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Viviane Morales, como senadora, fue autora de la Ley de Cuotas que obliga a incluir mujeres en un 30 por ciento de las nóminas oficiales y en todas las ternas.

ELECCIÓN

¡Habemus Fiscal!

La elección, fácil y rápida, de Viviane Morales pone fin a largos meses de bloqueo, división y pugnacidad. ¿Cómo se hizo posible el milagro?

4 de diciembre de 2010

La elección de la nueva Fiscal, Viviane Morales, en la sala plena de la Corte Suprema de Justicia el miércoles pasado, será registrada por la historia como un acto ejemplar. La votación se hizo en tiempo récord, después de las presentaciones de los miembros de la terna presentada por el presidente Juan Manuel Santos, compuesta por Viviane Morales, Juan Carlos Esguerra y Carlos Gustavo Arrieta. Todas fueron elogiadas y dejaron la sensación, tanto en el recinto como en la audiencia que siguió el evento por televisión en el canal Institucional, de que cualquiera tenía méritos para ser escogido. Al cabo de unas horas, y con una sola votación, los 18 magistrados eligieron a la primera mujer que ocupará un cargo que, para algunos, es el segundo más importante en el Estado, después del Presidente.

Resulta curiosa la contradicción entre la fluidez y cordura con que se eligió a Viviane Morales y la pugnacidad que había reinado en los 16 meses anteriores. ¿Cómo fue el tránsito de un panorama que bordeó la crisis institucional a una elección que fue bien recibida por todo el mundo? No es exagerado afirmar que el choque de trenes fue uno de los 'chicharrones' más complejos que encontró el presidente Juan Manuel Santos cuando llegó a su despacho, el 7 de agosto pasado. No solo porque no era clara la fórmula para solucionarlo, sino porque Santos no quería prolongar el impasse, pero tampoco estaba dispuesto a que el costo de arreglarlo fuese romper con su antecesor y mentor, Álvaro Uribe.

La historia de la recomposición comenzó el mismo día en que Santos se posesionó, cuando el nuevo gobierno puso en marcha una política meticulosa de acercamiento con la Corte. El primer acto de gobierno del nuevo Presidente fue visitar al Palacio de Justicia, lo que fue muy bien recibido por los magistrados.

Y a partir de allí, Santos y su ministro del Interior y de Justicia, Germán Vargas Lleras, hicieron gestos que sirvieron para ganar confianza y desactivar prevenciones. Retiraron, por ejemplo, un proyecto de ley que estaba en el Congreso y que debilitaba las atribuciones de la Corte para elegir al Fiscal. Le sometieron a la rama el proyecto de reforma a la justicia, para socializarlo entre sus instituciones antes de presentarlo al Congreso. Pusieron en marcha la "mesa de la justicia", para discutir los temas esenciales, y Santos y Vargas Lleras asistieron a eventos públicos en los que, como el de la conmemoración del holocausto del Palacio de Justicia, dejaron en claro su intención de darle a la rama un tratamiento deferente y de convertir en prioridad del nuevo gobierno la normalización de las relaciones entre los poderes.

El nuevo clima creado, sin embargo, no bastaba para desbloquear la elección del Fiscal. Estaba de por medio la terna que había dejado el gobierno anterior, sobre la cual la Corte había votado en más de 20 ocasiones sin alcanzar la mayoría exigida de las dos terceras partes. Y la división de la sala plena, entre un bloque mayoritario que estuvo a punto de escoger a uno de los tres ternados por Uribe -a Margarita Cabello, quien en varias elecciones alcanzó 13 votos- y otro de talante antiuribista que nunca se sintió cómodo con los nombres postulados por el gobierno anterior.

Apoyado en un concepto solicitado al Consejo de Estado, según el cual el Presidente de la República tiene la potestad de cambiar la terna, Santos le envió a la Corte la lista de Morales, Esguerra y Arrieta. El Presidente había considerado, en un principio, otros nombres, como los de Fernando Carrillo y Fernando Arboleda Ripoll, y alcanzó a informarles que los incluiría en la lista de postulados. Sin embargo, Carrillo no cumplía algunos de los requisitos -diez años de ejercicio del derecho en Colombia- y Arboleda Ripoll, quien acaba de ser nombrado Embajador en Ecuador, fue descartado porque había sido apoderado de Santos en algunas de las demandas que le hicieron cuando había sido ministro de Defensa.

