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HABLA EL MITI

Los ministros del 'miti miti' fueron llamados a juicio por la Fiscalía. Rodrigo Villamizar da su versión sobre el escándalo que le costó el puesto.

23 de noviembre de 1998

En una reunión con varios de sus allegados, pocos días antes de terminar su administración, Ernesto Samper comentó que el peor escándalo de los muchos que afrontó su agitado gobierno había sido el que se conoció como el 'miti-miti', relacionado con la adjudicación de emisoras en FM. Hoy dos de sus ministros, Saulo Arboleda y Rodrigo Villamizar, de Comunicaciones y Minas, respectivamente, se encuentran privados de la libertad y llamados a juicio. Uno de ellos, Villamizar, decidió hablar por primera vez para contar su versión de los hechos.
Semana: ¿Cómo se enteró del escándalo y cómo se produjo su renuncia?
Rodrigo Villamizar: Salí de Colombia el 29 de junio de 1996, porque el primero de julio me operaban en Houston. La operación que me hicieron fue radical y cubrió la próstata, el duodeno y el colon. Era una intervención que requería por lo menos de seis semanas de total quietud, por lo que permanecí unas tres en Houston y luego me trasladé a la Florida. Después de esas seis semanas me reincorporé al Ministerio, pero todavía estaba muy débil. Recuerdo que el jueves o viernes anterior al domingo en que salió la grabación regresaba de Arauca con el presidente cuando me comentó sobre el rumor que circulaba respecto de una grabación que iban a sacar, pero no me explicó de qué se trataba. Así, sin la más mínima idea de nada, me fui con mi familia a Pacho, donde tengo una casa. El domingo por la noche recibí una llamada sorpresiva de Juan Mesa, quien estaba en Cartagena, y me contó que efectivamente ya se había filtrado una conversación mía con el ministro de Comunicaciones cuando yo estaba convaleciente en el hospital de Houston. De inmediato regresé a Bogotá y redacté el comunicado en el que dije que iba a responder por todo. El lunes por la mañana fui al Palacio de Nariño y me reuní con el presidente a solas. Después él se reunió conmigo y con Arboleda y expresé mi voluntad de retirarme. Entonces renuncié. Semana: ¿El presidente le dijo que se quedara?
R.V.: Sí, me dijo textualmente que yo me podía quedar, que no iba a ser fácil, pero que estaba dispuesto a respaldarme. Le recordé que mi estado de salud no era el mejor, que yo estaba muy cansado, muy presionado, que esto me había tomado por sorpresa, que el escándalo tenía unas proporciones inmanejables y que por esas razones bajo ningún punto de vista me quedaba.
Semana: ¿Cómo comienza el escándalo? ¿Por qué aparece Mario Alfonso Escobar, o 'Mao'?
R.V.: A Mario Alfonso Escobar lo conozco desde que era niño. Jugábamos fútbol. El se fue haciendo muy famoso en el campo deportivo. Lo dejé de ver desde que salí de la Universidad del Valle, donde terminé como ingeniero. Estuve viviendo fuera del país cerca de 10 años y le perdí la pista. Un día lo volví a ver y me pidió que nos reuniéramos. Después me llamó y le dije que fuera al club El Nogal, que allá lo recibía. En ese lugar yo hacía la mayor parte de las reuniones formales del Ministerio. Hacía ejercicios temprano y citaba allí a las juntas directivas. Finalmente nos reunimos con Mario Alfonso en el club y básicamente me planteó lo siguiente: "Tengo información de que la mía es la mejor propuesta, pero como yo soy negrito me van a volver a dejar por fuera porque esta licitación la han declarado desierta dos veces y el problema en Cali es que hay poquitas emisoras y muy buenos proponentes. Por qué no le dice al ministro Arboleda lo siguiente: estoy dispuesto a ceder el 50 por ciento de mi participación para que se distribuya entre otros ganadores, siempre y cuando no me dejen por fuera". A la petición de Mario Alfonso Escobar se sumó la de Lucía Madriñán, entre otras, quienes me pidieron que le comentara al ministro Arboleda que si algo se podía hacer al respecto. Cuando lo hice, me dijo que lo de las FM seguramente se decidía al cara y sello.
