GUSTO EL HIJO DEL ARRIERO

A pesar de un esfuerzo inconcluso por la paz, el viaje del presidente fue todo un éxito

7 de noviembre de 1983

En el país resonaban aún las críticas contra el Presidente Betancur, por su controvertida y para algunos excesivamente coloquial conversación con los colombianos el domingo por la noche a través de la televisión cuando, escasas 48 horas más tarde, en el interior del colmado salón de la 38a Asamblea General de las Naciones Unidas se le aplaudía frenéticamente en un hecho sin antecedentes en la historia colombiana, y poco frecuente en la de la ONU.
El viaje del Presidente, que se inició a temprana hora del día martes cuando el país apenas comenzaba a levantarse, no había logrado interesar mayormente a los colombianos, que lo consideraban un periplo más de un jefe de Estado Pero lo que muchos ignoraban era que Betancur no tenía intenciones de que su viaje pasara inadvertido. Sus discursos los había preparado con especial esmero y anticipación, asesorado por un equipo de trabajo que se dedicó a investigar los diversos aspectos que debía tratar en sus intervenciones Pero los fríos esquemas de los técnicos no entusiasmaron al Presidente, que les imprimió el "estilo B,B.", dedicando a esta tarea el tiempo de una obligada convalecencia producto de un "dengue", que lo había condenado durante cinco días al lecho presidencial contra su voluntad.
Como se había propuesto no perder ni un minuto en esta apretada gira, el mismo día de su llegada se reunió con la numerosa colonia colombiana así como con lo más representativo de la intelectualidad del país, que en caravana se había trasladado a Nueva York, para inaugurar la semana cultural en el "Colombian Center". Y si bien el Presidente siempre hizo gala de su ya tradicional sonrisa, los integrantes de su reducida comitiva dejaban traslucir un cierto nerviosismo, en vísperas del primer fogueo del "estilo B.B." a nivel internacional.
Al día siguiente, Betancur madrugó, como de costumbre, y comenzo sus contactos telefónicos con Bogotá. El timbre del room service del Hotel Waldorf Astoria había comenzado a repicar desde las cuatro de la mañana ante el asombro del personal de servicio, que todo se imaginaba menos que fuera un Presidente el que a esa hora estuviera ya de pie.
Hacia las nueve de la mañana el Presidente hizo una breve caminata. Estrenando montura en sus anteojos, y vistiendo un discreto traje azul oscuro de dos piezas, su atuendo correspondía al de un intelectual neoyorquino con un cierto aire de "business man" de Wall Street, según algunos observadores colombianos.
Algunos minutos más tarde arribaba al edificio de las Naciones Unidas. En el salón de delegados descubrió el mural del pintor colombiano Alejandro Obregón, denominado "Amanecer en los Andes". Sorprendió la privilegiada ubicación que se le había dado a la obra, a tal punto que entre las delegaciones extranjeras se llego a comentar, con una cierta ironía, que lo único que había faltado era colocarlo encima del escudo de las Naciones Unidas que adorna el salón de la Asamblea General.
Cerca de las once de la mañana, en el interior del salón de la plenaria, el Presidente de Colombia comenzó a leer el discurso sin grandilocuencias ni expresiones dramáticas en su rostro. Era un hombre sereno el que hablaba frente a un nutrido grupo de diplomáticos llegados de todos los puntos del planeta, que seguian el discurso desde sus escritorios, pues una impecable traducción del mismo al inglés había sido distribuida entre ellos con oportuna anterioridad. Fue tan exacta la versión inglesa del discurso, que llego a afirmarse que había sido elaborada por el famoso Howard Rochester, consultor del comité que otorga los Premios Nóbel de literatura cuando se trata de candidatos de lengua hispana.
Betancur comenzó pidiendo un nuevo orden cultural mundial citando a Nerhu, a Nasser y a Tito, fundadores del Movimiento de los No Alineados, pasando por Sukarno y Bolívar. Después arremetió contra el armamentismo y el dominio que del espacio geoestacionario hacen las superpotencias, y finalmente abordó el tema esperado: "la paz en América Central, la paz del mundo". Tras destacar que Colombia no es una potencia económica ni militar sino moral, reclamó el urgente y necesario retiro de tropas y asesores militares extranjeros de Centroamérica, Asia y Africa, y pidió respeto por el derecho de autodeterminación de los pueblos Y aquí llegó lo que conmovió especialmente a la audiencia: con ademanes sencillos Betancur contó que era "el segundo de 22 hijos de una familia campesina semi-analfabeta de Colombia". Y con voz entrecortada expresó: "No soy un tecnócrata, lo digo con nostalgia, sino un viejo profesor uníversitario que le vio de cerca la cara al hambre, que durmió en parques e hizo toda clase de oficios por sobrevivir. Soy, pues, hijo del subdesarrollo y sobreviviente de esa grave enfermedad que es el atraso". Fue entonces cuando llegó la primera ovación. Y aprovechando el estado de ánimo de los presentes, citó a García Márquez para solicitar una segunda oportunidad sobre la tierra para los pobres. Las palmas volvieron a resonar y lentamente los asistentes comenzaron a ponerse de pie mientras B.B. hacía humildes venias de agradecimiento, pero con visibles muestras de emoción en su rostro. Mientras Betancur se retiraba discretamente, en el recinto se comentaba que era el discurso que más impacto había causado en la ONU en lo que va corrido del actual periodo de sesiones. Ni aún la famosa intervención de corte tercermundista pronunciada días antes por el Presidente de Tanzania, Julius Nierere, que también había sido largamente ovacionado, logró hacer levantar a los asistentes. En los pasillos se escuchó cuando un diplomático africano le comentó a un miembro de la delegación colombiana:"Sabíamos que se trataba de un hombre inclinado hacia las artes. Pero jamás habíamos pensado que se tratara de un intelectual de semejantes quilates".