El Presidente elaboró la terna y se la entregó al ministro Vargas Lleras para que este, a su vez, la presentara ante la Corte. Los tres nombres tenían alguna relación con él, aunque solo Arrieta había formado parte de su campaña. Y tanto por afinidad como por sus credenciales profesionales, todos cumplían con el requisito de no parecer enemigos o contradictores del ex presidente Uribe, aunque ninguno era particularmente cercano, ni había ejercido cargo alguno durante los dos cuatrienios anteriores.

Hay un detalle curioso en lo que se refiere a la inclusión de Viviane Morales en la lista de candidatos. La obligación legal de incluir a una mujer en todas las ternas tiene su origen en la Ley de Cuotas que promovió la propia Morales como senadora en el año 2000, en la que, con el objetivo de promover la igualdad de géneros, estipuló que una tercera parte de los funcionarios oficiales tienen que ser mujeres. Viviane estaba relativamente retirada de la vida pública, aunque había conocido a Juan Manuel Santos en la década de los 90, en sus tiempos de congresista. En su calidad de representante a la Cámara, había votado por el actual mandatario de los colombianos para designado a la Presidencia en 1993, pero se había alejado de él cuando ella acompañó las candidaturas liberales de Horacio Serpa en 2002 y en 2006.

A su regreso de Estados Unidos, y durante la campaña de Santos, se encontraron de forma casual en varias ocasiones. Y el 25 de octubre, en la posesión del rector de la Universidad del Rosario, Hans-Peter Knudsen, el presidente abordó a Morales, colegial rosarista, y le anunció que le tenía una propuesta. Esta se produjo al domingo siguiente. Santos la llamó, después de correr la carrera de 10 kilómetros de Nike, y la visitó en su casa para comunicarle que la incluiría en la terna, junto a Esguerra y a Arrieta.

La terna reformada y el nuevo clima creado entre Palacio y la Corte pusieron a esta última en una situación difícil. Mantener el congelamiento en la elección del Fiscal equivaldría a darles fuerza a los argumentos de quienes atacaban a la Corte por no ser capaz de superar su división. La votación entre Morales, Esguerra y Arrieta le daba una oportunidad a cada uno de los dos sectores que se habían formado dentro de la institución para salir bien librado. Al bloque mayoritario, porque le permitía alcanzar su objetivo de elegir Fiscal y de desempeñar un papel decisivo en la elección. Y al minoritario, porque se salió con la suya al lograr una nueva terna.

Para hacer viable la elección se necesitaba, además, buscar fórmulas para destrabar la mecánica. En principio, una elección entre los 18 magistrados vigentes, para alcanzar una mayoría de 16 -equivalente a las dos terceras partes de los miembros de la corporación- seguía siendo prácticamente imposible desde el punto de vista aritmético.

El presidente Santos aprovechó un evento con la ex presidenta de Chile, Michelle Bachelet, a mediados de noviembre -en el que coincidió con el presidente encargado de la Corte, Jaime Arrubla- para discutir el tema de una manera informal y exploratoria. Al final, se planteó un esquema que incluyó varios pasos. Primero, declarar la viabilidad de la nueva terna por parte de la Corte. Y segundo, llevar a cabo en bloque todas las elecciones pendientes: las de cinco magistrados, el presidente en propiedad de la entidad y el Fiscal. Una comisión accidental, con magistrados de las tres salas, se encargó de buscar un acuerdo para asegurar la elección.

Un punto fundamental fue definir que se adoptaría una nueva interpretación del reglamento, según la cual las dos terceras partes requeridas no se calculan sobre la totalidad de los miembros de la corporación, sino sobre los que están actuando. En ese sentido, no se necesitaban 16 votos sino 12 para elegir al Fiscal. También se habló de respetar la voluntad mayoritaria y cerrar filas en favor de quien, en la primera votación, tuviera más apoyos.