Semana: Usted se refiere a que 'Mao' quería ceder el 50 por ciento de una emisora que él creía le pertenecía. ¿Quiénes conformaban el otro 50 por ciento?
R.V.: Me mencionaron algunas emisoras, en unas de las cuales uno entendía que la gente no aparece porque usted sabe que los empleados públicos no pueden aparecer en las emisoras. Pero había gente que era o del grupo político de Carlos Holmes o del grupo político del alcalde o de otro político del Valle. De modo que de alguna manera había una persona o más personas ayudándoles a ver si les dejaban una emisora.
Semana: Pero quizá la parte más escandalosa, aparte del miti-miti, es cuando ustedes hablan de los amigos del presidente...
R.V.: La otra mitad de la conversación, el otro miti del miti-miti mencionaba lo de los amigos del presidente. A mí me preguntaron muchísimas veces en la Fiscalía y en la Procuraduría que qué tenía que ver eso con lo de los amigos del presidente, que si había gente que quería ser favorecida por ser amigos de Samper. La verdad es que yo entendía, y así lo he explicado, que las personas que habían quedado de finalistas para ganar una emisora tenían la característica _y esto lo he visto ratificado por las declaraciones que el ministro Arboleda ha dado dentro del expediente_, que la gente que había quedado allí eran personas profesionales, que se habían portado muy bien y que habían sido muy favorables al gobierno. Yo entendía que los amigos del presidente eran la gente que no estaba conspirando contra el gobierno, gente que estaba dispuesta a colaborar de alguna manera para que se conociera lo que el gobierno estaba haciendo. Es decir, ayudarle a la gente que ayudaba al gobierno, que coadyuvaba a que las cosas funcionaran bien.
Semana: Pero el contenido del casete es muy escandaloso...
R.V.: El contenido del casete no me preocupa en lo más mínimo. Mire, desde el principio dije estar dispuesto a dar toda la información porque creo que ahí no hay nada ilícito, nada ilegal. Creo que me equivoqué, que fue un error. Creo que ocurrió en un momento de histeria muy complicado, que hizo que esto se volviera finalmente una bomba. Si yo salgo de un restaurante y alguien pasa con una bandeja y se la tumbo y le quiebro los platos, pues le pido disculpas. ¿Quiere decir esto que soy culpable de tumbar la bandeja? Probablemente no. El país interpretó que había dos ministros quién sabe en qué tipo de actividades. Además fue el momento de más bajo apoyo general de la población. Así lo decían las encuestas. Se hablaba de golpes de Estado, se hablaba de que el presidente no terminaba. Cuando se juntan tantos ingredientes con una cosa como esta la repercusión es la más desafortunada. En un contexto diferente este evento no me hubiera tumbado. Se hubiera hecho la investigación a ver qué pasó, si el ministro estaba recibiendo plata o emisoras, o estaba haciendo una cosa personal para él, o por el contrario estaba haciendo lo que creo que hacen los funcionarios públicos todos los días: dar recomendaciones.

Semana: ¿Usted sabe quién hizo la grabación?
R.V.: Hasta ahora no tengo el primer informe de quién hizo la grabación, qué la motivó. Al comienzo pedimos que se hiciera una investigación. Han pasado 17 meses y todavía nadie sabe qué pasó allí. Arboleda tenía varias versiones que apuntaban a que él era el objetivo de las grabaciones. Estoy convencido de que interceptaron el conmutador del Ministerio de Comunicaciones. La información que nos dieron inicialmente es que se había grabado a través de unos equipos instalados en el Ministerio. Creo que quienes grabaron la conversación lo que estaban era pescando y se encontraron con una situación que reunía todos los ingredientes del escándalo. Medios de comunicación, donde existen sensibilidades muy grandes porque entiendo que eran 670 proponentes para escoger algo más de 80, y un gobierno con las dificultades que todos conocemos. Sin embargo se pescó y se sacó una evidencia que puesta en un contexto totalmente diferente al que yo creo que era, que era una gestión normal, cotidiana _no estoy diciendo que aconsejable_, estoy seguro que no tenía nada de ilegal.
Semana: ¿Por qué las referencias a Hidromiel y a su hermano en la conversación?
