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El juez Ignacio Beltrán tiene a su cargo el juicio en el caso Colmenares. | Foto: SEMANA.

CASO COLMENARES

Este es el juez que tiene en sus manos la suerte de Cárdenas

Ignacio Beltrán tendrá que condenar o absolver a Carlos Cárdenas, a quien la Fiscalía relacionó con la muerte de Luis Colmenares.

28 de marzo de 2014

La seriedad y el tono fuerte con el que habla en las audiencias y fuera de ellas han hecho que al juez Ignacio Humberto Alfonso Beltrán se le reconozca su carácter. Este hombre que reparte justicia hace un año dice que solo se pronuncia en el estrado cuando tiene puesta la toga. No le habla a los medios de comunicación, pero tampoco se declara su enemigo, por el contrario, no tiene problema en que graben todo lo que pasa en sus audiencias. Estas son tan solo unas pinceladas del juez 27 penal del circuito con función de conocimiento de Bogotá, quien tiene la no fácil tarea de emitir un fallo en el juicio más importante que ha tenido la justicia en años, el caso Colmenares.

Alfonso no da pie para desórdenes en su audiencia y si alguien lo hace, no duda en mandar expulsarlo. Tiene muy claro que él es el que preside y manda en las diligencias. Es conciso, paciente y explica muy bien su metodología.

Pocos conocen más allá de su nombre y el cargo que desempeña, pues no permite que nadie se meta a escudriñar en su vida. Salió del anonimato cuando asumió el caso Colmenares. Ahora tiene una dura tarea: en junio deberá decir si Carlos Cárdenas es inocente o culpable de la muerte de Luis Andrés Colmenares. Por donde quiera que se le mire, su determinación causará amores y odios. Sin lugar a duda será el gran protagonista en el final del polémico proceso que ya cumplió tres años.

El juez, a sus 49 años tiene una larga y prometedora carrera en la rama judicial. Primero pasó por diferentes cargos en la Fiscalía, donde laboró por 19 años y luego, tras superar el concurso con destacadas calificaciones, llegó a ser juez desde hace cerca de un año. Es originario de Junín (Cundinamarca), una población a 103 kilómetros de Bogotá marcada por la tradición y la cultura. Es ese municipio siendo muy joven comenzó su vida académica en la Normal Departamental. Tiene estudios en derecho en la Universidad Católica de Colombia y en la Universidad Militar Nueva Granada. Es especialista en Ciencias Penales.

Quienes lo conocen dicen que fuera de la sala de audiencias es un hombre calmado, dicharachero y muy conversador. Aseguran que le gusta el fútbol. “Es muy serio, a veces pasa por malgeniado, pero muy correcto. Ha tenido una destacada carrera y sus decisiones son muy bien estudiadas. No da margen a equivocarse”, señaló uno de los jueces de los juzgados de Paloquemao en Bogotá.

Alfonso tuvo que excluir los ‘falsos testigos’ del proceso contra Cárdenas y estuvo al frente de largas jornadas del juicio que el jueves culminó. En esta última etapa escuchó a la Fiscalía en la cabeza de una de las mejores funcionarias que tiene esa entidad, Martha Lucía Zamora. Del lado de la defensa, otro de los grandes penalistas del país, el exfiscal general Mario Iguarán, y por las víctimas Jaime Lombana, considerado otro titán del derecho. Las pruebas por estudiar no son pocas y de su análisis dependerá la determinación que tome.

Debió sortear además la dificultad que representa para cualquier juez un caso tan publicitado, en el cual todo el tiempo las declaraciones van y vienen. Su gran reto fue el de no dejarse contaminar y poder decidir sólo con lo que se conoció en audiencia.

El 6 de junio próximo, justo el día en que se cumplen dos años de la vinculación formal de Cárdenas al proceso con la imputación en su contra por los cargos de soborno y homicidio agravado, los ojos de los colombianos estarán posados sobre la determinación que se tome.

Cárdenas tiene en contra un pedido de la Fiscalía y de las víctimas para que se le condene. Además de la estrategia de sus defensores para evitar la sentencia, cuenta con el ‘salvavidas’ que le lanzó el procurador Marlon Fernando Díaz. El representante del Ministerio Público con diversos argumentos, el más grande de ellos, la duda probatoria, pidió que se absuelva al joven. Así las cosas, la balanza está equilibrada. En materia numérica, se encuentran igualadas las cargas con un dos a dos.