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E C O N O M I A

¿Hacia un nuevo modelo económico?

Mientras el neoliberalismo está en sus últimas es necesario buscar modelos de capitalismo alternativos que permitan manejar los nuevos e inciertos desafíos de la globalización en el próximo milenio.

Luis Jorge Garay
10 de enero de 2000

Los cambios que anuncian las fuerzas sociales, económicas, tecnológicas y geopolíticas que han impulsado el proceso capitalista de globalización permiten vislumbrar transformaciones fundamentales en el capitalismo en el próximo milenio. Se podría incluso pensar no sólo en la superación del modelo neoliberal imperante hoy en día, sino además en el surgimiento de nuevas formas de organización social y política bajo éticas y principios de relación social que están por ser creadas por la humanidad.

La globalización es un proceso social que ha hecho que la geografía haya ido perdiendo la importancia natural que tenía en los arreglos social y cultural, posibilitando la progresiva aproximación en la comunicación de los seres humanos entre sí, reduciéndose obstáculos como nacionalidad, raza, religión, etcétera, gracias al impulso de las fuerzas de índole tecnológico, social y político que le dieron origen.

Sin embargo, las contradicciones, conflictos, mutaciones y requerimientos de la evolución y transformación del sistema social que se producen a medida que se profundiza el proceso de globalización capitalista dan lugar a riesgo, ambivalencia, complejidad, desorden y contingencia en todo tipo de arreglo social prevaleciente.

La globalización no es solamente un proceso económico. Es un proceso integral que se reproduce en esferas determinantes de la dinámica social: la económica, la política y la cultural.

Existen modelos alternativos para la administración de la globalización. El imperante hoy es el neoliberal, que caracteriza la etapa actual del capitalismo. Su perdurabilidad está puesta en duda por la creciente exclusión social y agudización de conflictos que tiende a reproducir, consecuente con la dinámica a la configuración de una ‘sociedad global’ fraccionada, desigual, excluyente y diferenciadora, constituida por grupos relativamente amplios de las sociedades desarrolladas y de sólo determinadas élites privilegiadas de otras sociedades no hegemónicas. Además, sobresale una seria contradicción interna al mismo modelo por ser hostil a la tradición en el ámbito económico —ya que las fuerzas del mercado y el individualismo agresivo tienden a arrasar las tradiciones— y, a la vez, ser defensor irrestricto de la tradición en los ámbitos político y cultural —en temas como los de la familia, la religión, el género—.



Modelo en agonía

Otra de las razones explicativas de la incierta perdurabilidad del modelo neoliberal reside en la ausencia de un verdadero mercado en países en desarrollo, dado que éste es una institución social que requiere de la instauración de valores, principios, normas, comportamientos y condiciones (de libertad efectiva de escogencia y soberanía de los agentes económicos) íntimamente compatibles con los postulados de la racionalidad neoliberal de la competencia. Más aún, la adecuación y regulación del mercado se hace necesaria en presencia de ‘fallas’ en la competencia y en la medida en que se reproduzcan inequidades y perjuicios ‘injustificados’ sobre países, ciudadanos y agentes —en términos económicos y morales— a la luz de criterios socialmente acogidos de justicia distributiva.

En países en desarrollo la recurrencia de crisis económicas (de índoles financiera y productiva), la agudización de los problemas de desigualdad y de exclusión y las dificultades para alcanzar estabilidad económica, crecimiento sostenido y una inserción creativa al mercado mundial para la mayoría de ellos, han exigido ajustes al modelo referidos principalmente al reconocimiento de la importancia de reforzar el desarrollo institucional, político y social (en campos relacionados, por ejemplo, con el régimen democrático, la administración de justicia, la educación y la salud) y de regular con rigor ciertos mercados (como es el caso de la reforma de la arquitectura del sistema financiero internacional para enfrentar problemáticas como la de la movilidad internacional de capitales de corto plazo). La ampliación de la brecha entre países hegemónicos y países del Tercer Mundo y la propia evolución del capitalismo central también llevarían a imponer importantes modificaciones en la administración de la globalización



Un nuevo camino

En los países desarrollados la evolución del capitalismo está alterando de manera fundamental las relaciones entre el capital y el trabajo no sólo a nivel de los procesos de producción sino también en el mercado laboral, con la creciente movilidad del trabajo, las nuevas formas de vinculación para la prestación de servicios a la empresa (mediante la realización de trabajos de tiempo parcial, no permanente y de contratación externa de servicios calificados como prácticas de creciente uso) consecuentes con la asunción individual por parte de estos tipos de trabajo de al menos algunos riesgos asumidos tradicionalmente por el capital (por ejemplo, seguro de desempleo ante la incertidumbre en la estabilidad laboral, calificación requerida para la movilidad laboral, seguridad social y prestacional).

Para evitar un perverso desequilibrio de fuerzas entre el capital y el trabajo se requeriría del establecimiento de un nuevo contrato social para las relaciones laborales, diferente al que se instauró en la segunda posguerra, con relevancia especial en el caso de Estados Unidos.

En el caso de Europa Occidental la globalización neoliberal impone adicionalmente serias contradicciones y conflictos al ordenamiento social desarrollado bajo el Estado benefactor, ante la exigencia de reducción de costos laborales directos y prestacionales en la búsqueda de mejorar su competitividad sistémica a nivel internacional.

En aras de preservar en lo posible la seguridad social alcanzada y de mantener un cierto papel regulador y social del Estado (a la luz de las nuevas realidades en sociedades modernas ante cambios en instituciones como la familia, las relaciones de género y, entre otras, las nuevas formas de asunción de riesgos generalizados), se ha venido buscando el desarrollo de opciones diferentes al modelo neoliberal básico.

De este tipo de problemáticas enfrentadas por el sistema capitalista surge la necesidad de reflexionar no sólo sobre modelos alternativos para la administración de la globalización, sino además sobre regímenes novedosos con respecto al capitalismo de mercado conocido hasta ahora.

Del rumbo que siga el ordenamiento económico, político y social a nivel mundial, de la profundización de la tecnología informática, del impacto de la revolución biogenética, y de la ampliación del conocimiento de problemas que atañen a la humanidad como un todo (como es el caso de los derechos humanos, de los medioambientales, entre otros) dependerá la eventual conformación de una conciencia reflexiva y deliberante cada vez más generalizada que pueda permitir el desarrollo integral del ser humano.