R.V.: Arboleda estaba interesado en el proyecto de Hidromiel desde que estaba en Asomedios. Había llevado un grupo de empresarios y me pareció lo más normal que me preguntara, así como tantos otros lo llaman a uno y le dicen cómo está la cosa de este u otro proyecto, qué está pasando aquí, se puede ayudar, no se puede ayudar, lo que sea. Con respecto a mi hermano, el asunto es que tres meses antes de mi renuncia salió una carta de Juan Manuel Santos haciendo una gran denuncia sobre la Caja Agraria. Cuando escuché eso pensé que lo primero que iban a mirar era quiénes estaban allá y si había hermanos de ministros. Entonces le pedí el favor a mi hermano de que se retirara de la Caja, pues él trabajaba allá. Entonces se quedó desempleado por sugerencia mía. Por eso me pidió el favor de que si yo le podía ayudar a que le dieran una oportunidad en alguna entidad. El creía que en Telecom había posibilidades, que se podían presentar exámenes, pero que eso era muy restringido por las entrevistas. De esta manera le pedí a Arboleda que mirara la posibilidad de conseguirle un puesto en Telecom.
Semana: ¿Cuándo fue la última vez que habló con Samper?
R.V.: Hace tres días. Nosotros hablamos un par de veces a la semana. Me contó que está llevando los hijos él mismo manejando el carro. Sé que tiene una casa en las afueras de Madrid. Tuve la oportunidad de hablar con Antonio José Cancino, que lo estaba visitando en ese momento. Conversamos un poco sobre los problemas del país. El está muy bien informado. Sabe cómo va la negociación de paz, la economía, el orden público.
Semana: ¿Usted pensó en algún momento que Samper se iba a caer?
R.V.: Sí, hubo un momento en que creí que él iba a renunciar. Era tanto el peso sobre él y tanta la soledad... los que teníamos un poco más acceso veíamos a una persona realmente sola, con un drama gigantesco por dentro, tratando de ponerle buena cara y chistes a la cosa por fuera. Yo le pregunté en dos oportunidades. Me acuerdo después del retiro de Perry, cuando él me llamó a pedirme que muy rápidamente solucionáramos el problema de Hacienda. En ese momento José Antonio Ocampo estaba en Inglaterra. Entonces yo hice unas cuatro, cinco llamadas esa noche hasta que finalmente, como a las cinco de la mañana, logramos que se comprometiera con el Ministerio. Para Samper era muy importante mostrarle al país que la solución era rápida, que no quedaban vacíos. Le pregunté que si en algún momento renunciaría. Me dijo que no le faltaban ganas, pero que lo peor que podía hacer, me lo dijo varias veces, era renunciar. Nunca le sugerí que lo hiciera, pero si yo hubiera estado en esa posición hubiera renunciado. No me hubiera aguantado.
Semana: ¿Usted alguna vez sintió que Samper lo había engañado?
R.V.: Nunca. Voy a decir una cosa que no es muy popular, pero conozco a Samper hace más de 25 años. El es una persona que no solamente da todo para que uno trabaje, es que su espíritu hace que la gente tenga que asumir las responsabilidades. Parte del problema del miti-miti a mi juicio, es porque un ministro no muy conocedor del estilo del presidente se sintió en un momento determinado inseguro de tomar decisiones, porque con el presidente Samper uno toma las decisiones. Cuando leí que él había dicho con relación a lo del ingreso de los dineros a la campaña "que a mí no me cuenten", esa ha sido su actitud toda la vida. "A mí no me tienen por qué contar, ustedes hagan y ustedes respondan", estoy seguro que eso fue lo que dijo el presidente. Y ese fue su pecado. Confió y dejó que los otros hicieran y respondieran. Nunca he dudado que lo que le faltó al presidente fue haber cambiado esa bendita actitud, ese exceso de confianza.
Semana: Conociendo los últimos episodios de su vida lo que queda claro es que le cayeron todos los problemas encima...
R.V.: Sí. Perdí a mi mamá y a mi hija en un período de tres meses. Perdí la salud y varios órganos de mi cuerpo. Perdí mi puesto y perdí la reputación, que era lo que más había cuidado en toda la vida. Me gusta la academia, por eso quiero cambiar definitivamente mi vida. Me gusta escribir, estoy terminando un libro y estoy escribiendo una novela en inglés sobre el drama de los latinos en Estados Unidos.