TAMBIEN CON EL PAPA
Saboreando aún su triunfo en la ONU, B.B. aterrizó el jueves en Roma, y en el aeropuerto Fumiccino descubrió su nombre a tres columnas en el "New York Times", una hazaña que muy pocos jefes de Estado han logrado. "Lírico colombiano hizo poner de pie a la ONU", era el titular del prestigioso diario neoyorquino, que resaltaba cómo el toque personal que le había dado Belisario a su discurso había logrado que su intervención se saliera de lo rutinario dentro de las generalmente tediosas sesiones de la ONU.
El Papa Juan Pablo II lo recibió con un abrazo especialmente afectivo. Después de presentarle a su esposa e hijas, asi como a los miembros de su comitiva, intercambiaron presentes y pasaron luego a un "tete a tete" de 40 minutos sobre el tema de la paz del mundo, pero preferencialmente sobre la paz centroamericana. Y como si estuviera en una carrera contra el reloj, en la tarde de ese mismo día Betancur estaba en Bruselas, capital del Mercado Común Europeo. Allí B.B. reclamó un trato más justo y equitativo para los países de América Latina, y pidió la abolición de las barreras proteccionistas que han caracterizado el trato económico con estos países. Igualmente hizo votos para que antes de terminar este año se firme en Bogotá un tratado entre la CEE y el Pacto Andino.
Cuando se anunció que el avión que transportaba al Presidente había decolado del aeropuerto Zaventem de Bruselas, se pensó que las escalas riesgosas de su gira habían quedado atrás. Su visita de dos días a Madrid era un poco como llegar a casa

