicano". Y lo que en un primer momento se pensó podría ser una operación de rescate de Fredy Gonzalo Rodríguez, se descartó por que en su patio no pasó nada.

La carcel de Bellavista en Bello, a 30 minutos de Medellín, es uno de los establecimientos con mayor superpoblación. Sus instalaciones sólo pueden albergar 2.000 reclusos y en este momento tiene. 3.800. Los narcotraficantes, la delincuencia común y la guerrilla han logrado sobornar e intimidar en varias ocasiones a los agentes y por eso este penal figura en las estadísticas con el mayor número de presos fugados. El año pasado, cuando un helícóptero logró sacar a seis detenidos, se hizo una limpieza total de personal carcelario, administrativo y de dirección, y se escogió rigurosamente la nueva nómina. Sin embargo, los hechos del 18 de mayo hicieron que las autoridades reabrieran las investigaciones, para lograr establecer hasta qué punto hubo alianzas entre los agentes y quienes organizaron la fuga.

Además del feroz tiroteo, lo que más llamó la atención de las autoridades, como de los vecinos del lugar, fue el hecho de que cuando los agentes especiales se hicieron presentes en la cárcel, los detenidos comenzaron a gritar, "Veeerde... veeerde... veeerde! " , para distraer la atención y hacer creer que lo que estaban celebrando, aunque tardíamente, era la goleada del Nacional al Danubio. Sin embargo, los tiros y la dinamita callaron las voces de los "entusiastas nacionalistas detenidos".

La peligrosidad de los presos de esta cárcel, las continuas fugas y las extremas medídas de seguridad que se tienen que tomar para evitar amotinamientos y asesinatos periódicamente han llevado a las autoridades a establecer un equipo permanente de agentes del GOES para controlar la situación" . -