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¿Habrá móvil?

Distintas teorías sobre el móvil del atentado del jueves, incluida una en el sentido de que no hubo razón ni objetivo específicos, distintos del terror mismo.

17 de mayo de 1993

INTELIGENCIA ¿Habrá movil?
UN HONGO DE HUMO espeso y de color plomizo se levantó hacia el cielo de Bogotá. Eran las 2:35 de la tarde del jueves pasado y otra vez el fantasma de la muerte y la desolación se paseó por la capital, con su secuela de 10 muertos, más de 100 heridos y la destrucción de centenares de locales comerciales, oficinas y apartamentos.
En medio de ese escenario de muerte y horror; el Gobierno nacional señaló a Pablo Escobar como el responsable directo de esta nueva tragedia. La acusación del Gobierno se basó en informaciones de inteligencia recogidas por las autoridades en Medellín. Desde hacía dos semanas los organismos secretos habían iniciado un vasto operativo en Bogotá, pues había serias pistas sobre un posible atentado en la capital. Informantes que se entregaron a las autoridades manifestaron que la acción terrorista se iba a llevar a cabo en semana santa. Por esa razón fueron dictadas una serie de medidas para proteger las iglesias y los centros religiosos de la ciudad, que por esos días estuvieron atiborrados de feligreses. En las entradas a la capital, el Ejército instaló retenes las 24 horas del día para requisar los vehículos que entraban a la ciudad. Al concluir la semana mayor sin atentado alguno, todo pareció indicar que el dispositivo desplegado había surtido efecto .
Sin embargo el control no pudo ser tan efectivo el domingo 11 de abril, cuando los bogotanos regresaron de las vacaciones de la semana mayor y a la ciudad ingresaron cerca de 140 mil vehículos. Las autoridades señalaron que los terroristas aprovecharon la operación retorno para poder introducir la dinamita a la ciudad y luego armar el carro bomba que estalló el jueves en el norte de la capital.
En cuanto a las motivaciones específicas que pudo haber detrás del más reciente atentado del cartel, los organismos de seguridad barajan tres hipótesis. La primera de ellas tiene que ver con la muerte de dos abogados al servicio de los lugartenientes del jefe del cartel de Medellín que están detenidos en la cárcel de Itagúí. Se trata de Juan David Castaño López y de Victoria María Muñoz Roque, quienes representaban legalmente a Carlos Alzate Urquijo, alias el Arete. El asesinato ocurrió el 5 de abril cuando tres hombres que se movilizaban en un carro particular interceptaron el taxi en el que se desplazaban los dos abogados y les dispararon indiscriminadamente.
La segunda hipótesis tiene que ver con las dos últimas órdenes de captura expedidas por la Fiscalía General de la Nación contra Pablo Escobar.
El pasado 13 de abril la Fiscalia responsabilizó al jefe del cartel de Medellín del secuestro y muerte de Lisandro Ospina Baraya, y con ello replanteó los términos de lo que podría ser la negociación de la pena que le cabría a Escobar si vuelve a entregarse, pues el secuestro de Ospina Baraya es posterior a la nueva ley antisecuestro que duplicó hasta 60 años la condena por este delito. La otra orden de captura se expidió por los carros bomba que explotaron en Bogotá entre enero y febrero, y que dejaron 25 muertos y más de 150 heridos.
La tercera y última hipótesis que tienen las autoridades sobre el porqué de la reactivación del terrorismo por parte de Escobar tiene que ver con el traslado de algunos de sus hombres más cercanos de la cárcel de máxima seguridad de Itagúí a diferentes prisiones, en virtud de información de la Fiscalía sobre la supuesta planeación de actos delictivos desde la prisión de Itagúí.
También algunos oficiales han señalado una serie de coincidencias en los últimos atentados terroristas ocurridos en Bogotá. Uno de ellos tiene que ver con el carro bomba de la calle 16 con carrera 9a. que explotó el pasado 30 de enero. En esa ocasión los terroristas trataron de introducir el vehículo cargado con 100 kilos de dinamita a los sótanos del edificio de la Cámara de Comercio de la capital. El carro bomba del jueves explotó a escasos 40 metros de la sede norte de la Cámara de Comercio. Hasta el momento no pasa de ser una simple coincidencia y las autoridades no tienen ninguna evidencia del porqué los dos atentados terroristas han sido muy cerca de las sedes de este organismo que aglutina al comercio organizado ie Bogotá.
Pero lo que tampoco hay que olvidar es que el cartel no necesita de ninguna excusa ni de ninguna coyuntura específica para ordenar este tipo de atentados. Como lo afirmó un alto oficial del Bloque de Búsueda "de Escobar cualquier cosa se puede esperar. Cuando más arrinconado está y más aislado se encuentra, realiza los actos más demenciales quizá con la remota esperanza de que un día, el país finalmente se le someta".-