ENCUENTRO EN ESPAÑA
De repente, estas perspectivas de tranquilidad se alteraron bruscamente. Aunque la primera pista la había dado el propio Betancur cuando en un rápido diálogo con periodistas en Roma, 24 horas antes de llegar a Madrid, había dejado deslizar una afirmación según la cual, "estamos dialogando con los guerrilleros (...) y no me pregunte dónde porque no se lo voy a decir", el que pareció soltar la bomba fue Yamid Amat. El jueves en la mañana informó desde la capital española sobre un hecho que, según él, iría a partir en dos la historia de Colombia. Amat sostenía que Belisario tendría contactos en España que le permitiran después hacer un trascendental anuncio sobre la paz en Colombia.
La noticia se regó como pólvora, y comenzaron a aflorar toda serie de especulaciones. Minutos después la cadena RCN lanzó un flash anunciando que los máximos jefes del M-19, las FARC, el ELN y el EPL se encontraban en Madrid, listos para un diálogo con Betancur. Y mientras las agencias de viaje comenzaban a recibir pedidos de cupos por parte de periodistas colombianos que demandaban viajar a toda costa en el primer avión que saliera rumbo a Madrid, un comando del M-19 se tomaba en Bogotá la agencia EFE y la AFP, obligando a sus operarios a transmitir a través del telex, directamente a Madrid y a París, un comunicado donde reclamaban de Betancur un interés por la paz en Colombia equivalente al interés que había venido manifestando por la paz en Centroamérica.
Ese jueves acabó de transcurrir en medio de una creciente expectativa. El viernes el periódico El Tiempo, mediante un despacho de German Santamaría fechado en Madrid, indicaba que Betancur dialogaría ese día con jefes de las FARC y del M-19 en la capital española. En el aeropuerto Barajas una nube de periodistas y fotógrafos aguardaban al Presidente de Colombia esperando confirmar la noticia sobre el presunto encuentro en Madrid. Anticipándose a la pregunta que todos querían hacerle, Betancur los desconcertó saludándolos serena y tranquilamente y preguntándoles:"Me han dicho que yo voy a tener un diálogo con las guerrillas. Por favor díganme dónde y cuándo". Sin embargo algunos corresponsales enviaron más tarde despachos en los que daban cuenta de la existencia de una cierta mortificación presidencial, por la filtración de la noticia.
Betancur continuó desarrollando su programa en Madrid como si nada hubiera pasado. Almorzó con los reyes de España, se reunió con Felipe González, fue recibido por las Cortes españolas (parlamento), instaló la Comisión Mixta colombo-española, y finalmente en la noche asistió a una recepción ofrecida en su honor por los monarcas. Con una marcación de cuerpo a cuerpo los periodistas lo siguieron hasta que se retiró a sus aposentos, sin que nada extraordinario se hubiera presentado, lo que no obstó para que montaran guardia toda la noche en espera del "encuentro en Madrid".

Al día siguiente Betancur desayunó temprano con un grupo de banqueros españoles, y en vista de que durante el resto de la mañana su agenda aparecía libre, los periodistas pensaron que el momento había llegado Lo que sí se sabía era que Ivan Marino Ospina, el número uno del M-19 después de la desaparición de Jaime Bateman, Alvaro Fayad,y Carlos Toledo Plata, miembros de la Dirección Nacional del M-19, estaban en Madrid, acompañados de otros miembros de la organización que trabajan en asuntos internacionales y culturales. Incluso se llegó a colar el rumor de que estaban hospedados con nombres supuestos en el Hotel Miguel Angel, calificado como de cinco estrellas y uno de los más modernos de la capital española. Entonces los periodistas se dividieron: la mitad montó guardia en el lujoso hotel y la otra mitad decidió no moverse del sitio donde se hospedaba B.B. Sin embargo, lo único que sucedio fue que hacia las once de la mañana el Presidente, acompañado de su esposa Rosa Helena, se dirigió al aeropuerto de Madrid para, conjuntamente con los reyes de España y su alteza el príncipe de Asturias, volar a Oviedo donde recíbiría el galardón.
El recinto medieval del teatro Calderón de la capital asturiana estaba colmado. Además de los galardonados y de los miembros de la realeza española se encontraban presentes otras personalidades intelectuales y políticas a nivel internacional. Para entonces otra noticia ya se había filtrado. La de que antes de partir hacia Colombia, ya al amanecer del domingo en Europa y en el propio aeropuerto de Barajas, se celebraría una cumbre política sobre Centroamerica con la participación, entre otros, del Presidente Betancur, su homónimo en el gobierno español Felipe González, los ex presidentes Carlos Andrés Pérez de Venezuela, López Portillo de México, y el enviado especial del Presidente Reagan, Richard Stone.
Pero no parecía indispensable que dicha reunión efectivamente se produjera para que B.B. cerrara con broche de oro su agitado periplo de seis días por EE.UU. y Europa Occidental. En la sala del teatro Calderón de Oviedo había sido largamente ovacionado, y su discurso, inspirado y erudito, pronunciado en nombre de los galardonados, fue calificado como una "oración por la paz".
Al cierre de esta edición de SEMANA el día sábado a las seis de la tarde, hora de Colombia, el tan esperado "encuentro en Madrid" no se había confirmado, pero con la diferencia horaria, aún quedaban varias horas de expectativa y de conjeturas.