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HASTA EN LAS MEJORES FAMILIAS

El debate electoral divide a padres e hijos y a tíos y sobrinos, no sólo en los hogares de los colombianos del común, sino entre la clase política.

10 de noviembre de 1997

En los negocios, como en la política, hay quienes piensan que es preferible no tener lazos familiares. Y más cuando se trata de definir quién tiene el derecho a heredar las ideas y los votos del líder familiar que años atrás engrandeció el apellido. El ejemplo más reciente se presentó el lunes de la semana pasada cuando Carlos Lleras de la Fuente apoyó a Enrique Peñalosa como futuro alcalde de Bogotá y no a su sobrino Enrique Vargas Lleras.Hace tres años, cuando Lleras de la Fuente también estaba de candidato a la Presidencia, los tres sobrinos Vargas Lleras, Enrique, Germán y José Antonio, respaldaron a Ernesto Samper porque, según Enrique, en su familia "cada quien hace lo que le provoca". Pero los Lleras no fueron los primeros en delimitar sus territorios familiares en lo que a alcaldías se refiere. Dos meses antes que ellos, el hijo de Luis Carlos Galán había venido desde Washington para decirle al país que su candidato era el ex ministro Rudolf Hommes y no su tío Antonio Galán. A la hora de las encuestas esta divergencia familiar poco importó: Hommes no subió y Galán tampoco bajó. Todavía no han salido las encuestas que midan los efectos de las diferencias entre los Lleras, pero lo que sí dejaron claro tíos y sobrinos es que, a la hora de votar, el hecho de llevar el mismo apellido no los convierte necesariamente en copartidarios políticos.El caso más legendario es el de los Santos. Hernando director de El Tiempo y tío de Juan Manuel, ha sido claro en manifestar públicamente su respaldo al candidato oficial del partido y en este caso, según las encuestas, Horacio Serpa parece ser el ganador en la próxima consulta de marzo. No se trata de un asunto personal. Los argumentos que ha esgrimido el director del periódico tienen que ver con que, según él, tener a un miembro de la familia Santos en la Casa de Nariño dificultaría mucho la labor del diario. En otras familias las discusiones no se presentan por quién puede ser el digno sucesor de algún ex presidente, pero sí por quién será el primero en conseguir un espacio político. En la familia de Jorge Cárdenas Gutiérrez, gerente de la Federación Nacional de Cafeteros, también se presentaron diferencias políticas relacionadas con las elecciones de octubre próximo. Cuando los conservadores buscaron a Mauricio Cárdenas como un posible candidato del partido pusieron en aprietos a los hermanos Cárdenas Santamaría. Patricia Eugenia, la hermana de Mauricio, ya había lanzado su candidatura al Concejo de Bogotá en una lista que respalda a Enrique Peñalosa. Cuando ella se enteró no le gustó mucho la idea y alcanzó a considerar la posibilidad de no seguir adelante con su candidatura. En ese momento los Cárdenas no hicieron públicas sus diferencias pero sí le tocó interceder al otro hermano, Jorge Hernán, actual decano de administración de la Universidad de los Andes y ex consejero presidencial de César Gaviria. Su consejo fue "en política es mejor no tomar las cosas a título personal". Para bien de la unidad familiar, Mauricio Cárdenas nunca se lanzó a la política. En cuanto a Patricia, los Cárdenas dicen haber descubierto en ella un talante político hasta este momento desconocido en el apellido.
Operación Avispa
En cuanto a las diferencias familiares sobre candidatos a la Presidencia hay quienes decidieron resolverlas repartiéndose estratégicamente en varias campañas. Por ejemplo, Luis Prieto Ocampo, gerente del Banco Cafetero en el gobierno de César Gaviria y muy cercano al ex presidente, tiene 10 hijos y tres de ellos colaboran actualmente en campañas políticas. Marcela, la menor, es una estudiante de ciencias políticas de Los Andes y lidera las juventudes en la campaña de Noemí Sanín. Roberto Prieto es el director administrativo de la campaña de Juan Manuel Santos y Mauricio Prieto Uribe trabajó en la pasada contienda electoral con Andrés Pastrana, y cuentan que va a repetir. Como si fuera poco, la esposa de Luis Prieto Ocampo, Marina Botero de Prieto, trabaja con Carlos Lleras de la Fuente. En cuanto a la cabeza de familia, circularon rumores sobre el respaldo de Luis Prieto al general Harold Bedoya, pero Roberto, el que trabaja con Juan Manuel Santos, se encargó de negarlo y de pedirle explicaciones a su papá. Hoy Prieto Ocampo sostiene que por invitación de Hernán Echavarría aceptó hablar en un homenaje para el general, a quien dice admirar y respetar profundamente por su sentido de autoridad, pero que no es miembro activo de su campaña. El que sí respalda la candidatura de Bedoya es el cafetero Gustavo Gaviria González, el papá, porque el hijo, Gustavo Gaviria Angel, está con Juan Camilo Restrepo. Lo más curioso es que ambos trabajaron en las campañas de César Gaviria y Luis Carlos Galán. En enero, cuando las campañas sean el pan de cada día, otra casa en la que las conversaciones de sobremesa estarán como para espionaje de cocinera será la de Juan Mesa, actual secretario privado de la Presidencia de la República. El, como es obvio, es profundo defensor del actual gobierno mientras su hermano, Gabriel Mesa, es furibundo pastranista y desde ya se prepara para trabajar en la campaña de Andrés. Aunque por cuenta de estas diferencias son varias las familias que han tenido en su seno acaloradas discusiones que en algunos casos han llegado a distanciarlos temporalmente, todos aseguran que se trata de calenturas pasajeras y que muy posiblemente terminada la contienda electoral todo volverá a ser como antes. Después de todo, la sangre siempre hala.