En principio, los cálculos entre los especialistas indicaban que las mejores posibilidades caían sobre las espaldas de los dos hombres: Esguerra y Arrieta, porque habían estado más cerca del sector justicia. El primero tenía cierto favoritismo por las afinidades personales y familiares con la rama -su padre fue presidente de la Corte- y el segundo había sido Procurador General. Sin embargo, las acciones de Arrieta bajaron cuando varios medios difundieron declaraciones suyas en el programa Hora 20 en las que se refería al escándalo del DAS (que afectó a la Corte y cuya investigación está en manos de la Fiscalía) como "básicamente puros chismes".

Sin embargo, se repitió la historia del 26 de julio de 1994. Ese día la Corte escogió a Alfonso Valdivieso, a partir de una terna que también compartía con Juan Carlos Esguerra y Carlos Gustavo Arrieta. Entonces, igual que ahora, se daba por descontado que la elección final sería entre estos dos últimos, pero al final triunfó Valdivieso. La semana pasada Viviane Morales ganó con 12 votos contra 4 de Esguerra y 2 de Arrieta. El núcleo de la docena que votó por Morales fue el mismo bloque de magistrados que varias veces estuvo a punto de elegir a la candidata Cabello, mientras que el ala minoritaria -considerada la línea dura contra Uribe- se inclinaba por Esguerra. Uno de los que formaron parte de este último grupo -Gustavo José Gnecco-, se sumó sin embargo a las filas de Viviane Morales, de quien fue compañero de universidad .

Varias razones explican que la Corte Suprema nuevamente haya optado por el 'palo', en cabeza de Morales. La primera de ellas tiene que ver con las presentaciones que hicieron los tres candidatos ante la sala plena de la corporación, el día de la elección -el miércoles primero de diciembre- en la mañana.

Las tres fueron de muy buen nivel y, de hecho, no tuvieron diferencias de fondo, sino de matices y de énfasis. El punto principal de los planteamientos tuvo que ver con la congestión de la justicia, la lentitud de los procesos y la necesidad de una mejor gerencia. Sin embargo, el tono y el estilo sí fueron diferentes. A Viviane Morales le sirvió su experiencia política y su capacidad para medir la audiencia, y agregó elementos sobre las luchas que ha librado en la vida, y hasta invocó a Dios. Esguerra habló como un profesor y Arrieta fue demasiado técnico, mientras que la nueva Fiscal tocó fibras sensibles de los magistrados, como su compasión.

Es posible, sin embargo, que varios de los votos estuvieran definidos antes de la audiencia en la que se presentaron los tres candidatos. Y en la alineación de la mayoría en favor de Viviane Morales influyeron aspectos de forma y de fondo. A la Corte le gusta dar muestras de independencia y prefiere a los candidatos que no se consideran favoritos. Eso favorecía a la única mujer del grupo. Y algunos analistas consideran que a Morales le sirvieron su pasado parlamentario y sus vínculos políticos. Aunque a la salida de una entrevista conjunta con Yamid Amat en CM& los tres aspirantes hablaron de que contribuirían a que la elección fuera de altura y para ello no harían lobby ante los magistrados, no se puede descartar que amigos congresistas de Morales hayan hablado en su favor con magistrados con quienes tienen relaciones de amistad o que provienen de la misma región del país.

Lo cierto es que la elección de Viviane Morales le pone fin a una situación inconveniente y crítica, y por eso ha sido recibida con beneplácito. El tono conciliatorio de sus primeras entrevistas, su capacidad verbal y el hecho de ser mujer han contribuido a la buena acogida que ha tenido en los medios. En el gobierno consideran que la elección de Fiscal era un último peldaño necesario para consolidar la paz política y la normalización institucional. En la Corte se percibe que hay una oportunidad para voltear una página que no siempre fue feliz.

No faltarán las demandas contra la elección, para cuestionar la legalidad del cambio de la terna o la modificación de la interpretación del reglamento sobre la manera de cuantificar la mayoría calificada. Pero hay Fiscal, después de 16 meses, y a partir de enero, cuando se posesionará Viviane Morales, las miradas estarán concentradas en la nueva etapa que se inicia para la historia de la Fiscalía General de la Nación, en manos de una mujer.