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Esta es la carta dirigida por monseñor Fabio Duque Jaramillo, obispo de la Diócesis de Garzón, a los feligreses que asistieron a los diferentes actos litúrgicos celebrados durante la Semana Santa. La misiva fue entregada en las iglesias católicas del centro, sur y occidente del Huila. En el documento el prelado reconoce la importancia del voto en blanco, que será el contendor del candidato único por la ‘unidad regional’, Carlos Mauricio Iriarte. | Foto: Cortesía El Diario del Huila

POLÍTICA

¿Gobernador por ‘W’?

A pesar de contar con un solo aspirante, la campaña electoral del Huila no ha sido aburrida. El voto en blanco, una decisión del Consejo Electoral y la Iglesia han animado el debate.

6 de abril de 2013

A pesar de que el próximo 14 de abril unos 730.000 habitantes de Huila están convocados a 204 puestos de votación en 37 municipios para elegir nuevo gobernador, todo indica que ya hay un ganador. Carlos Mauricio Iriarte es el único candidato cuya foto estará en el tarjetón y su aspiración está respaldada por los partidos Liberal, Conservador y Cambio Radical. Sin depositarse un solo sufragio todavía, la versión regional de la Unidad Nacional controlará las riendas de este departamento.


Sin embargo, la pelea por la Gobernación huilense ha estado lejos de ser aburrida. Por un lado, un movimiento para impulsar el voto en blanco alcanzó a asustar la ‘unidad regional’ y por el otro, la Iglesia católica se convirtió en protagonista del debate político en plena Semana Santa. El camino hacia estas elecciones atípicas arrancó luego de que la Procuraduría inhabilitara por tres años a la gobernadora Cielo González de La U, elegida en octubre de 2011.

Para llenar ese vacío de poder, varios bloques políticos del Huila –los liberales del senador Rodrigo Villalba, el senador conservador Hernán Andrade, Integración Conservadora, el senador Jorge Eduardo Gechem y Cambio Radical– conformaron una especie de ‘unidad regional’ para obtener el primer cargo departamental bajo Iriarte. La decisión de impulsar un candidato único no fue bien vista por algunos sectores. Dentro de los partidos de la naciente coalición una corriente conservadora se fue a la disidencia. Del otro lado del espectro político, organizaciones sociales asociadas a la oposición a proyectos hidroeléctricos como el Quimbo anunciaron una campaña por el voto en blanco para anular el casi seguro triunfo de Iriarte.

Durante varias semanas, los opitas empezaron a recorrer las calles de Neiva alentando a la gente a enfrentar las maquinarias de la ‘unidad’. En vez de apoyar un candidato, estos movimientos promovieron la opción del blanco. Una encuesta de inicios de marzo atizó los temores de la campaña de Iriarte: los excluidos de la coalición mayoritaria estaban a solo diez puntos del candidato único.  

Para la campaña del liberal Iriarte, detrás del auge de esta alternativa están amigos de la destituida gobernadora Cielo González, cuyo grupo mantiene vigencia. Lo cierto es que detrás del llamado al voto en blanco hay de todo: indignados con la política tradicional, líderes de organizaciones civiles y políticos que buscan pescar en río revuelto. 

Aníbal Rodríguez, gerente de la campaña de Iriarte, en el afán de parar la ola blanca sacó un as bajo la manga: radicó ante el Consejo Nacional Electoral (CNE) un recurso en el que argumentó que el voto en blanco no podía constituirse en una campaña porque sus impulsores no inscribieron el comité promotor ante la Registraduría Nacional. Ante las denuncias, el CNE constató que había propaganda en pro de la opción disidente y pidió a las autoridades que retiraran los carteles, las vallas y los avisos en medios de comunicación.

Esa decisión despertó el rechazo en sus líderes y tuvo un eco inesperado en los púlpitos. En los días de Semana Santa, monseñor Fabio Duque, obispo de Garzón, el tercer municipio huilense, repartió a sus feligreses una ‘carta pastoral para la política’. “Cuando los candidatos no ofrecen estas garantías, nuestros fieles están obligados en conciencia al voto en blanco”, dice la misiva. Otro obispo, el de Neiva, monseñor Froilán Casas, también describió la opción como “legítima”. Aunque los prelados lo nieguen, en los corrillos políticos se rumorea que esta postura se debe a la denominación evangélica del candidato de la Unidad Regional. 

A una semana de los comicios, una encuesta del Diario del Huila ratifica que el voto en blanco sigue poniendo en aprietos a Iriarte. Menos de cuatro puntos separan al candidato único de la alternativa de protesta: 40,3 por ciento contra 36,7 por ciento. En manos del 20 por ciento de opitas que siguen indecisos estaría el triunfo de la coalición o, más improbable, que una mayoría de sufragios en blanco obliguen a convocar nuevas elecciones. Que más de un tercio de los votantes prefieran marcar la casilla blanca que al eventual gobernador es un mensaje que Carlos Iriarte no puede ignorar.