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Catalina y Francisco Uribe Noguera

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Hermanos Uribe Noguera: ¿Culpables o inocentes?

La Fiscalía cree lo primero, la Procuraduría lo segundo. Después de dos años de la telenovela de terror sobre el asesinato de la pequeña Yuliana Samboní el gran interrogante es ¿cómo fallará el juez en el caso de Catalina y Francisco? Crónica judicial de una tragedia.

30 de junio de 2019

La acusación inicial de la Fiscalía contra los hermanos de Rafael Uribe Noguera era muy grave. Dos días después del atroz asesinato de la menor Yuliana Samboní, el propio fiscal Néstor Humberto Martínez aseguró que “la Fiscalía General no va a permitir que se obstruya la justicia, la escena del crimen fue manipulada y he instruido a los fiscales para que judicialicen a los terceros que están intentando obstruir la acción de la Fiscalía”. Esto dio pie a especulaciones macabras como que los hermanos ayudaron a esconder el cuerpo de la menor, ocultaron la ropa o que incluso buscaron eliminar huellas dactilares dentro del apartamento.

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En el transcurso del proceso a la Fiscalía le quedó claro que no hubo manipulación de la escena del crimen y en consecuencia solo se le imputaron dos cargos a los hermanos: encubrimiento por favorecimiento y destrucción de material probatorio.

La Fiscalía acusa a los hermanos de dos cargos que podría implicarles una pena mínima de 4 años de cárcel y máxima de 12.

La semana pasada, durante la audiencia de alegatos de conclusión, la Fiscalía precisó que el delito que se les endilga no radica en no haber denunciado a su hermano, tampoco en no haber alertado a las autoridades, ni en rendir falso testimonio en relación con los hechos que pudieron conocer. La acusación se centra en que con base en el conocimiento que ya tenían sobre la búsqueda de la niña por parte de las autoridades, decidieron internar a Rafael en una clínica psiquiátrica y, adicionalmente, decidieron eliminar la aplicación de WhatsApp del celular de él, que podía contener información valiosa para la investigación.

Catalina Uribe Noguera es historiadora y madre. Ella como su hermano Francisco han dicho que la tragedia les impactó además porque Yuliana Samboní tenía la edad de sus propios hijos. Cuando llegaron al hospital, Francisco le gritó a su hermano: “¡Usted se cagó la vida, se va a morir en la cárcel”.

Según la cronología de la Fiscalía desde que se encontraron con Rafael a las 3:30 p.m. en el edificio Equus 66 hasta que notificaron a las autoridades al final de la tarde, “les dio tiempo suficiente para que cuando se conociera el paradero del cuerpo de la menor y el lugar donde estaba la camioneta, Rafael no respondiera por sus actos ante las autoridades y así garantizar la impunidad de los hechos”, dijo la fiscal delegada durante la audiencia para argumentar la responsabilidad penal de los hermanos en el supuesto encubrimiento.

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La fiscal aseguró que, si bien Catalina y Francisco estaban amparados por el artículo 33 de la Constitución que los exime de la obligación de denunciar a un familiar, las actuaciones que adoptaron estaban encaminadas a eludir la acción de las autoridades. En plata blanca, para el ente acusador, no estaban obligados a denunciar, pero “sí les era exigible comportarse de manera diferente. Uno escucha el ‘¿usted no sería capaz de hacer eso por su hermano o por su mamá?’ pero es que eso no lo hace menos delito”, añadió la Fiscalía.

Para la Fiscalía, los hermanos Uribe Noguera han debido acudir primero a las autoridades dado el hecho notorio de que su hermano Rafael podría estar involucrado en la desaparición de Yuliana, ya que para ese momento la camioneta en que él se movilizaba tenía relación con el rapto. Por otro lado, la decisión de los hermanos de haber eliminado la aplicación de WhatsApp de los celulares privó a la Fiscalía de información relevante para la investigación.

El juez 46 penal programó las audiencias de lectura del fallo y la sentencia contra Catalina y Francisco Uribe para el 26 de julio.

A la Procuraduría esa argumentación no le pareció convincente. Cuestionó las pretensiones de la Fiscalía y señaló que la investigación contra los hermanos “nació muerta”. En primer lugar detalló que para el momento en que Francisco y Catalina se enteraron de la búsqueda que realizaba la policía, no existía una orden de captura contra Rafael, por lo cual no estaban obligados a avisar sobre sus movimientos. Luego, para la procuradora delegada sí resulta claro que en el encuentro de los tres hermanos al interior del apartamento el estado de salud de Rafael era evidentemente anormal, lo cual justificaba la atención médica urgente para “garantizar su derecho a la dignidad humana, independiente de que haya sido el peor criminal”. Por ende, la delegada tampoco está de acuerdo con que su traslado a la clínica haya sido para “eludir a las autoridades”, pues horas después la policía llegó al centro médico “gracias a la información que aportaron Francisco y Catalina”.

