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Para una organización terrorista en dificultades, aislada, que ha perdido comando y control, lo de Chávez conlleva una gran subida de ánimo

al paredÓn con marÍa isabel

General: ¿Podría convencerme de que las Farc están arrinconadas?

El general Freddy Padilla de León, comandante de las fuerzas militares, le responde a María Isabel Rueda.

19 de enero de 2008

M.I.R.: ¿Cómo está pasando el Ejército colombiano el trago amargo del protagonismo del presidente Chávez?
G.F.P.: Mensajes como el enviado por el presidente Chávez sí le llegan a la guerrilla de base, que se encuentra en lo más profundo de la selva, y que está sufriendo enormes dificultades por cuenta de la eficacia de los operativos militares. Y les envía el mensaje erróneo de que las dificultades que están padeciendo solamente se dan ahí, circunstanciales de ese grupo no más, y que el resto de su organización es poderosa y está intacta.

M.I.R.: ¿Lo que me está diciendo es que un mensaje como el de Chávez reanima a la guerrilla colombiana en momentos en que puede estar bastante diezmada?
G.F.P.: Mire no más la reacción ante el mensaje de Rodríguez Chacín. Entre otras cosas, yo pensé que esa declaración era producto de las circunstancias de momento y lugar, y no fue así. Pero para los miembros de una organización terrorista que está teniendo enormes dificultades, que está aislada, que ha perdido comando y control, significó un mensaje de ánimo maravilloso.

M.I.R.: Usted habla de que las Farc han perdido comando y control. Los colombianos como que creemos y no creemos… Incluso usted ha dicho que estamos en el fin del fin, frase que en su momento sonó muy apresurada. Dígame cuál es la situación real de las Farc, y yo le prometo que voy a creerle.
G.F.P.: Inicialmente, pero la gente ha ido comprendiendo el sentido y embarcándose en el mensaje que viene corroborando los hechos.

M.I.R.: ¿Qué tan acorraladas están las Farc?
G.F.P.: Políticamente en este momento no tienen ninguna opción.

M.I.R.: ¿Y qué tal la bobadita de Venezuela y Nicaragua?
G.F.P.: Internamente las encuestas han venido demostrando consistentemente que no sobrepasan en el país el 1 por ciento los colombianos que les ven a las Farc la posibilidad de ser la alternativa para resolver los problemas de Colombia. O incluso, los que tienen la esperanza de que algún día puedan hacerlo. Internacionalmente el gobierno del presidente Pastrana les ocasionó una derrota política al dejarlos colocados como grupos terroristas. Eso limitó todas sus posibilidades, tanto en América como en Europa, donde hubo años en que las Farc manejaban unas relaciones internacionales paralelas más fluidas y aceptadas que la misma cancillería colombiana. Hoy sus acciones no generan sino indignación y repudio.

M.I.R.: ¿Por qué cree que las Farc permiten el envío de unas pruebas de supervivencia que revelan la magnitud de su crueldad?
G.F.P.: Militarmente ya no tienen mando y control, que es esencial en toda organización. Es muy probable que no lo haya habido en el manejo de las pruebas de supervivencia. Es fácil intuir que anteriormente casi nunca las pruebas llegaban a sus destinatarios porque venían en una forma tan brutal, que no pasaban el filtro de la guerrilla, y las descartaban. Como ahora no existe mando y control, las pruebas están pasando directamente, sin ninguna jerarquía que les haga la censura. Las primeras pruebas que se interceptaron probablemente no iban a llegar así si seguían el curso de las Farc. Las segundas fueron entregadas en la selva por los comandantes de la cuadrilla, personas de un nivel muy bajo, sin ningún tipo de direccionamiento. Piense que se trata de gente que ve como normal lo que todos los días ocurre en su campamento: que los secuestrados están enfermos, que los tienen que encadenar, que pasan hambre…

M.I.R.: ¿Tiene pruebas de esta pérdida de comando y control de las Farc?
G.F.P.: Desde luego. Antes podían reunirse, por ejemplo durante la zona de distensión, a debatir sin ninguna presión del tiempo y con la garantía de que eran los únicos colombianos, incluido el propio Presidente, que no iban a sufrir ningún tipo de ataque. Eso se acabó. Ha sido muy exitosa la ofensiva que comenzó a quitarles el control sobre territorios importantes de Colombia y sobre sus cabeceras municipales.

M.I.R.: ¿Eso se debe en parte a las operaciones de la Fuerza Aérea y al éxito de las interceptaciones?
G.F.P.: Así es. La destrucción sistemática de los campamentos de las Farc por parte de la Fuerza Aérea es cada vez más eficiente por los equipos nuevos y por el entrenamiento y la pericia de sus pilotos. ¿Y quiénes estaban en los campamentos? Los jefes. Ya no tienen esos lugares de descanso que les permitían la meditación, la toma de decisiones y el uso de su infraestructura de comunicaciones para impartirlas. Antes las bases sabían a dónde mandar a los estafetas para hacer consultas. Eso se acabó. El cuidado que deben tener tanto los jefes como las bases en el uso de las comunicaciones dificulta el comando y el control. Las recompensas han funcionado exitosamente, y la gente, cansada de estar en esta organización, viendo que no hay ni presente ni futuro, que no hay ideología que los anime a continuar, ve la posibilidad de ganar un dinero que le permita abrirse campo a una nueva vida. También los mueve el resentimiento por el trato que han recibido todos estos años.

