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Dos de los presuntos articuladores de la
organización ilegal fueron capturados y judicializados.
Dos de los presuntos articuladores de la organización ilegal fueron capturados y judicializados. | Foto: Fiscalía General de la Nación.

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Golpe a red ilegal en Bogotá que abastecía de armas y prendas ‘militares’ al Clan del Golfo

En una bodega del sur de Bogotá fueron encontrados morteros, accesorios para armamento y 180 uniformes similares a los de la fuerza pública.

14 de agosto de 2022

La Fiscalía General de la Nación, a través de la Dirección Especializada contra las Organizaciones Criminales, logró la judicialización de dos presuntos integrantes de una red ilegal que sería la responsable de adquirir clandestinamente armas de corto y largo alcance, explosivos y otros elementos; además de confeccionar prendas similares a las de la fuerza pública para abastecer las estructuras del Clan del Golfo en el norte del país.

Se trata de Alexis René Gualteros Sánchez y Yamiled Holguín Montoya, quienes fueron capturados en flagrancia en una bodega del barrio Patio Bonito, en el suroccidente de Bogotá. En las diligencias, realizadas por el CTI y el Ejército Nacional, fueron hallados seis morteros, granadas, proveedores para pistola, 180 uniformes pixelados, rollos de tela y dinero en efectivo.

“Un juez de control de garantías le impuso medida privativa de la libertad en centro carcelario a los dos presuntos integrantes de la red ilegal”, aseguró Javier García Trochez, delegado contra la Criminalidad Organizada de la Fiscalía General de la Nación.

El material probatorio da cuenta de que esta red tendría contactos en algunos fuertes militares, que serían los encargados de extraer y venderle ilegalmente textiles, insumos y armamento. Estos elementos, al parecer, eran traslados al inmueble donde se cumplieron las detenciones, preparados y enviados a los departamentos de la Costa Atlántica.

Un fiscal de la Dirección Especializada contra las Organizaciones Criminales presentó a los capturados ante un juez de control de garantías y les imputó los delitos de: fabricación, tráfico y porte de armas; municiones de uso restringido, de uso privativo de las Fuerzas Armadas o explosivos; utilización ilegal de uniformes e insignias, y enriquecimiento ilícito de particulares.

Todos los procesados recibieron medidas de aseguramiento privativas de la libertad en centro carcelario.

Clan del Golfo dice sí al “acogimiento”, pero no a la extradición: ¿qué hará el presidente Petro?

En medio de las disputas entre Chiquito Malo, Siopas y Gonzalito, cabecillas del Clan del Golfo, por el manejo de la organización criminal, llegó una orden de su máximo jefe, el hoy detenido en Estados Unidos, Dairo Antonio Úsuga, alias Otoniel: hay que parar el fuego, pues lo que se viene es una negociación. Lo que no sabían sus lugartenientes era que el capo, en voz baja, ya había avanzado en esta posibilidad, incluso tratando de evitar, en ese momento, su extradición.

¿Pero qué tan reales son esos acercamientos con el nuevo Gobierno de Gustavo Petro? SEMANA revela detalles inéditos de los avances de una negociación con la más grande organización narcotraficante de Colombia, de la que las autoridades consideran que tiene más de 3.200 hombres. Estas son sus pretensiones y las condiciones bajo las cuales estarían dispuestos a silenciar los fusiles y dejar el negocio de las drogas. Un espinoso asunto en el que un equipo jurídico está definiendo la ruta con dos temas clave: acogimiento y no extradición

Justamente, el temor para los hombres del Clan del Golfo es correr la misma suerte de su jefe Otoniel, quien terminó con un overol naranja en Estados Unidos, totalmente aislado y en una cárcel de altísima seguridad. De nada le sirvió su poder en armas ni los millones de dólares del negocio criminal del narcotráfico.

Ese es un punto de honor en los diálogos. Los delincuentes del Clan del Golfo quieren un compromiso total de parte del Gobierno Petro, al que le condicionarán una salida pacífica solo si suspende de forma total y definitiva las extradiciones. Entre los cabecillas, varios en la lista de pedidos en extradición, retumban las palabras de Petro cuando dijo que solo serían enviados a Estados Unidos hasta que cuenten la verdad. Ellos, por el contrario, solo dejarían las armas si cierran definitivamente las puertas de la extradición.

Otro lío para avanzar en el proceso, y que pareciera un asunto de mera semántica, pero con grandes implicaciones jurídicas, es la diferencia entre “sometimiento” y “acogimiento”. El ministro de Relaciones Exteriores, Álvaro Leyva, ha empezado a hablar el mismo idioma.

“A propósito de la paz total, Clan del Golfo. ¿Estamos en sometimiento o en acogimiento? En los acuerdos de La Habana se habla de acogimiento. ¿Eso qué es? Puede haber beneficios. ¿Por qué? Porque es el sometimiento al Código Penal. Pero, si hay delación, hay rutas, implica que hay una posibilidad de sanciones en atención a lo que puedan aportar a la paz total, así vayan a ser objeto de normas penales”, fueron las palabras del ministro Leyva, que en ese momento pocos comprendían.

No ha sido fácil para el equipo jurídico del Clan del Golfo hacerles entender a los cabecillas que en este caso no pueden pretender, como ellos lo plantean, que se establezca un proceso de paz como el que se selló con las Farc y el que está dando sus primeros pasos en Cuba con el ELN. Las normas no lo permiten y así quedó claro cuando se efectuó el acuerdo de desarme con los paramilitares, a quienes la Corte les tumbó cualquier posibilidad de participar en política.

Para el Clan del Golfo, el sometimiento es con todos los rigores de la ley penal, sin posibilidad de imponer condiciones o negociar. La explicación de los expertos jurídicos es que el “sometimiento” es para derrotados, como sucedió con el jefe Otoniel, quien no tiene más opción que contar y tratar de obtener algunos beneficios ya estando bajo el poder del Estado.

Muy diferente es, a juicio del equipo jurídico del Clan del Golfo, el “acogimiento”, que depende de una negociación previa, en la que se pueden poner condiciones y llegar a acuerdos. Ese es un punto clave en los diálogos, que, por ahora, son exploratorios.