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Penalistas como Francisco Bernate y Marlon Díaz comparten la posición de la Procuraduría. Para el primero hubo un “desgaste y una exposición a unas personas que realmente no actuaron para evitar que se hiciera justicia, sino por el contrario, hicieron lo que hubiese hecho cualquier persona en la misma situación. Si el caso se esclareció en cuestión de horas ¿cuál entorpecimiento hay, dónde se obstruyó la administración de justicia?, considera el penalista. 

Por su parte, el abogado Marlon Díaz expuso algunos argumentos jurídicos para demostrar la ausencia de responsabilidad penal de los hermanos Uribe Noguera. Frente al delito por encubrimiento, el penalista cree que con el solo hecho de la imputación se está vulnerando el derecho constitucional a no declarar en contra de sí mismo o de los familiares consagrado en el artículo 33 de la Carta Política. Además, señala que “no tenían que denunciar un hecho que ya estaba en investigación, el Gaula ya tenía la noticia, ellos no tenían que volver a denunciar”.

Frente al otro delito, la eliminación de la aplicación de WhatsApp del celular de Rafael y así mismo los chats que Francisco y Catalina tenían con su hermano en sus propios dispositivos, Díaz arguye que la Fiscalía cometió un error en la extracción de la información. “La información sí era recuperable, pero la Fiscalía no lo hizo, pues se apoyó en autoridades norteamericanas, que hicieron un resumen de lo que la Fiscalía les pidió”.

El edificio Equus 66, al norte de Bogotá, fue diseñado por el arquitecto Rafael Uribe Noguera. Este tenía allí un apartamento desocupado y fue en él que sus hermanos lo encontraron, y donde más tarde las autoridades descubrieron oculto el cadáver de la niña.

Todos estos argumentos coinciden con la estrategia jurídica de los defensores de los hermanos. Andrés Cadena, abogado de Francisco y quien fue el vocero más visible durante todo el proceso, resumió a SEMANA sus argumentos principales para desvirtuar los cargos de la Fiscalía.

En relación con el delito por encubrimiento da tres argumentos. El primero es que Catalina y Francisco no tuvieron la intención de eludir la acción de las autoridades, sino de buscar atención médica urgente para su hermano. Los dos médicos que lo atendieron testificaron ante el juzgado que cuando llegó a la clínica, Rafael estaba en grave peligro por una condición cardíaca aguda. Segundo, no había obligación constitucional de incriminar a su hermano por el principio de solidaridad íntima que hay entre familiares. Aunque la Fiscalía fue clara en que eso no formaba parte de la acusación, varios abogados consultados por SEMANA consideran que los cargos que les imputaron sí violan ese principio. Por último, retoma el argumento más fuerte que presentó la Procuraduría sobre la inexistencia de una orden de captura en contra de Rafael cuando Francisco y Catalina se encontraron con él.

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Ese argumento le dio un giro al caso. Si no había un requerimiento judicial en firme al momento en que Francisco y Catalina se enteraron de lo que sería el punto de quiebre en sus vidas, no existía la obligación de informar a las autoridades sobre la ubicación de su hermano o su traslado a un centro médico.

Al respecto Cadena, el abogado de Francisco, agrega: “Al día 4 de diciembre de 2016 no había ninguna restricción en contra de Rafael, ¿cómo puedo yo ayudar a eludir la justicia a alguien que no tiene ningún requerimiento”.

El crimen de la pequeña Yuliana Samboní impactó al país entero. La jueza del caso profirió por primera vez una sentencia por feminicidio. Rafael Uribe Noguera está purgando una pena de 58 años de cárcel, es decir el resto de su vida. 

Ahora bien, semanas después de la primera imputación en 2016, la Fiscalía añadió una nueva imputación porque “borraron información de los equipos en una investigación en curso”. En el transcurso del proceso la defensa ha buscado desvirtuar esa acusación. El abogado Cadena recuerda que la Fiscalía accedió a la celulares porque fueron los propios hermanos quienes los aportaron en el primer momento de la investigación. Y afirma que la información de los celulares nunca desapareció de los dispositivos, por el contrario, la información permaneció encriptada sin una aplicación que permitiera la visualización de los datos. Aunque no todo el mundo entendió esta explicación técnica, el abogado defensor remató su intervención diciendo en tono enérgico: “Ustedes, señores Fiscalía, no saben investigar”.