Y le doy otro ejemplo: las Farc tienen un evento de dirección que realizaban cada cuatro o cinco años, absolutamente sagrado, que es la Novena Conferencia, cuyas decisiones están por encima del secretariado y del estado mayor. La última la hicieron en 1993. En 2007 trataron de convocarla y no pudieron. Organizaron algo virtual que terminó siendo una farsa, porque no hubo discusión para llegar a conclusiones que signifiquen compromiso.

M.I.R.: ¿O sea que hemos logrado limitarles fuertemente la movilidad?
G.F.P.: La movilidad se acabó. Los medios, como no tienen nuevos videos, suelen mostrar las movilizaciones de la época de la zona de distensión, donde se ven unas masas enormes, y esos comandantes pasados de kilos movilizándose en esas camionetas potentes con aire acondicionado. Me gustaría que los medios pusieran la fecha original de esas imágenes, porque eso ya no va más.

M.I.R.: ¿Y las finanzas?
G.F.P.: Las Farc derivan sus finanzas en un 90 por ciento del narcotráfico, porque los secuestros extorsivos se los hemos dificultado enormemente. Las 'vacunas' también han disminuido porque los ciudadanos han recuperado su fe en el Ejército, en la Policía y en la Armada.

M.I.R.: ¿Y el narcotráfico?
G.F.P.: Era el que les permitía tener control sobre la población, que encontraba allí una fuente de financiación. Las Farc eran el patrón bondadoso, y esa gratitud generaba una relación de confianza y sometimiento. Eso también se les está acabando. Venimos atacando el narcotráfico de manera frontal a través de aspersiones, erradicación manual, fumigación e incautaciones. Los desmovilizados, por estas razones, nos hablan de las dificultades que están atravesando las cuadrillas: pasan hambre, el armamento es viejo, no tienen municiones, duran semanas sin comer carne, escasamente la yuca que consiguen por ahí… Pero además, la corrupción que genera el narcotráfico, a ellos mismos los está corrompiendo.

M.I.R.: ¿Usted diría que el asesinato de los diputados del Valle y el desorden con el que manejaron el caso de Emmanuel, fueron fruto de esa pérdida de comando y control?
G.F.P.: Son dos ejemplos perfectos. El asesinato de los diputados es una decisión de la persona que está al comando en el área. Y en virtud de su ignorancia y de su incomunicación, ni recibe órdenes ni puede consultar. Como no sabe qué está pasando, se asusta y resuelve cometer esa barbaridad. A Emmanuel ni siquiera sabían que no lo tenían.

M.I.R.: ¿Qué podemos decirles entonces a los colombianos: que las Farc están disminuidas, arrinconadas, o derrotadas?
G.F.P.: Están en un proceso de descomposición interna que los va a llevar a su derrota, porque genera entre sus miembros una desmotivación muy grande, y frente a los observadores, un repudio cada vez mayor.

M.I.R.: ¿Cuántos desmovilizados hubo el año pasado?
G.F.P.: De las Farc, 2.480; de las bandas criminales al servicio del narcotráfico, 155; del ELN, 423, y de otros grupos menores, 134, para un total de 3.192. Pero no hemos llegado al punto de quiebre, que será cuando las desmovilizaciones se vuelvan masivas por organización, y éstas en número sean superiores a las bajas que les esté causando el Ejército.

M.I.R.: ¿Seguirán en la política de producir liberaciones gota a gota?
G.F.P.: Es obvio que las liberaciones causan una emoción favorable. Pero ellos piensan que con eso borran las imágenes anteriores. Eso no ha sido así.

M.I.R.: ¿Por qué no han liberado a Íngrid, a pesar de las presiones del gobierno de Francia?
G.F.P.: Se lo digo con toda franqueza y su señora madre me ha de perdonar. Quien más ha contribuido, sin que eso justifique esa atrocidad de las Farc, a que Íngrid se cotizara como una mercancía que la tiene convertida en la 'joya de la corona' y que por lo tanto obstaculiza su liberación, es la manera como su señora madre se ha comportado. Eso no lo digo como oficial del Ejército: lo digo como ser humano. La madre de Clara Rojas manejó, en cambio, el instrumento de la prudencia.

M.I.R.: ¿Qué sentimiento le genera la propuesta de Chávez de quitarles a las Farc la categoría de terroristas y otorgarles el estatus de beligerancia? ¿Desagrado? ¿Repugnancia? ¿Furia ?¿Desconcierto?
G.F.P.: Tristeza.