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| Foto: Guillermo Torres

ENTREVISTA

¿Qué tanto le costará al país la sequía?

El exdirector del Ideam Ricardo Lozano explica por qué está sucediendo la sequía, cuál es su impacto y qué se puede hacer para prepararse.

19 de septiembre de 2015

Semana: El verano está produciendo graves estragos. ¿Qué está pasando?

Ricardo Lozano: En términos climáticos estamos ante una crisis de déficit de precipitaciones. Esto sucede por algo que se conoce como eventos de variabilidad climática extrema que reducen la cantidad de agua en el territorio. Los lugares más afectados por ese fenómeno son las regiones Andina y Caribe, donde vive la mayoría de la población colombiana.

Semana: ¿Por qué se produce la baja en las lluvias?

R.L.:
 Cuando se debilitan los vientos que van de América hacia Oceanía, se calientan nuestras aguas en el océano Pacífico. Eso hace que disminuya el porcentaje de agua en nuestro territorio lo que, en los periodos de menos lluvia, se traduce en sequía. Esta es una situación que estamos viviendo desde hace más de tres años con o sin fenómeno de El Niño.

Semana: ¿Y el fenómeno de El Niño?

R.L.: El Niño se declara fenómeno climático después de cinco periodos, cada uno de tres meses continuos, de calentamiento de las aguas del mar. Durante varios años hemos visto amagues de El Niño, pero hasta hace unos meses maduró y llegó. La agencia estadounidense NOAA (National Oceanic and Atmospheric Administration) lo declaró este año para 2015 y 2016. Se cree que puede durar entre ocho y 10 meses.

Semana: Los datos que han salido estos días son sorprendentes. Por ejemplo, se ha dicho que 312 municipios tienen riesgo de desabastecimiento de agua. ¿Esto por qué sucede?

R.L.: Esto ya es un tema aparte y es la forma como esos fenómenos afectan el territorio nacional. Ahí no solo hay que analizar el clima, sino el grado de conservación de nuestros recursos naturales. Lo más importante para poder enfrentar los embates del clima es proteger las cuencas de los ríos. Estas tienen una capacidad de resiliencia no solo a la ausencia o al exceso de precipitaciones, sino también al aumento de la temperatura. Esto que suena técnico es fundamental porque en este momento tenemos temperaturas casi dos grados por encima del promedio. Eso lo que hace es evaporar la humedad del territorio y secarla más.

Semana: ¿Y eso qué tiene que ver con el desabastecimiento?

R.L.: Todo. Si las cuencas que abastecen los acueductos están deterioradas y deforestadas no tendrán las condiciones propicias para enfrentar la reducción de las lluvias.

Semana: También se ha dicho que los precios de los alimentos van a subir…


R.L.:
Ya se están encareciendo. La inflación está en 4,5 por ciento y creo que no va a bajar porque hasta ahora comienza el fenómeno, porque se nos va a seguir extendiendo y porque los impactos van a ser mayores en diciembre, enero y febrero. Los campesinos no están sembrando por temor a perder sus cosechas y eso ha sido determinante para que aumente la inflación. Se dice que hay que apostarle al campo, pero vemos a los campesinos perdiendo sus cosechas. Las nuevas inversiones que vendrán en el posconflicto necesitarán una política de agua y cambio climático para el país.

Semana: Esto seguramente impactará mucho la economía.


R.L.: Los fenómenos de El Niño se traducen siempre en pérdidas económicas enormes: dos puntos del PIB cada vez que se presentan. En 2011 con La Niña se perdieron más de 11 billones de pesos en siete meses. Algo similar sucedió en El Niño de 1997 o en el de 1991 cuando tuvimos el apagón. Eso no puede seguirse repitiendo.

Semana: ¿Usted cree que habrá racionamientos de agua o energía?

R.L.: Claro. Ya más de 300 municipios están racionando y casi 600 tienen planes de emergencia. Y la situación apenas empieza. El Niño se llama así porque su etapa madura llega a final de año. Es muy probable que solo en las lluvias de abril recuperemos las precipitaciones. El impacto más  fuerte será en enero o febrero del próximo año. El Niño no inhibe que lleguen las lluvias de octubre y noviembre, pero sí le quita hasta el 50 por ciento de su cantidad. Por eso es importante aprovechar la poca agua que vamos a tener para enfrentar lo que se nos viene.  

Semana: Qué explica el gran número de incendios en estos días. ¿Se debe al clima o a la actividad humana?


R.L.: La sequía aumenta el riesgo de incendios. Muchos se producen por descuidos porque las personas dejan botados vidrios o materiales que al contacto con el sol generan incendios. Pero también muchos delincuentes aprovechan estas temporadas para hacer quemas.

Semana: Muchos lo recuerdan como director del Ideam pidiendo que el país se preparara para el invierno y luego para el verano. ¿Alguien sí se preparó?

R.L.: Todavía nos falta muchísima prevención. Hace falta que los sectores económicos planifiquen con base en los cambios del clima. No se puede concebir la agricultura sin pensar de dónde va a salir el agua y cómo conservarla. Lo mismo en el sector ganadero, en los embalses, en los acueductos, en la salud y la vivienda. Todos tienen que incluir la variable ambiente en su planificación. También hay que fortalecer la investigación y los institutos dedicados a esto como el Humboldt. Eso no se ha hecho y nos hace falta.

Semana: ¿Pero sí se puede planear ante un clima imprevisible?

R.L.: El clima no es casual. Se ha advertido de los periodos de sequía y los de lluvias. Se necesitan medidas de choque para prevenirlos. El cambio climático hará que sea cada vez más difícil saber qué esperar, pero sabemos que los fenómenos se hacen más intensos y más frecuentes. Su impacto está superando los registros históricos. Por ejemplo, julio pasado fue el mes más caluroso del mundo entero. Hay que entender que la condición actual es extrema. El cambio climático hará que vivamos más intensamente los inviernos y las sequías.