Según el penalista Nicolás Ortega, el elemento material probatorio no es la aplicación de WhatsApp per se, sino la conversación y los datos contenidos en ella y “un buen investigador en delitos informáticos podría recuperar esa información a través de otro visor distinto a WhatsApp”.

También llama la atención que, en pleno interrogatorio, el experto forense norteamericano de la agencia ICE que estuvo a cargo de la inspección de los celulares, revelara un dato que sorprendió al auditorio: que la Fiscalía pidió solamente buscar material de pornografía infantil en los celulares. Y que por lo tanto la agencia se limitó a ese mandato. Para los abogados de la defensa, por cuenta de ese error se podría dar sepultura a ese cargo. Por otra parte dentro de los equipos no se encontró nada relacionado con material pornográfico.

La parte humana

En un caso como este los argumentos humanos no son menos importantes que los jurídicos. Como Salud Hernández expresó en su columna en El Tiempo: “¿Cuál es su delito? ¿No saber cómo actuar cuando se entera de que su hermano hizo algo a una niña que todos andan buscando? ¿Creerle sus mentiras? ¿Ser incapaz de aceptar que Rafico pudiera ser un asesino? ¿Acaso existe un manual de pasos por seguir cuando su hermano secuestre, viole y mate a una niña de 7 años?”. Lo que Francisco y Catalina vivieron es algo para lo cual ningún ser humano está preparado. Es un evento súbito que cambia la vida de una familia para siempre. En esas circunstancias nadie sabe qué se debe hacer. 

En la pasada audiencia, el abogado de Francisco le dijo en tono enérgico a la fiscal: “ustedes, señores Fiscalía, no saben investigar”.

El dramatismo de esos momentos lo expresó Francisco durante su testimonio ante el juez en los siguientes términos:“Cuando íbamos camino a la clínica Monserrat, Rafael se agachó y pasitico me dice: ‘Le voy a contar la verdad, yo maté a la niña’. Me puse a llorar pasito, no quería que el taxista me preguntara qué estaba pasando. Me quedé en silencio. Cuando nos bajamos le dije: ‘¡Usted se cagó la vida, se va a morir en una cárcel!’”.

Rafael Uribe Noguera pasa sus días en la cárcel La Tramacua de Valledupar, junto a criminales como el monstruo de la soga y el asesino en serie Alfredo Garavito.

Una de las frases que más ha generado polémica de la última intervención de la Fiscalía fue la de que el propósito de internar a Rafael en la clínica era “garantizar la impunidad de los hechos”. Ante la forma como se desarrollaron los hechos no tienen mucho asidero. Francisco llamó a las autoridades cuando Rafael estaba en una cama de hospital bajo cuidado de los doctores. La justificación médica está ampliamente demostrada. Rafael había tenido problemas de drogadicción desde hace varios años. Cuando sus hermanos lo encontraron parecía un zombi, estaba pálido y sudoroso, ensimismado por los efectos del alcohol y las drogas. En el piso había charcos de aceite. “Eso era una vaina que...a veces se embadurnaba de aceite cuando se emborrachaba y drogaba mucho, eso era una tragedia”, explicó Francisco al juez. La Fiscalía halló en el mesón de la cocina una botella de aguardiente y rastros de cocaína. 

Dadas las anteriores circunstancias decir que se buscaba la impunidad y eludir la acción de las autoridades suena poco convincente. Al fin y al cabo no hubo intento de fuga y fueron los propios hermanos los que notificaron a las autoridades dónde se encontraba Rafael y los que condujeron a los investigadores hasta el apartamento donde más tarde hallaron oculto el cadáver de la niña.

Lo que sí hubo fue pánico, desconcierto y decisiones equivocadas durante la hora y media desde el momento en que encontraron a su hermano en el apartamento y salieron rumbo a la clínica.

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Lo que allí ocurrió es un misterio para el ente acusador. Más allá de las versiones que rindieron en juicio los tres hermanos, nadie sabe qué sucedió en ese capítulo de esta telenovela de terror. Probablemente nunca se sabrá. Hay situaciones íntimas en esas circunstancias que para personas ajenas al drama son difíciles de entender. Pero en todo caso la Fiscalía no tiene elementos materiales probatorios para controvertir las versiones de los hermanos Uribe Noguera.

Solo ellos saben lo que en realidad ocurrió allá adentro. Fue una escena dramática para la cual no estaban entrenados sobre cómo reaccionar lógica y racionalmente. Algunas de las actuaciones son erráticas y hasta sospechosas, pero eso, hasta que no se demuestre lo contrario, no constituye un delito.